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AD HOMINEM

Antonio Caballero
19 de abril de 1999

La peregrinación del presidente Pastrana para recibir palmaditas del Rey y bendiciones del
Papa? No. ¿La visita de la extraña señora Janet Reno ("grata huésped", la saluda la prensa) para impartir
órdenes? No. Voy a escribir sobre un asunto de detalle, que sin embargo me parece significativo porque refleja
bien la personalidad de quienes nos gobiernan; y en consecuencia explica cosas como la peregrinación feliz
del Presidente y la 'grata' visita de la jefa. Se trata de un artículo de prensa publicado hace ya tres semanas,
en El Tiempo. Cuando lo leí, a la primera ojeada, me pareció tremendo. Era un ataque feroz y despiadado
contra el doctor Carlos Lemos Simmonds, conocido político, ex funcionario público de muchos cargos
(incluido el de presidente de la República) y pugnaz columnista de prensa. No le perdonaban nada: ni lo uno,
ni lo otro, ni lo otro. Aunque se publicaba bajo el antetítulo sereno de 'Argumentos' no había en él ningún
argumento de tipo intelectual: sólo injurias e insultos ad hominem destinados a destruir, a demoler, la
personalidad y el carácter del ex presidente y columnista. Con justicia, sin duda, pues nada de lo dicho en el
artículo era falso; pero con una saña sanguinaria que hasta a mí, que no soy particularmente devoto del
personaje, me pareció excesiva.Luego miré la firma del artículo y me quedé perplejo: era la del mismísimo
doctor Carlos Lemos Simmonds. Y cuando releí el texto con más atento cuidado me percaté de que en
realidad el blanco de los ataques era otro doctor, también conocido político, también ex funcionario de
muchos cargos (aunque, por ahora, no del de Presidente), y también columnista de prensa. Pero de otra
política, de otros cargos, de otros gobiernos, de otro periódico: el doctor Rafael Pardo Rueda.En mi
defensa alego, sin embargo, que esa confusión era comprensible. Porque díganme ustedes si frases del
artículo como "la grotesca caricatura burocrática en que finalmente degeneró" no parecen pintar de cuerpo
entero al doctor Carlos Lemos Simmonds. Y lo mismo otras muchas: "Recurrir a patrocinios maliciosos",
"actuar como muñeco de ventrílocuo", usar "intrigas palaciegas", o "manipulaciones indebidas de la
burocracia gubernamental". ¿No ha sido eso, de cabo a rabo, la vida del doctor Lemos Simmonds? Y otras
más: "manejo de la burocracia oficial", "título francamente clientelista", "prostituir al partido al que se aspira a
comandar", "ofrecer descaradamente puestos públicos para comprar adhesiones". Y otras todavía:
"inexistentes ejecutorias políticas", "desconocido ascendiente sobre las masas", "inéditos aportes
intelectuales"; o esa sentencia terrible que condena a quien ha sido "complemento obsecuente del
Establecimiento en el poder". Porque ¿conoce alguien el ascendiente sobre las masas del doctor Carlos
Lemos Simmonds? ¿O sus aportes intelectuales, excluye el involuntario (supongo) del artículo que vengo
citando? ¿O ignora alguien que el doctor Carlos Lemos Simmonds lleva 40, o tal vez 50 años, siendo
complemento obsecuente del Establecimiento en el poder?El artículo que cito es, ya digo, feroz y
despiadado. Pero es un autorretrato. A la manera paradójica del retrato de Dorian Gray de la novela de Oscar
Wilde, que sufría los estigmas deshonrosos de las acciones viles de su modelo y se iba volviendo horrendo
mientras el físico mismo de Dorian Gray se mantenía limpio y lozano. El doctor Carlos Lemos Simmonds
pinta su propio retrato, cuando cree estar pintando el de otro.Si lo que critica Lemos en el artículo que
vengo citando son sus propias características, en cambio lo que elogia es justamente lo contrario de lo que
ha sido su propia vida. La "rebeldía", el "empezar desde abajo, desde los arduos peladeros de la
oposición", la "voluntad de las bases", los "movimientos renovadores", el "meter los pies en el barro", el
"embadurnarse de pueblo", el "hacer auténtica política liberal". Lemos nunca ha sido un rebelde, nunca ha
aceptado la voluntad de las bases, nunca ha estado en los peladeros de la oposición, nunca ha metido
los pies en el barro, y nunca se ha embadurnado de pueblo. Y en cuanto a lo de "auténtica política liberal",
la que él ha hecho nunca ha sido auténtica, nunca ha merecido el nombre de política, y jamás, ni por el forro,
puede llamarse liberal.Quiero concluir esta columna, que en realidad no es más que un florilegio de frases
del doctor Carlos Lemos Simmonds, funcionario público y columnista de prensa, con otra que tampoco
es mía: "Cosas de la moral pública y de la 'objetividad' periodística en Colombia"...Su autor es _¿quién, si
no?_ el doctor Carlos Lemos Simmonds, periodista objetivo y beneficiario de un sueldo de ex presidente de
Colombia.

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