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El Presidente Álvaro Uribe, el Vicepresidente Francisco Santos y el ex director del DAS, Jorge Noguera.

POLÍTICA

Uribe les pone un freno a las acusaciones de Noguera y transmite un voto de confianza a Santos

Tanto el presidente Álvaro Uribe como el ministro Juan Manuel Santos cerraron filas en torno al Vicepresidente, aunque prefirieron no referirse a Jorge Noguera, el hombre que hoy lo acusa de traicionar al Jefe de Estado.

Élber Gutiérrez
26 de abril de 2007

Mucho tiempo ha pasado desde cuando el presidente Álvaro Uribe salía por los medios de comunicación a defender a capa y espada al ex director de DAS Jorge Noguera, hoy cuestionado por supuestos nexos con las autodefensas de ‘Jorge 40’. Mucho tiempo y también muchas medidas judiciales en torno al escándalo de la para-política. Por eso no parece sorprender el hecho de que Uribe, al terciar en una pelea entre su ex director de seguridad y su actual vicepresidente, haya optado por ponerse del lado de este último.

Lo hizo de manera escueta y simple, pero suficientemente elocuente como para dejar claro que no permitirá que le crezcan las alas a las sindicaciones que sobre deslealtad hizo Noguera contra Santos. A este respaldo se sumó también el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, primo del Vicepresidente, quien ayudó a imprimirle un sello de unidad gubernamental al comunicado que sobre el tema emitió el jefe de Estado.
 
“El Presidente de la República pide no desviar la atención de temas que deben aclararse ante la justicia, haciendo comentarios injustos sobre el vicepresidente Francisco Santos, persona leal y transparente de grandes condiciones éticas y morales”, señala el documento emitido en la mañana del jueves por la Casa de Nariño. Minutos después, el Ministro de Defensa agregó que el Vicepresidente “a quien conozco muy bien, tiene muchos defectos, como todos nosotros, y el de la deslealtad no es uno de ellos”.

En la noche de este jueves, el Vicepresidente también reaccionó: “Yo solamente tengo lealtad con el Presidente. Desde el día primero y desde la campaña, mi lealtad al Presidente y su Administración ha sido total. Y yo le agradezco ese comunicado. Me comprometo a seguir trabajando por Colombia y a seguirle trabajando a él”.

El Vicepresidente reiteró: “Lo importante es que quede claro que hay un solo gobierno y que se sepa que la lealtad del Vicepresidente al Presidente es absoluta. Que no nos van a dividir. Que no van a crear la sensación acá y por fuera de que hay una fisura entre él y yo”

Las acusaciones de Noguera

Las palabras de Uribe y el ministro Santos buscan restarle impacto a la entrevista concedida el martes por Noguera a “Hoy Diario del Magdalena”. En el citado trabajo periodístico, Noguera reitera lo que cinco semanas atrás contó en promocionadas versiones televisadas: Que es inocente, que Rafael García –su principal testigo de cargos– es un mitómano y que las acusaciones sobre nexos con las autodefensas son un complot en su contra orquestado por varios funcionarios oficiales. Incluso reiteró sus señalamientos contra Andrés Peñate, quien lo sucedió como director del DAS, al acusarlo de intrigar en su contra ante el Presidente de la República.

Aunque las palabras de Noguera no fueron nuevas, contribuyeron a alimentar un ambiente de por sí tenso desde los hechos que originaron la renuncia de la ex canciller María Consuelo Araújo. Santos, funcionario incondicional con Uribe y uno de los bastiones más importantes del Presidente, tanto en su política interna como en la exterior, entró en conflicto con otra de las funcionarias consentidas de la administración y aunque ella se fue y él sigue en el cargo, en el aire quedó la sensación de que sus relaciones con el Presidente se habían enfriado. Más aun cuando, después de la salida de la ex canciller, Uribe apareció por televisión proponiéndola como presidenciable.

Este efecto se sintió con mayor fuerza en la Costa Atlántica, en donde la familia Araújo tiene su mayor fortín político. En las calles de las principales ciudades de esa región comenzaron a aparecer grafitos que les ponían un tinte regional a las diferencias, argumentando que Santos representaba a la vieja oligarquía bogotana, reacia a darles participación en el poder a otras zonas del país. “Santos traidor”, repiten desde entonces varios murales en las calles de Valledupar, Barranquilla y Cartagena. Mientras en la Costa se veía al Vicepresidente como el malo del paseo, en la casa de Nariño varios funcionarios se preguntaban por qué Uribe defendió las cualidades profesionales de la ex canciller saliente y no dijo nada respecto al funcionario que entregó a la justicia la información que a la postre derivó en esa renuncia.

La ex ministra se fue luego de que la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía abrieran investigación a su hermano y a su padre (el primero, senador en ejercicio, y el segundo, influyente político de Cesar) por concierto para delinquir en asocio con grupos de autodefensa, y por secuestro extorsivo. La ex funcionaria, al abandonar el cargo, dijo en entrevista con SEMANA que Santos tenía la culpa de su partida. Uribe guardó silencio al respecto.

La hora del respaldo

En esta ocasión, el Presidente decidió actuar de manera diferente y, aunque no lo hizo en vivo y en directo, respaldó al Vicepresidente frente a la sindicación de Noguera por los mismos hechos de los que lo acusara la entonces Canciller: avivar el escándalo de la para-política en perjuicio del gobierno y llevándose por el camino a funcionarios inocentes. Dicho por Noguera, quien también está investigado por nexos con las autodefensas, el gobierno sintió que era mejor no pasar una vez más en silencio.

Al fin y al cabo, Santos es un hombre clave en la política de derechos humanos del presidente Uribe, sus condiciones de demócrata no se discuten y además es la persona encargada de poner la cara ante la comunidad internacional –junto con el Canciller, Fernando Araujo– en busca de respaldo para el proceso con las autodefensas. De ahí la importancia de una pronta respuesta a Noguera, la cual debería ser suficientemente clara sin avivar aun más el fuego de la hoguera.

Eso no significa que Noguera hubiese sorprendido a Uribe o al Vicepresidente con sus declaraciones. Ahora que el ex funcionario ha perdido respaldo uribista, era de esperarse que intentara presionar de alguna manera en busca de ayuda. Santos lo sabe y lo dijo desde cuando algunos sectores uribistas salieron a culparlo por la renuncia de la ex canciller. Su defensa tuvo como eje central el llamado que el mismo Uribe les hizo hace varios meses a los funcionarios estatales para que pusieran en conocimiento de las autoridades cualquier información sobre la infiltración paramilitar en la política.

Cumplir la Ley
 
Además, Santos fue claro desde el principio en que fue él quien le entregó a la Corte Suprema de Justicia la carta de Víctor Ochoa Daza en la que sindica al ex senador Álvaro Araújo (hermano de la ex canciller) de secuestro. Su diferencia con los Araújo sigue siendo irreconciliable, pero Santos se defiende con un argumento contundente: es lo que debe hacer cualquier ciudadano, máxime un Vicepresidente de la República.

En su entrevista con El Tiempo, el 31 de marzo, Santos también se anticipó a otros rumores y dijo que durante varios años mantuvo contactos con las autodefensas por razones humanitarias. Antes de ser Vicepresidente, Santos fue un activista en la lucha contra el secuestro a través de la Fundación País Libre, y en cumplimiento de esa función se entrevistó con personajes como Salvatore Mancuso y el hoy desaparecido ex jefe paramilitar Carlos Castaño.

En esa entrevista con El Tiempo, el Vicepresidente advirtió que alguien había puesto a correr un rumor que lo vinculaba en alguna reunión con ‘Jorge 40’, el ex jefe de autodefensas del Bloque Norte, que controlaba la Sierra Nevada de Santa Marta.

‘Jorge 40’ es el mismo ex jefe paramilitar con el que Noguera habría tenido contactos y al cual le habría brindado los listados de líderes sindicales de la Costa Atlántica asesinados por las autodefensas. Y es el mismo con el cual Noguera intenta vincular ahora a Peñate, tal y como lo dijo en su diálogo con Hoy, diario del Magdalena.

En otras palabras, el ex director del DAS está procesado por supuestos nexos con un grupo paramilitar con el que quiere salpicar hoy a quien lo sucedió en el cargo y a otros funcionarios del gobierno.