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Abe, de 52 años, poca experiencia en el gobierno, es el primer ministro más joven nacido después de la Segunda Guerra Mundial.

INTERNACIONAL

Shinzo Abe, a la derecha de Koizumi

La periodista Sara Guevara de SEMANA.COM explica desde Tokio la elección de Shinzo Abe como primer ministro. De esta manera, Japón continúa inclinándose a la derecha lo que provoca gran expectativa en el planeta.

Sara Guevara
27 de septiembre de 2006

El conservador Shinzo Abe, declarado amigo de Estados Unidos y proponente de una participación más decidida de las Fuerzas de Defensa del Japón en conflictos internacionales, fue elegido como nuevo primer ministro luego de una cómoda victoria de 339 votos de los 475 de la Cámara baja.

El nuevo primer ministro, catalogado por muchos como un halcón nacionalista y tradicionalista no lo tiene fácil. No solo deberá mantener la popularidad de su partido político y los cambios económicos en marcha heredados del carismático y astuto Junichiro Koizumi, sino que deberá conciliar el abanico de las expectativas internas con una delicada agenda internacional que busca revitalizar las difíciles relaciones con sus vecinos, especialmente con China y Corea del Sur.
 
Los japoneses esperan que Abe tome la iniciativa en reformas de bienestar social y educación. Las encuestas reflejan que aunque la mayoría está de acuerdo con que las relaciones internacionales merezcan especial atención, más del 90 por ciento piensa que los intereses nacionales internos deben estar por encima de cualquier otro asunto.

En el campo económico, Shinzo Abe ha definido su política como de “apertura” e “innovación” Se ha referido en varias ocasiones a la necesidad de abrir el mercado en términos de tratados de libre comercio con otros países asiáticos, que a su vez permitan la apertura del mercado laboral japonés para asiáticos calificados que ayuden a contrarrestar el creciente envejecimiento de la población.

El nuevo primer ministro también ha mencionado la necesidad de reformar el arcaico sistema de pensiones por uno más unificado y estable, pero también ha dejado ver la posibilidad de incrementar el impuesto a las ventas a un 7 u 8 por ciento, comparado con el actual 5 por ciento.

Un aspecto llamativo de las propuestas de Abe, lo constituye la reforma educativa que ajustará aún más el sistema escolar japonés. El nuevo sistema, adaptado del actual que rige en el Reino Unido, exigirá un examen nacional de aptitud y la categorización de las instituciones por desempeño estudiantil, entre otros puntos que seguro causarán nutridos debates.

Sin embargo, es su propuesta de reformar la Constitución de 1947 la que sin duda generará feroces controversias dentro y fuera del Japón. Aunque Abe durante su campaña electoral ha repetido hasta el cansancio que una de sus prioridades será el mejoramiento de las relaciones con China y Corea del Sur afectadas durante la administración Koizumi, es de esperar que sus vecinos y los partidos opositores japoneses se expresen en contra de cualquier modificación que sugiera una reactivación del pasado militarista nipón.
 
De hecho, las voces en contra comienzan a elevarse y le recuerdan a Abe que él todavía no se ha acogido a la declaración de perdón expresada por su antecesor durante la celebración del cincuentenario de la rendición japonesa y cuestionan sus anteriores comentarios que ponían en duda la legitimidad de los tribunales de Tokio que condenaron a los líderes de la guerra.
 
No pocos se refieren a su estirpe política que se remonta a su abuelo, Nobusuke Kishi, Ministro de Comercio e Industria desde 1941 hasta 1945 –en plena Segunda Guerra Mundial– y posterior primer ministro de 1957 a 1960. Aunque Kishi fue encarcelado por crímenes contra la paz, nunca fue juzgado por el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente, que condenó a otros directamente involucrados en crímenes contra la humanidad.

Abe no desconoce las críticas y por eso ha señalado que se reunirá con su homólogo chino en Noviembre aprovechando el encuentro de líderes asiáticos durante el foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico (Apec), que se realizará en Vietnam.

Shinzo Abe ha elegido sin demora el gabinete de 17 ministros entre sus colaboradores más cercanos. Los connotados políticos serán los encargados no solo de trabajar para impulsar la agenda del nuevo mandatario, sino de asegurar los escaños suficientes durante las próximas elecciones de la Cámara Alta que se celebrarán en julio del próximo año.

Abe, de 52 años, poca experiencia en el gobierno, y hombre más cercano del saliente Koizumi, es el primer ministro más joven nacido después de la Segunda Guerra Mundial.