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Un sicario de varios oficios

¿Quién es Rafael Eduardo Julio Peña, alias ‘El Chiqui’? ¿Por qué este hombre asesinó a 12 personas de su pueblo?

28 de febrero de 2007

Rafael Eduardo Julio Peña, nació el 25 de abril de 1976 en Sabanalarga, vive en unión libre y es padre de tres hijos de 11, 6 y 4 años. Estudió hasta quinto de primaria y al momento de su captura en noviembre de 2005 dijo que se ganaba la vida vendiendo minutos, sus ingresos eran de 120.000 pesos.

Como la mayoría de los habitantes de la región tiene un marcado mestizaje, es un hombre de piel morena, contextura mediana, cabello corto estilo militar castaño oscuro, frente mediana sin entradas, ojos color café claros, cejas semipobladas y separadas, nariz grande de base ancha, bigote rasurado, boca pequeña, mentón separado, orejas medianas y escasa vellosidad en los brazos. Presenta un leve estrabismo y usaba lentes para corregirlo pero se le partieron y no ha tenido con qué volverlos a comprar. Vivió en Sabanalarga hasta el año 2004 en la casa de su abuelita, una urbanización nueva en la vía que conduce al matadero. En ese año el ambiente se le puso pesado y se fue para Barranquilla.

En el trabajo no le fue mal, comenzó antes de vincularse al Ejército al que se enroló en 1996. Antes había trabajado en una panadería durante cuatro meses y en una casa de familia en el servicio doméstico. Lavaba los carros y barría la terraza.
 
En ese oficio permaneció un año, al cabo del cual el patrón se lo llevó a trabajar en la cantera de la familia. De ahí partió para el Ejército y a su regreso en 1998 ingresó a trabajar con una firma contratista de una empresa de servicios públicos en la que desempeñaba oficios varios. Pero su permanencia en los empleos en el mejor de los casos podía ser de un año. Luego trabajó para una empresa de vigilancia privada, para una embotelladora de gaseosas y terminó lavando los buses de la empresa en la que trabajaba su abuelo.
 
Sin precisar fechas, alias el ‘Chiqui’, dice que también fue informante de la Sijín en una época en la que tenía el “barro apretado” (poco trabajo). En ese entonces su relación era con los cabos Cepeda y Miranda a quienes informaba sobre vendedores de drogas, pero tuvo problemas con ellos y se fue. Aunque su universo giraba sobre Sabanalarga, cuando se le ponía muy difícil la situación se iba a uno de los pueblos vecinos, como Galapa a 20 minutos, donde trabajaba recogiendo gallinaza (un alimento para aves de corral), cortaba leña, recogía los huevos y trasteaba gallinas.

Hasta el día de su captura había sido un hombre con suerte, no había sufrido enfermedades calamitosas y hace varios años tuvo una fractura de la muñeca izquierda. En la parte superior derecha de la espalda tiene un tatuaje del demonio de Tasmania y un día antes de reclamar el carné del Sisbén fue detenido. No tiene cuentas de ahorros ni corrientes y aunque sabe conducir moto, no tiene licencia de conducción.

Sus deudas están relacionadas con la compra de una cama, un escaparate y quedó debiendo en la tienda donde le fiaban para el diario. Debe 100.000 pesos también que le prestaron cuando el niño estaba enfermo. Sus padres están vivos, pero viven separados en el mismo pueblo. Nunca ha salido del país y en una ocasión estuvo detenido por porte ilegal de armas. En esa ocasión el revólver que portaba no era suyo pero tenía papeles y el dueño se presentó ante las autoridades para explicar porque Chiqui lo tenía en su poder. A las 48 horas fue dejado en libertad.

Finalmente trabajó con un comerciante que regaba al fiado colchones, camas y toda clase de mercancía por varios pueblos. Hasta que se fue para Barranquilla donde lo capturaron acusado de haber cometido varios homicidios. Inicialmente dijo que no se había enterado de los procesos que cursaban en su contra, que son concierto para delinquir y homicidio.

Los primeros pasos

Cuando le dijeron que lo buscaban por la comisión de varios crímenes y de pertenecer a una banda de paramilitares, exclamó ante la Fiscalía:
 
“Me dicen Chiqui por un panfleto que salió en el pueblo, pero eso es un montaje. Si me deja explicar, yo le explico para que se dé cuenta que yo no he matado a ninguna persona. El agente Miranda, cuando yo era informante de él me preguntó que si yo me atrevía a asesinar a una persona. Yo le dije que no. Entonces él me explicó cómo hacerlo. Yo acepté la propuesta que él me hizo, mas no acepté lo que él me mandó a hacer. Él quería que asesinara a un muchacho que le dicen el ‘Pollito’, ese era el man al que yo tenía que joder. Al papá le dicen el ‘Pollo’ y está preso por homicidio. Yo estaba en mi casa ese día –voy a mencionar todo porque sé por dónde viene ese montaje– cuando me fue a buscar a Pacho, él anda en la Sijín y fue a buscarme para asesinar al ‘Pollito’. Me dijo, vamos que te tengo un trabajo. Ellos habían quedado en que me iban a conseguir un trabajo por ser informante. Me fui con Pacho hasta un estadero donde estaba el cabo Miranda y otros señores, entre otros un comerciante familiar de la víctima que había asesinado el ‘Pollo’. Ellos querían cobrársela asesinando al Pollito. El cabo Miranda me entregó un arma y me dejó cerca de donde estaba la víctima.
 
Yo como nunca había matado a nadie cuando lo vi, me dio miedo y me eché pa’tras. Le inventé una película, una carretilla de que lo iban a matar y el ‘Pollito’ se fue huyendo enseguida. El arma con la que fui a hacer el atentado había sido decomisada en un atraco que le hicieron a la mujer de ‘Cachuchita’, la hirieron ese día y el revólver se le cayó.
 
El cabo me dio el revólver en la misma bolsa que iba para la Fiscalía, me dijo que me pusiera guantes, me dio un pasamontañas y me regaló una bicicleta todo terreno roja. Yo hice la idea que iba a hacer el trabajo. Ellos me dijeron que el ‘Pollito’ salía a las 4 de la madrugada.y me fui una hora antes. Me paré frente a la casa y le hice unos tiros a la puerta.
 
Al día siguiente el cabo fue temprano por el revólver y me empujó varias veces diciendo que no servía para nada. Yo le dije que le había hecho varios disparos y lo había pelado, pero él me dijo que me dejara de cuentos, que él no era ningún pendejo, porque él había recibido la denuncia de los tiros contra la puerta de la casa en la madrugada.
 
Luego me propusieron robarle a una señora gorda que cambia los cheques de la Policía en Sabanalarga y como les dije que no, me les comencé a poner pesado. A veces les daba información sobre la gente que andaba armada y ellos se las quitaban pero no las reportaban.
 
Después de un tiempo el cabo Miranda me dijo que me fuera de Sabanalarga antes de que me pelaran. Cada vez que estaba borracho me empujaba y me trataba mal, iba a mi casa y me decía hijueputa ya no me quieres dar información. Entonces hablé con unos agentes de la Sipol y les conté lo que hacía el cabo Miranda y ahí fue cuando él dijo que yo se la iba a pagar y fue cuando empezaron los homicidios, y él decía que eran míos.
 
Entonces averigüe y fue cuando supe que tenía una orden de captura. Comenzaron los homicidios y mataban a no se quién. Yo oía. Enseguida me fui del pueblo, me la pasaba entre Galapa y Barranquilla. Tuve que esconderme y cambiar de identidad porque me estaban buscando y aparecía en panfletos".

Alias el Chiqui’ en sus dos primeras indagatorias (septiembre 23 y octubre 7 de 2005), no reconoció haber cometido asesinatos. Pero el 13 de julio de 2006 ante una fiscal especializada de la UDH y DIH en la cárcel de máxima seguridad de La Dorada, Caldas, amplió indagatoria y solicitó el beneficio de la sentencia anticipada.
 
Ese día aceptó haber asesinado a 11 paisanos suyos sólo porque su patrón, el jefe militar de las AUC en el Atlántico entre 1999 y 2005, Pedro Ramón Solera Vellojín, alias ‘Pedro de las Aguas’ (asesinado en febrero de 2006 en Cartagena), le daba la orden y si no las cumplía el muerto sería él. Hoy el ‘Chiqui’, al sacar cuentas de los muertos que debe y los años de condena que le caerían, cree que si no muere en la cárcel, saldrá muy viejo si es que algún día sale de la cárcel.