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La ex congresista Yidis Medina asegura tener pruebas que involucran al senador Luis Alberto Gil con los paramilitares. La Corte quiere oír su versión.

EL AÑO DE LA VERDAD

Yidis, lista a declarar en contra del senador Gil a quien vincula con los paramilitares

Yidis Medina, la ex congresista que se hizo célebre por su voto decisivo para aprobar la reelección de Uribe, ahora sorprende al país con el anuncio de tener pruebas que vinculan al movimiento Convergencia Ciudadana con Ernesto Báez. ¿En qué basa sus acusaciones?

21 de agosto de 2007

Tres años después de alcanzar renombre nacional gracias a su voltereta en el tema de la reelección presidencial, la ex congresista Yidis Medina volvió a aparecer en la escena pública como protagonista de un escándalo de similares proporciones.

En junio de 2004, después de haber dicho inicialmente que votaría en contra del proyecto que estableció la reelección presidencial, la legisladora terminó dándole el voto decisivo a la iniciativa, que le permitió a Álvaro Uribe aspirar a un segundo periodo presidencial. Yidis no solo se contradijo, sino que hasta explicó su cambio de posición diciendo que el gobierno le había prometido obras para su tierra, situación que le valió una demanda ante la Corte Suprema de Justicia, ya que sus palabras fueron interpretadas como la venta de su voto en el Congreso.

Tres años después de esa efímera pero sonada paloma en la Cámara de Representantes (Iván Díaz, el titular del cargo, estaba en licencia) la legisladora reapareció en la escena pública con una verdadera bomba: asegura ser la testigo de las relaciones entre el senador Luis Alberto Gil y el paramilitarismo, especialmente con alias Ernesto Báez.

Dado su pasado de volteretas y errores -la opinión política coincide en que sus declaraciones de hace tres años sobre las razones de su apoyo a la reelección fueron, por lo menos, impertinentes- el nuevo escándalo de la ex congresista ha sido interpretado por Gil -el directo afectado- como una anécdota más en el largo listado de versiones sobre sus nexos con las autodefensas. Sin embargo, parece haber mucha distancia entre la Yidis imprudente de 2004 y la acusadora de hoy.

En 2004 la ex congresista Medina era una novata en los asuntos de la política nacional. Si bien había desempeñado algunos cargos en Barrancabermeja, su salto a la arena en Bogotá fue en momentos de agitación por la discusión de un proyecto cuyas dimensiones solo comprenderían después. La Yidis de hoy parece más madura, ya sabe que tiene que medirse en cualquier declaración pública y por eso mismo sorprende la vehemencia de su andanada contra Gil, un político de quien se ha dicho mucho, pero a quien nada se le ha probado.

Aunque por los pasillos del Congreso se insiste mucho en que Gil pertenece al listado de los dirigentes vinculados con las autodefensas, son muy pocos los que se han atrevido a denunciarlo públicamente. Hugo Serrano, su contradictor en Santander, y Gustavo Petro, autor del destape de la parapolítica, fueron los únicos congresistas que atrevieron a sustentar públicamente dichas afirmaciones desde hace más de dos años. Desde entonces Gil ha asumido una posición de bajo perfil ante el tema, no quiere polemizar con ellos y solo de vez en cuando les contesta que contra él no hay nada en los estrados judiciales. Dicho argumento se le acabó el 25 de julio pasado, cuando fue vinculado mediante investigación preliminar al proceso por la ‘parapolítica’.


Con todo y la fuerza y el respeto que Serrano tiene en Santander, sus afirmaciones de los últimos años sobre el supuesto origen ilícito de los recursos de Gil no resultaron tan impactantes como las nuevas declaraciones de Yidis. Tampoco lo fueron las revelaciones de Petro acerca de la existencia de un documento que Gil y otros políticos de su grupo habrían suscrito con las autodefensas de Báez. La razón, a diferencia de aquellos, Yidis no habla sobre información de terceros, sino que dice que ella fue testigo de una reunión entre Gil y los paramilitares. “Si la corte investiga encontrará muchos nexos más. Con Báez, con Julián...”, aseguró.

Según la versión de la ex congresista, Convergencia Ciudadana obligaba a los concejales de Barrancabermeja a ir a sitios como Puerto Berrío o la Meseta de San Rafael a encontrarse con Gil. De esas reuniones salían los políticos, según la versión de Yidis, con cantidades de dinero suficientes como para ganarle una campaña a cualquier rival. Puerto Berrío es el mismo sitio en el que se habría llevado a cabo la reunión de 2001 entre Gil y Báez denunciada hace una semana por Petro.

Mientras Gil atribuye la nueva versión en su contra a una “envidia política”, Yidis cree que es necesario que el gobierno nacional adopte medidas para garantizar la transparencia en las elecciones regionales de octubre. Según ella, es imposible hacer campaña porque los candidatos están amenazados o serán superados por la ley del que más plata tenga.

Ante la gravedad de las denuncias, Medina fue llamada este martes por la Corte Suprema para que haga oficial su declaración contra Gil. Está dispuesta a hablar, dice tener pruebas y hasta recuerda que vio a Gil “tomando whisky con los paramilitares”. “Yo les vuelvo a decir lo que he dicho siempre. Si alguien tiene pruebas contra mí, está en la obligación de presentarlas ante la justicia para que este episodio se aclare de una vez por todas”, respondió el jefe de Convergencia Ciudadana.

Gil se pregunta por qué razón sus rivales políticos salen a hablar del tema justo en época electoral. Yidis responde: “Porque están haciendo lo mismo que en la campaña pasada. A mí me secuestraron los paramilitares. Ahora hacen lo mismo y este tipo de cosas son las que tiene que saber la Corte Suprema de Justicia”.

El testimonio de Yidis sería recibido por la Corte en una semana e incluido en el expediente de los congresistas santandereanos Óscar Reyes, Alfonso Riaño José Manuel Herrera y Gil, su jefe político. Mientras la justicia se toma su tiempo para investigar con rigor, no estaría de más que las autoridades le pongan mayor atención a la forma como se está desarrollando la campaña política en el departamento.