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Antonio Caballero
10 de marzo de 1997

Es normal que un gobierno ponga anuncios en la prensa, y a veces es incluso obligatorio: anuncios de licitaciones, por ejemplo. Este gobierno, sin embargo, que no abre licitaciones ni cuando son obligatorias, y al cual sólo le falta un pelo de desfachatez para publicar en su lugar grandes fotos en colores del dedo del ministro que otorga los contratos, ha llegado a un extre-mo asombroso: la casi totalidad de su actividad gubernativa consiste en poner anuncios, y la mayor parte del presupuesto público se va en pagarlos. Anuncios en la televisión y en los periódicos, anuncios en las calles, en la radio, en grandes vallas publicitarias plantadas en las carreteras y en los campos: "Aquí está reforestando el Ministerio del Medio Ambiente del Gobierno de la Gente", proclama mentirosamente un cartelón en letras verdes en medio de un desierto en el cual no se ha sembrado nada distinto de esa valla. Anuncios de todos los ministerios y de todas las entidades oficiales: de la Policía, del Ministerio de Salud, del de Justicia. No hay salud, no hay justicia, la Policía no funciona: pero ahí están los anuncios. Cien frentes guerrilleros tienen incendiados el campo y las ciudades ante la impotencia de las Fuerzas Armadas: pero ahí están las Fuerzas Armadas feriándose la plata de los bonos de guerra en anuncios a todo color con Claudia Schiffer, que es la modelo más costosa del mundo.Se puede calcular, sin exageración, que el primer distribuidor de pauta publicitaria del país, antes que todos los grandes grupos económicos sumados, es el 'gobierno de la gente' que preside Ernesto Samper.(Le pisa los talones la administración distrital del alcalde Antanas Mockus, que tampoco es manca.)No son sólo anuncios inútiles: son además contraproducentes. Porque no reemplazan la realidad verdadera con su optimismo de colorines, sino que, por el contraste que ofrecen con ella, aumentan aún más el ya notable grado de irritación de la gente (la gente de verdad, la que paga los anuncios: no esa que cobra por salir sonriente en los anuncios del 'gobierno de la gente'). Son anuncios imbéciles. Que sólo anuncian, en el fondo, la imbecilidad de este gobierno que los hace poner.Acaba de salir uno nuevo (pese a que la emergencia económica determinó recortar gastos en publicidad), particularmente inútil, particularmente imbécil, y por añadidura dañino. Es uno colocado en los periódicos por el Viceministerio de la Juventud del Ministerio de Educación del Gobierno de la Gente (cada una de esas tres entidades tiene su propio logo, pagado a precio de oro _sin licitación, supongo_ a una agencia publicitaria: unos rayones de lápiz para el gobierno, unos monigotes que se abrazan para el Viceministerio, y una especie de templo griego para el Ministerio). Sale la foto de un joven exclamando con cara de felicidad: "Soy joven! Soy auténtico!" _porque en el Ministerio de Educación no saben, por lo visto, que el idioma castellano tiene signo de exclamación no sólo para cerrar las exclamaciones sino también para abrirlas. Y continúa diciendo el contento joven: "Los jóvenes somos realidad y futuro. El siglo 21 nos espera, empecemos a prepararnos desde hoy!" (también sin signo de exclamación de entrada: tal vez el Ministerio de Educación piensa que los jóvenes verían algo correctamente escrito como un velado reproche académico).No sé para qué sirve el Viceministerio de la Juventud. Para nada, supongo, juzgando por el bajo nivel educativo, deportivo, cívico, que muestra la juventud colombiana. Servirá, claro, para lo que sirven los ministerios en Colombia: para generar empleo burocrático que les permita a los políticos mantener sus fichas electorales por cuenta del erario. Pero que por lo menos se abstenga de hacer más daño del que produce su mera existencia fomentando además el mal uso de la lengua castellana entre los lectores de prensa (iba a escribir "entre los jóvenes", pero los jóvenes, como debe saber incluso el Viceministro de la Juventud, no leen prensa). Entre los pobres, sufridos, maltratados lectores de prensa, que tienen ya que pechar con la estrambótica sintaxis y la falta de adecuación lexicográfica de los columnistas que defienden al 'gobierno de la gente'.(Releyendo el imbécil anuncio del Viceministerio me asalta una corazonada: ¿No será que lo redactó D'Artagnan? También él adorna sus columnas con la foto de un joven _de él mismo, pero cuando joven_; y en cuanto al contenido, revela una larga práctica en el arte de decir boberías.)Pese a todo, prefiero los anuncios de Claudia Schiffer que pagan las Fuerzas Armadas con la plata de los bonos de guerra. nn Se puede calcular, sin exageración, que el primer distribuidor de pauta publicitaria del país es el 'gobierno de la gente' de Ernesto Samper