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El Poker de la Paz

Unas decisiones políticas por parte de las FARC pueden ayudar a obtener una victoria electoral.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
6 de diciembre de 2016

Incertidumbre es el signo en lo relacionado con el proceso de paz.

Lo curioso es que dicha incertidumbre no es producto de dudas en la decisión de las FARC para salir de la guerra, sino de la división existente en las élites que han definido el país por décadas.

La solución institucional al compromiso del gobierno sobre refrendación ciudadana a la firma de la paz fue entregar el acuerdo al Congreso de la República para que en nombre del pueblo afirmara la decisión presidencial de poner fin a la guerra.

Este trámite, culminó con la ausencia al momento de la votación del uribismo representado en el Congreso, y algunos miembros del Partido Conservador. Si bien este paso se dio con la mayoría de votos, lo que sigue es la implementación y, sin lugar a dudas, la división de las elites la afectará. 

Los primeros asuntos a resolver son:

De un lado que el gobierno pueda usar el ‘fast track’ para aprobar las leyes que garantizan la implementación de lo acordado, lo cual depende hoy de la Corte Constitucional y no creo que sea resuelto este año.

De otro lado el consenso político y social en las regiones alrededor de los acuerdos con las FARC que podría frenar la oleada de violencia sobre líderes sociales o comunitarios de distintos departamentos está muy lejos de lograrse.

Sin estos dos elementos resueltos, la implementación estará muy cerca del fracaso.

¿Cómo superar esta situación? 

El Gobierno y las FARC están haciendo esfuerzos, las peticiones de perdón por parte de los ex guerrilleros ayudan, pero acelerar el proceso de desarme y concentración de las FARC como decisión política autónoma podría ser determinante.

Las FARC quieren desarmarse en el marco de lo convenido con el Gobierno  pero el momento de incertidumbre debería moverlos a desarrollar un proceso de ‘fast track’ en su desarme y concentración que influya favorablemente la opinión.

Los escenarios que tenemos en frente parecen ser los siguientes: 

1) Paz impuesta.

Colombia como régimen presidencialista y con el llamado de urgencia del gobierno consigue que la Corte Constitucional se exprese en favor de aprobar el ‘Fast Track’ para los primeros meses del 2017, y con las mayorias amigas del Acuerdo del Teatro Colón, se aprueba el paquete legislativo en el congreso.

En este escenario tendremos un reclamo permanente de los actores del No sobre la legitimidad del acuerdo y de traición a los votantes que ganaron el plebiscito, reclamando por la voluntad popular expresada el 2 de Octubre.

Este es un escenario de pugnacidad que hará del proceso de paz e implementación el tema de las elecciones presidenciales y de congreso en el 2018. 

La implementación será débil, contará con tropiezos en muchos de los territorios, las FARC en su opción de paz estarán debilitadas y el propio gobierno les hará mayores exigencias, limitará su movilidad y acción política a fin de restarle argumentos a la oposición. 

La cooperación internacional mayoritariamente dudará pues las frágiles condiciones para la implementación acrecentaran los temores sobre aplicación ineficiente de los recursos destinados al desarrollo de los acuerdos en los territorios.

2) Paz a ritmo de tortuga

En este escenario el Gobierno no recibe aval constitucional para adelantar el ‘Fast Track’ a menos que haga un nuevo plebiscito. Por temor a perder una nueva consulta ciudadana el presidente decide no ir a plebiscito y opta por emprender el camino de presentar las leyes de implementación en los tiempos ordinarios del Congreso. 

Este escenario puede tardar un año de debates largos y pugnaces, la opinión se agota y el proceso enfrenta intentos de modificación al contenido de los acuerdos por parte de los congresistas.

Es un escenario “Casa del Terror” porque al tiempo que se discuten las decisiones en el Congreso, los guerrilleros están a la espera, desmovilizados sin desmovilizarse con las implicaciones que ellos tienen para un cuerpo armado grande o pequeño. A pesar de que las FARC pongan a su gente a estudiar en los campamentos, las guerrillas no son centros de estudio. Para eso están los colegios y universidades. 

Este escenario lleva a una atomización de las unidades de las FARC y a un agravamiento de la situación de control territorial por parte de las FFAA

3) Paz victoriosa

Ante la imposibilidad del ‘fast track’ sin ir a un plebiscito, el gobierno y las FARC deciden ir a un nuevo plebiscito asumiendo el riesgo de un resultado negativo.

Las FARC actuan por encima de lo acordado haciendo un desarme antes del día D+180 e igualmente su proceso de concentración.

Se convocan nuevas elecciones plebisicitarias y el Sí sale victorioso. 

En este contexto. La paz sale fortalecida y la implementación se adopta con legitimidad indiscutible. El proceso de acompañamiento internacional y la implementación se vigorizan.

En este escenario, la opinión pública está mucho más empoderada y la dinámica territorial se vive como una tarea definida mayoritariamente por el camino de la refrendación popular. En este escenario las elecciones del 2018 tienen como eje la profundización de la implementación y el desarrollo territorial de la paz

4) Paz derrotada.

El gobierno ante la imposibilidad de utilizar el ‘fast track’ decide acudir a las urnas para un nuevo plebiscito, el resultado electoral es adverso al Sí y se frena la implementación de este acuerdo.

El gobierno y las FARC han perdido la batalla.  Quienes creemos en este camino de la solución construida en La Habana y reconstruida con el acuerdo del Teatro Colón, no somos mayoría, estamos derrotados.

El gobierno consecuente con su decisión por la paz plantea rehacer el acuerdo en detrimento de las condiciones de la jurisdicción especial de paz y la participación política.

Los países amigos y la comunidad internacional hacen débil su participación en esta nueva etapa y languidecen las opciones de paz.

Las FARC convocan a una nueva conferencia a sus líderes, el presidente Santos llama a mantener la negociación con las FARC e invita al uribismo a proponer algunos miembros del equipo negociador. El Uribismo decide no participar.

En este escenario no habrá cooperación internacional para implementar los acuerdos.

Las definiciones sobre la paz dependerán del  resultado electoral del 2018.

El escenario ideal es el tercero, el de la paz victoriosa.

Aún estamos a tiempo.

Unas decisiones políticas por parte de las FARC pueden ayudar a obtener una victoria electoral. Una decisión de ir al plebiscito por parte del presidente Santos para utilizar el ‘fast track’ es una carta de duro jugador de poker.

El riesgo es muchisimo mejor que esta incertidumbre que va entregando la victoria sin que la merezcan a los enemigos de la paz.

 

* @alvarojimenezmi / ajimillan@gmail.com

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