El Comprimido
Junio 18 de 2014 Eduardo Arias
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Partidazo
En el papel no era más que un partido de trámite, uno de esos que los
seguidores light de los mundiales no miran porque no se enfrentan dos famosos.
Y resultó ser, para mí al menos, el hasta ahora mejor partido de esta Copa del
Mundo. Sí, hablo de Holanda-Australia. Un partido de toma y dame. Un partido en
que Holanda se vio sorprendida y en varios pasajes dominada por la selección de
Australia. Holanda se fue en ventahaj con un gol de Robben fruto de un error
defensivo y cualquiera pensaría que hasta ahí llegaría el partido, que ahora sí
quedaba firmado el trámite. Y no, un minuto después, Tim Cahill sacudió un
soberbio remate al pesar en el aire un largop servicio. Su gol –me arriesgo a
decir que es el mejor de todos los que se han visto en el mundial- le dio un
aire renovado a Australia. Holanda ajustó sus líneas en el segundo tiempo u
Australia no dejó jamás de ir al ataque. Seguramente los expertos en módulos tácticos
dirán que no fue un buen partido porque se quebraron las líneas (“se descompuso
la figura”), porque las defensas dieron ventajas… Pero los que amamos el fútbol
por tratarse de una combinación perfecta entre poesía y garra, entre lirismo y
amor por una camiseta, sabemos valorar el despliegue de los australianos, que
tuvieron en jaque a un equipo de, jugador por jugador, es muy superior al de
ellos. Lamento que Australia se vaya tan pronto del mundial. Hoy pagaron muy
caro esos primeros 15 minutos ante Chile en que jugaron como si fueran un
equipo de colegio y encajaron dos goles.
Y el Mundial no decae
Ya va una semana de competencia y el Mundial Brasil 2014 no se cansa de
ofrecer partidos de esos que lo dejan a uno pegado al televisor y que cuando
terminan dejan esa extraña sensación de que la felicidad en efecto sí existe.
Hoy, además del espectacular Holanda-Australia, España y Chile mantuvieron en
vilo al planeta fútbol. Fue un drama en todo el sentido de la palabra. La caída
de un grande, del favorito para jugar la final, ante un equipo que en el papel
estaba llamado a hacerle de comparsa. Chile aprovechó la urgencia de su rival,
su pésimo estado anímico tras la goleada 5 a 1 ante Holanda, y no se apiadó de
los ilustres apellidos que intentaron, sin suerte, repetir actuaciones pasadas
que los llevaron a ser los reyes indiscutibles del fútbol Mundial. Chile desnudó
las dudas de una España acostumbrada a ganar y poco preparada para levantarse
de situaciones adversas. Al final, la gloria para un gran equipo chileno que
mostró lo mejor de su ya clásico repertorio. Un triste adiós para un grande al
que sólo le queda el trámite de irse con algo de honor cuando enfrente a
Australia.
Incluso los croatas se sobrepusieron al muy húmedo calor de Manaos y
ofrecieron un espectáculo más que entretenido. A pesar de tener enfrente al
pobre y triste Camerún, un equipo al que basta anotarle un gol para asegurar
los tres puntos, los balcánicos mantuvieron el ritmo y el entusiasmo a lo largo
de los 90 minutos. Al final les regalaron cuatro goles a los asistentes y a los
televidentes. Refrendaron que no merecían perder ante Brasil y que prometen un
partido con todas las de la ley ante México por un cupo a los octavos de final.