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Señora Presidente

Lunes 07. La serie Commander in Chief, que se estrena en Colombia esta semana, anticipa una revolución en marcha en la política mundial: es muy probable que en 2009 la persona más poderosa del mundo no sea un hombre sino una mujer.

Natalia Carrizosa
12 de febrero de 2006

Theodore Roosevelt Bridges, el recién elegido presidente estadounidense, escogió a la atractiva independiente Mackenzie Allen como fórmula vicepresidencial para captar los votos de las mujeres. Pero cuando se prepara para su juramento como nuevo Presidente, sufre un aneurisma. "Tienes que renunciar", le dice a Allen antes de entrar al quirófano, "La América con la que tú sueñas es diferente a la mía". Antes de morir, el último deseo del Presidente es que Nathan Templeton, el vocero del partido republicano y un conservador de línea más dura, sea su heredero político.

Allen ya tenía su discurso de renuncia en la mano. Pero al escuchar a Templeton burlarse de si "en esos días del mes" el pueblo americano correría el riesgo de que ella fuera incapaz de activar la bomba atómica en caso de un ataque enemigo, arruga el papel y se propone cambiar el mundo.

En este momento del programa las mujeres que sueñan con un mundo sin machismo se estremecen y aplauden de nuevo a Geena Davis, una actriz de culto entre feministas por su actuación en la película Thelma and Louise, quien ahora interpreta a Mackenzie Allen, la primera mujer  Presidente de los Estados Unidos en la serie Commander in Chief de la cadena ABC.

El director Rod Lurie supo estrenar el drama en el momento perfecto, cuando la posibilidad de que una mujer gane las elecciones presidenciales de 2008 es más fuerte que nunca. En estos momentos la persona mejor parada para ganar la nominación demócrata de 2008 es la ex Primera Dama y actual senadora de Nueva York Hillary Clinton.

De acuerdo a Dick Morris, ex estratega del Presidente Bill Clinton, la única forma en que el Partido Republicano podría contrarrestar la sonada candidatura de la Clinton es si Condoleezza Rice compite contra ella. Este es el tema de su reciente bestseller  Condi versus Hillary Big Race.

En estas circunstancias, la serie, que lleva un mes al aire en Estados Unidos y que se comenzará a presentar en Colombia esta semana, se ha convertido en una de las emisiones con mayor rating. Grupos feministas organizaron eventos en lugares públicos de todo el país para ver el primer capítulo, como si se tratara de la final del Mundial de Fútbol (suponiendo que a las mujeres les interesa el fútbol tanto como a los hombres). Fue el programa más visto de todos.

Desde la salida al aire de Comander in Chief, las encuestas revelan que el 79 por ciento de los norteamericanos no desaprobaría que una mujer fuera presidente y un 53 por ciento votaría por la ex Primera Dama. El fenómeno es tan impactante que varios editorialistas han acusado a los realizadores de la serie de ser una fachada de la campaña presidencial de Hillary Clinton.

La serie llega además cuando el tema de las mujeres en el poder está de moda en Europa y Latinoamérica. La tendencia se reflejó recientemente con la llegada al poder de Angela Merkel, en Alemania. Merkel tuvo que enfrentar golpes bajos durante la campaña por el hecho de ser mujer. Por ejemplo, Doris Köpf, la periodista y cuarta esposa del canciller Gerhard Schroder, contra el que se enfrentó Merkel, dijo que la candidata no tenía autoridad para hablar de la familia por ser una mujer casada sin hijos.

En Latinoamérica el estreno de la primera temporada llega un mes antes de las elecciones presidenciales chilenas, con la candidata socialista Michelle Bachelet encabezando las encuestas. "Soy mujer, soy socialista, víctima de la dictadura, separada y agnóstica; junto cinco pecados capitales, pero vamos a trabajar bien", dijo Bachelet a la cúpula militar chilena el día de su posesión como Ministra de Defensa.

Cuando a Geena Davis le preguntaron lo que pensaba de la candidatura de Bachelet, respondió que apoyaba cualquier candidatura de una mujer y que deseaba vivir en un mundo donde la mitad de los candidatos presidenciales fueran mujeres y eso no sorprendiera a nadie. La realidad podría no estar tan lejos de la América y el mundo vislumbrados por Mackenzie Allen.