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Semana Jr

Un siglo sobre ruedas

El automóvil cumplió su primer centenario en el país. Semana Jr. te lleva de paseo por los momentos más importantes de su historia.

3 de noviembre de 2003

Si sales en este momento a la calle lo más seguro es que te topes con muchos automóviles. De hecho si quieres cruzar la calle tienes que caminar hasta la cebra más cercana para evitar el riesgo de ser atropellado. Si hubieras querido cruzar la calle hace cien años no habrías tenido mayor problema pues en esa época en toda Colombia sólo había un automóvil.

Este año se cumple el centenario de la llegada del primer automóvil a nuestro país y el encargado de este importante suceso fue Ernesto Duperly, nieto de uno de los pioneros de la fotografía en Europa, Adolphe Duperly, quien en 1903 importó el primer carro al país: un Cadillac.

Al comienzo los carros eran vistos como un capricho de la gente rica y las personas comunes y corrientes no le veían mayor utilidad a los vehículos de cuatro ruedas. Debes recordar que para ese entonces el comercio en el país se hacía a través del Río Magdalena y a lomo de mula por unos caminos bastante irregulares.

Las crónicas relatan que el presidente Rafael Reyes fue uno de los primeros colombianos motorizados y plasmó su interés por este nuevo invento al ordenar la construcción de la primera carretera para automóviles. Se llamó la carretera del norte, medía 250 kilómetros y cubría la ruta entre Bogotá, Tunja y Santa Rosa de Viterbo, el pueblo natal del presidente Reyes.

Esta obra de ingeniería fue bien recibida pues hasta entonces los caminos eran muy difíciles de transitar. Las curvas eran muy cerradas, las cuestas muy pendientes y cuando llovía todo se empantanaba y era imposible manejar. En 1927 sólo habían 9.000 kilómetros de red vial y el pavimento era desconocido. Sólo hasta 1938 el Congreso se planteó la necesidad de pavimentar las carreteras. Esta medida ayudó a fomentar el turismo pues con caminos en buen estado las familias se atrevían a salir de paseo a conocer diferentes regiones del país.

En la década de los años veinte surgieron también los primeros servicios de transporte público de la mano de Alberto Vanegas Cabrera, quien armó su compañía de taxis con modelos Ford T y en 1929 la empresa de Leonidas Lara , representante de la firma Studebaker, introdujo el taxímetro para medir las carreras.

La aparición del automóvil tuvo repercusión en la creación de normas de tránsito que eran un poco extrañas. Una de estas reglas para regular el tráfico de vehículos y semovientes consistía en que la persona que llevara ganado tenía que portar una bandera roja en señal de precaución.

La llegada del automóvil cambió el diseño de las ciudades pues fue preciso incluir nuevos elementos como la ampliación de las vías, los semáforos, los separadores y la creación de talleres mecánicos y bombas de gasolina.

Este último avance fue significativo pues a comienzos de siglo era preciso importar el combustible o comprarlo en las farmacias por galones lo que suponía un gran costo. La primera estación de servicio estaba ubicada en Bogotá en la carrera 13 con calle 32 y funcionaba con manivela. Antes de echar el combustible en el tanque se colocaba en un recipiente de cristal para que el cliente supiera qué cantidad estaba comprando.

En 1942 surgió Icollantas, la primera fábrica de llantas del país cuya producción inicial fue de 150 unidades diarias para satisfacer un mercado de 20.000 carros.

En los años cincuenta la mayoría de los automóviles eran importados pero a finales de la década se aprobó la primera licencia para ensamblaje a cargo de la Compañía Colombiana de Automotores- Colmotores.

En 1969 se creó la planta de Sofasa y los autos franceses Renault entraron al mercado. Al año siguiente se ensambló el primer Renault 4, llamado el carro de la familia colombiana por ser el más accesible para la gente.

En 1990, durante el gobierno de César Gaviria, la apertura económica aumentó de forma considerable la llegada de automóviles extranjeros de última tecnología. Desde entonces en nuestro país es posible apreciar los mismos automóviles que hay en distintas ciudades del mundo.

En un siglo el automóvil pasó de ser un privilegio para convertirse en un artículo de primera necesidad. Su desarrollo ha sido tan importante que hoy en día se investiga la manera de hacer carros más rápidos, más seguros, más económicos y menos contaminantes.