Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

2020: año bisiesto y los propósitos por Colombia

Les envío un cordial saludo y reitero mis mejores deseos para el año 2020, en este entender como opinador, me permito poner a colación los que considero han de ser los propósitos para este año bisiesto que apenas comienza.

Marco Tulio Gutiérrez Morad, Marco Tulio Gutiérrez Morad
7 de enero de 2020

En el año 2019, la aparición de la protesta social fue adquiriendo una dinámica que augura que los cambios dentro de nuestra realidad tendrán que darse sin tener otra opción, es claro que el clamor de la ciudadanía ha llegado a niveles en los que trasciende cualquier tipo de coincidencia y se torna en una verdadera pretensión de orden social y colectiva, es por ello que llamar de forma equivocada a quienes lideran la protesta, es un salto al vacío que no podemos pensar sea criterio del presidente Duque, es por ello que uno de los principales propósitos del año 2020 ha de materializarse en el liderazgo del ejecutivo, para suscribir una verdadera mesa de diálogo y de concertación, que sea capaz de conciliar elementos que estamos seguros podrán ser transados, pese a las aparentes distancias y diferencias, pero siempre exaltando la unión y los fines comunes del Estado Social de Derecho.

Para 2020, es necesario que el Gobierno nacional, en cabeza del Ministerio de Educación diseñe una política de Estado que logre la meta de que todos los bachilleres de Colombia sean universitarios con especial énfasis en materia de tecnología, para lograr una sociedad más equilibrada y competitiva en materia de oportunidades para los ciudadanos jóvenes de nuestro país, ¿qué empresario de Colombia se negaría a recibir en cambio un estímulo por cada patrocinio ofrecido? Estoy convencido que la respuesta es apenas obvia, pero esto ha de ser un verdadero compromiso estatal, pues es claro que estas iniciativas están lejos de ser una utopía, vasta con contemplar el caso de la W radio con Julio Sánchez Cristo, quien llevara en el 2019 a las mejores universidades de Colombia un grupo de bachilleres provenientes de Buenaventura.

Así mismo el 2020 ha de ser el año de la verdadera reforma a la justicia de nuestro país, nuestra estructura de administración de justicia atraviesa por uno de sus momentos más difíciles y por ello resulta necesario que el ejecutivo lidere una verdadera reforma que permita, como lo hemos venido insistiendo y reiterando en esta columna, el regreso de la confianza hacia la majestuosidad de la justicia, hoy por hoy vemos cómo en la práctica el ciudadano de a pie, renuncia tácitamente a acudir a las múltiples instancias judiciales que lo asisten, pues para la ciudadanía acceder a la justicia, es difícil, engorroso y tortuoso en la medida en que no existen divisiones jurisdiccionales territoriales que le hagan más fácil la vida, entonces volvemos al ejemplo; el ciudadano que es víctima de un hurto en Suba o en Kennedy, no tiene la facilidad de desplazarse al complejo judicial de Paloquemao para darle continuidad al impulso de la causa penal que lo asiste, quedando el caso así enmarcado dentro de una total órbita de impunidad. Por el otro lado, el pequeño, mediano y grande empresario desiste de la jurisdicción ordinaria ante la posibilidad de la cláusula compromisoria, entonces prefiere pagar unos honorarios para un trámite arbitral que someterse a la zozobra de los tribunales ordinarios. Tribunales que han sido azotados por las inexplicables circunstancias que hemos tenido que contemplar, como el cartel de la toga o el cartel de los falsos testigos, llegó el momento de tecnificar y de hacer moderna nuestra administración de justicia, de someter a control biométrico ciertos actos procesales, de profesionalizar toda la rama judicial, de hacer transparentes los remates judiciales, de lograr estructurar un sistema de secuestres en que los ciudadanos se sientan protegidos por la ley y no fustigados por ella.

El año 2020 debe tornarse como el año de la reivindicación ambiental y de prevención al cambio climático, nuestro gobierno debe ponerse la camiseta para lograr que las latentes amenazas que todos los días acechan puedan ser mitigadas y minimizadas, experiencias como las de Australia no pueden repetirse ni en Colombia ni en ningún otro rincón del planeta, pero para ello es necesario que tengamos gobiernos comprometidos con cambios palpables y reales en el diseño de protocolos y procedimientos sostenibles para la protección del medio ambiente, el cambio ha de venir de las directrices e instrucciones en cabeza del gobierno que con el concurso de los sectores académicos han de fijar el derrotero a seguir.

Este año bisiesto 2020 ha de ser el año de la revolución digital, en la que los emprendimientos e iniciativas tecnológicas que silenciosamente están transformando nuestro país, adquieran la relevancia que se merecen, Colombia, navega lenta e imperceptiblemente hacia el mundo “cashless”, cada vez más las plataformas de pagos y  de dispersiones de fondos electrónicos adquieren mayor relevancia, pero a su turno, yacen en medio de la falta de regulación, nuestro país requiere ponerse a la par de Brasil, Perú, República Dominicana, lugares en donde para comprar un perro caliente en la calle, los usuarios ya no usan dinero en efectivo sino sus dispositivos móviles, sin embargo, nuestra legislación, heredera del caos del narcotráfico, en todos los temas que tengan de suyo elementos financieros se torna en una legislación prohibitiva y punitiva, en vez de consolidarse como una herramienta de transformación y de modernización. 

Así mismo, quiero compartir uno de mis propósitos personales para 2020, básicamente se circunscribe en rodear al presidente Duque ante las dificultades. Me podrán decir que somos ciegos para excluir al presidente de deliberadas acciones para eludir la concreción de hechos que devuelvan la credibilidad perdida, es tan difícil su situación actual que siendo el único mandatario que salió a las playas a saludar a los propios y turistas despertó tanta reacción negativa que uno tiene que entender que el problema es más de fondo de lo que se ve, cortésmente le envía una nota de saludo a la nueva alcaldesa de Bogotá y pone en apuros a una capacitada presentadora para poder leer el mensaje y continuar con el acto sobrio de posesión de la mandataria, trayendo además un debate abyecto con relación a la asistencia del primer mandatario al acto de posesión del burgomaestre del Distrito, situación que no requiere por imposición legal o incluso protocolaria, la asistencia del presidente de la república, en este entender, es necesario que para 2020, nos propongamos dejar de creer en la “iniciativa legislativa tuitera” o en la “jurisprudencia de Facebook”, pues precisamente son estas, expresiones las que han servido de fósforo para el bidón de gasolina, expresiones que muchas veces alejadas del buen juicio, se edifican en medio del odio y la ponzoña, en la que la expresión sin límite, o sin siquiera prevención se sobrepone ante las de los demás. No estoy sugiriendo que apaguemos nuestros dispositivos móviles o que limitemos el uso de las redes sociales, todo lo contrario, es que, como compromiso hacia el futuro, abrazando una nueva década, es menester que utilicemos estas soluciones técnicas de conformidad como nuestros tiempos lo exigen.



Noticias Destacadas