Home

On Line

Artículo

Nación

Turismo sicotrópico

Miércoles 09. ¿Los turistas vienen a Colombia por los paisajes, los tesoros arqueológicos... o por sus drogas? La pregunta vuelve a adquirir importancia después de la muerte del italiano Paolo Caradonna, la semana pasada.

María Fernanda Moreno
12 de febrero de 2006

Caradonna, de 45 años, estaba muy feliz pasando sus vacaciones en Cartagena. Iba a estar en la ciudad un mes más, después de lograr que el consulado le alargara el permiso de estadía. Pero murió antes, a causa de las contusiones causadas por los golpes que él mismo se dio contra las paredes del hotel en el que se hospedaba y contra la patrulla de Policía que lo detuvo. Estaba drogado. Según el reporte de Policía, los agentes se esforzaron por mantenerlo con vida. Primero lo llevaron al Hospital de Bocagrande para que lo atendieran. Pero allí se negaron, argumentando que antes de Caradonna habían atendido a varios italianos que también habían llegado drogados pero que se habían ido sin pagar. Después lo llevaron al Hospital de San Pablo, donde murió cuando estaba siendo atendido. Aunque la autopsia demorará más de un mes en salir, los primeros reportes dicen que las mezclas de drogas que hizo lo llevaron a actuar de esa manera y morir.

Destino: Colombia

Los turistas que a pesar de las advertencias de las embajadas, viene al país pueden dividirse en dos grupos. Los primeros ven en Colombia el mejor lugar para disfrutar de varios climas, recorrer importantes ciudades rodeados de naturaleza, practicar su español o intercambiar experiencias con gente cálida y descomplicada. Son personas que, en su mayoría, llegan al país por las recomendaciones de amigos que ya visitaron Colombia.

Los ingleses Banu y Liew son dos de ellos. Banu visitó el país hace dos años para asistir a una conferencia en Bucaramanga y decidió volver con su novio. "Se que Colombia, después de que solucione sus problemas internos será un destino turístico muy importante porque tiene muchos atractivos naturales, la gente es muy amigable y el clima es increíble", dice esta mujer de 30 años, que trabaja en Londres como ejecutiva.

Ambos descartan que los europeos vengan a Colombia solo en busca de buenas drogas. "Es cierto que aquí todo es más barato para nosotros. Pero si de comprar drogas se trata, lo que se pueden ahorrar con los cambios de moneda se lo gastan en los tiquetes y el traslado en general", dice Liew, el novio de Banu, un inglés muy atractivo, de 31 años. "Además para encontrar drogas en cada esquina es mucho mejor Ámsterdam, donde hay restaurantes en los que en el menú vienen incluidas todo tipo de sustancias y no se corre el riesgo de ser detenido, pues el consumo allí sí es legal", agrega.

Pero él mismo admite la existencia de un segundo grupo: los que además de querer disfrutar de todo lo anterior vienen a probar drogas a bajo costo y de la mejor calidad. Urlick, un joven de 24 años de Alemania, es uno de ellos. Llegó a Colombia porque un amigo que trabaja en una multinacional en Bogotá le habló de los atractivos naturales del país pero además, de la facilidad para conseguir drogas, sus buenos precios y excelente calidad. "Se que hay lugares muy bonitos como el Amazonas y la Costa. En este momento quiero conocerlos. Siempre me ha gustado la cultura latinoamericana y ahora tengo la oportunidad de vivirla de cerca", afirma. Al preguntársele por las drogas, acepta que siente especial atracción por estos dos lugares porque ha oído del yagé en el Amazonas y de la calidad de la marihuana en la Sierra Nevada. "Cuando esté allá voy a probar ambos, eso tiene que ser parte de la experiencia".

Precisamente ese es el plan en el que algunos guías turísticos creen que vienen los turistas: están abiertos a todo tipo de experiencias, pero no solo llegan a drogarse.

Claro, toda regla tiene su excepción. "Un porro con la marihuana más pura puede costar cerca de medio dólar, mientras que la que se consigue en Europa está mezclada con tabaco", explica Peter, el autor de un artículo sobre las drogas y alcohol en Colombia, en la guía de Colombia para turistas en Internet poorbuthappy.com.

Con el riesgo de generalizar, el perfil de este tipo de turistas ya fue identificado por algunos agentes de viajes y guías turísticos experimentados: son personas de 25 a 40 años, especialmente europeas. Generalmente se hospedan en hoteles baratos y huyen de de los planes de viajes familiares. En algunas ocasiones tienen el contacto previamente establecido para conseguir la droga. En este caso ya tienen rutinas y destinos definidos. Los agentes de viajes entrevistados reconocen dos. La primera, los turistas se hospedan en hoteles económicos en Bogotá y buscan a vendedores en los parques del centro de la ciudad. Allí además consiguen planes de viaje a Villa de Leyva y San Agustín. El segundo destino es en la Costa Atlántica, Cartagena y la Sierra Nevada de Santa Marta (Parque Tayrona, Ciudad Perdida y Taganga).

El periodista Élber Gutiérrez fue testigo de este tipo de turismo en agosto pasado en la Sierra Nevada. Dentro del grupo de excursionistas (la mayoría extranjeros) con los que él viajó estaban cuatro israelíes que no dejaron de consumir marihuana y cocaína. "Traían sus propios manuales de preparación de la droga y en charlas informales confesaron que más que conocer Ciudad Perdida, venían a caminar entre las selvas de un país tropical en el que supuestamente era legal el consumo", relata Élber.

Las excepciones de la regla

Las generalizaciones son odiosas. Ni todos los extranjeros que llegan al país llegan a consumir drogas ni todos los que consumen drogas son extranjeros.

Por ejemplo, a pesar de que en el imaginario popular -nacional e internacional- Villa de Leyva es un buen lugar para que los extranjeros vayan a drogarse, Óscar Gilede, que desde hace dos años montó allí 'Colombia Highland', una empresa de deportes extremos, asegura que son los colombianos los que le han dado esa fama al pueblo boyacense. "Los problemas de drogas son con los mismos bogotanos, que vienen a buscar los hongos que crecen en la boñiga de las vacas y a fumar marihuana en los sitios de acampar", asegura. "El turismo extranjero es sano. Llegan muy precavidos, con el temor de meterse en problemas con las autoridades, por eso hablan con cuidado de drogas e incluso les da miedo preguntar algunas curiosidades para no ser señalados de drogadictos", afirma a partir de su experiencia tratando a más de 200 turistas de todo el mundo.

¿Quién tendrá la razón? La única certeza es que Colombia tiene muchas más cosas buenas para ofrecerle al mundo, diferentes a sus drogas. "Si van a Colombia solo a drogarse, lo único que están logrando es alimentar la guerra interna del país, enriqueciendo a las guerrillas y paramilitares que se enriquecen con el narcotráfico", concluye otro usuario, anónimo, de poorbuthappy.com.