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A todo vapor

Los viajeros del Tren Turístico de la Sabana disfrutarán de un hermoso paisaje al ritmo de una papayera y de un buen desayuno bogotano.

24 de julio de 2005

A las 9:30 de la mañana de un soleado domingo bogotano, Juan Sebastián Cuenca veía cómo el tren se acercaba a la estación de Usaquén y sentía que se le iba a salir el corazón. Era la primera vez que iba a montar en una locomotora a vapor. Un regalo que su abuela le había hecho por su cumpleaños número 6. Al parar el tren él fue el primero en subirse, iba acompañado de una amplia comitiva familiar: papá, mamá, tíos, tías, hermanos.

Después de 15 minutos de espera se escuchó la famosa sirena y el tren empezó su marcha a 25 kilómetros por hora. Juan Sebastián y su abuela estaban concentrados en llevar la cuenta de los perros y las flores que veían por el camino mientras que María, con un movimiento de caderas que no tiene nada que envidiarles a las palenqueras cartageneras, desfilaba por los vagones ofreciendo tamales y empanadas calientes.

Tres puestos más atrás viajaban Karen, de 12 años y Viviana, de 10, dos primas que venían de Bucaramanga y querían dar un paseo por la sabana de Bogotá. El tren se ha convertido en un gran atractivo turístico para aquellos que quieren visitar las artesanías y restaurantes de Cajicá y conocer la Catedral de Sal de Zipaquirá.

Carmelo Álvarez, maquinista del tren, cuenta con orgullo que lleva 26 años trabajando con los ferrocarriles y 23 manejando estas máquinas. Para él los trenes son todo en su vida: "Me han dado la plata para comer, para la educación de mis hijos y la pensión. Es como si me hubiera ganado la lotería".
Así comienza la historia

La primera locomotora del mundo fue construida alrededor de 1820 en Inglaterra, muchos años antes de que aparecieran los primeros automóviles. A Colombia llegaron alrededor de 600 de estas máquinas a vapor que con el tiempo fueron reemplazadas por las de diesel, con un sistema mucho más moderno.

En 1992 Eduardo Rodríguez, un ingeniero de mecánica especializado en trenes en Inglaterra; Hernán Tovar Chávez, famoso coleccionista de carros y Diego Robledo, se dedicaron a rescatar las locomotoras antiguas que estaban en los patios de los talleres como chatarra y a repararlas. El primer tren inició su marcha el 29 de mayo de 1993 con el nombre de Tren Turístico de la Sabana. Eduardo recuerda que ese fue uno de los días más emocionantes e inolvidables de su vida. Ahora, madruga todos los fines de semana a ver pasar el tren y ser testigo de la alegría de niños que, como Juan Sebastián, sienten que ésta es la mejor experiencia que han tenido en la vida.

Precios
Adultos:        24.000
Niños de 2 a 10 años y adultos mayores de 60 años: 15.000