Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

¿Compasión?

El gobierno ha permitido que su partido lo reduzca a tres objetivos: tumbar a Maduro, promover una macabra danza de venganza sobre los restos de lo que fueron las FARC y darle cuchillo a todo aquello que en su juicio huele a izquierda.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
15 de abril de 2019

Leer del asesinato de un bebé de 7 meses.

Saber, ratificar que es cierto.

Conocer que el padre y su madre, excombatientes de las FARC quedaron heridos en el sitio donde fue asesinado, comprender que habían dejado las armas e iniciaban una nueva vida luego del acuerdo de paz.

Ser inconscientes frente a este hecho (y a otros semejantes) por parte de sectores “bien” del país, una inconciencia odiosamente larga, que alienta el odio en millones que hoy pugnan por un sistema de “justicia” que niegue el acuerdo de paz con las FARC y el necesario con el ELN.

El escenario es doloroso, clama por compasión y humanidad.

El continuo asesinato de los líderes populares, compatriotas organizados o que organizan sus comunidades.

El desprecio constante por los mecanismos de participación y decisión social comunitarios con base en afirmaciones como aquellas de que “ponen mucho problema y no construyen nada”, el odio exacerbado a “los indígenas, esos brutos que no hablaron con el presidente y lo querían arrodillar”, los ataques repetidos a población que decide su sexualidad hombre con hombre o mujer con mujer, como en el caso del Centro Andino en que además, la policía “resuelve” imponiendo un comparendo a la pareja homosexual usando un código, que han convertido en instrumento para violar derechos.

Una deforestación desbordada y sin posibilidad cierta de control; una estrategia de gobierno para enfrentarla que hará más rentable el negocio de los “empresarios” de la extensión ganadera en regiones de la Amazonia. Y que al igual que en el combate al narcotráfico, profundizará en lo local la corrupción de autoridades, civiles, de ejército, armada y de policía.

Quien viaje por las zonas comprometidas con narcotráfico, minería y cuanta ilegalidad se observe se preguntará siempre ¿cómo en medio de tanta presencia de fuerzas armadas es posible que la ilegalidad sea reina?

¿Ejemplos?: Cáceres y Bajo Cauca Antioqueño, Cúcuta, Tumaco, Buenaventura, etc, etc.

La lista se extiende.

Todo lo anterior debería llamar a los que tienen poder y toman decisiones al interior de la sociedad para que sin dudas defiendan la vida de todos, actúen unidos en defensa de la paz posible, la que está hecha y no la que no era viable. A lanzar un mensaje claro de que no se aceptan imposiciones de política de ningún país sobre las nuestras, a defender siempre el uso de la solidaridad y de la compasión antes que la de la guerra con los vecinos sin pretender que su gobierno sea el que nosotros decidamos.

Pero no funciona así. Por el contrario, unos se alegran de las muertes de otros, se sindica irresponsablemente para descalificar las personas y sus intenciones políticas. Se abusa del poder para preservarlo actuando en contravía de la constitución y el estado de derecho.

Las semanas que vienen pintan más oscuras que lo que tenemos hoy.

El gobierno ha permitido que su partido lo reduzca a tres objetivos:  tumbar a Maduro, promover una macabra danza de venganza sobre los restos de lo que fueron las FARC y darle cuchillo a todo aquello que en su juicio huele a izquierda.

Los veremos en las fotografías de los días santos, de rodillas, con sus rostros en actitud angelical, cumpliendo una vez más con el rito, santiguándose, recibiendo la comunión y dando fe de la popular frase: el que peca y reza empata, acrecentando la convicción de que esos, los que tienen el poder, tendrán el perdón de Dios.

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com

Noticias Destacadas