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Aquí pasó Clinton

Lo que nadie entendió fue la frase que Clinton le dijo a Uribe: ''Espero que dure usted más de ex presidente que de Presidente"

Semana
25 de junio de 2005

No estoy tan segura de que costara 200.000 dólares traer a Clinton a Colombia a hacer la misma demostración de carisma que a diario nos hace Álvaro Uribe. Esta última sale gratis.

Soy clintoniana por naturaleza femenina. Pero no estaba dispuesta a pagar una boleta de 600.000 pesos para ir a oírlo decir las mismas cosas bonitas que dice en todo los países del planeta. Que si nos unimos se acabará la pobreza, que su ciudad favorita del mundo es Cartagena, que esta es la tierra de García Márquez y de los niños vallenatos, que anda con una cintica del país en la muñeca, que le preocupan la violencia y las viudas de los policías. Y el narcotráfico.

Antes de venir acá, Clinton había pasado por México y después de aquí iba a Brasil. Y lo mismo. En México dijo que si nos unimos se acabará la pobreza, que esa es la tierra de Jorge Negrete, que su ciudad favorita del mundo es Cuernavaca, y que cada vez que se va no se baja el sombrero mexicano. Y que también le preocupan la violencia y las viudas. Y el narcotráfico.

Y después lo dijo en Brasil. Que si nos unimos se acabará la pobreza, que esa es la tierra de Antonio Carlos Jobim, que su ciudad favorita del mundo es Bahía, que todos los días oye la Chica de Ipanema y bebe cachaza, y que le preocupan la violencia y las viudas. Y el narcotráfico.

Cómo será de querido Clinton que al embajador de Colombia en Estados Unidos, Luis Alberto Moreno, le dijo que ambos tenían el mismo problema: estar casados con mujeres más inteligentes que ellos. Eso también se lo había dicho antes a Fox y después a Blair. Pero en el caso de Gabi de Moreno, es cierto. (O no, Luigi?)

Yo no asistí ni al almuerzo (es la única vez en la que se entiende que uno se queje de no estar incluido en la tenebrosa 'Lista Clinton'), ni al foro. Y aunque ninguno de los asistentes consultados me supo decir bien qué fue lo que dijo Clinton, todos coincidieron en que quedaron descrestados con él. No hubo uno solo de los asistentes que dejara de escucharlo con cara de embeleso.

Detalles que me relataron mis corresponsales: que el almuerzo salió como raro porque era para ver a Clinton, pero este estuvo todo el tiempo sentado en una mesa y la que habló fue la presidenta de la Asobancaria, Patricia Cárdenas.

Que en el foro, entre los candidatos -distintos a Uribe- no invitaron sino a Peñalosa como panelista y que no le fue bien en la exposición. Y que en cambio sí invitaron a Juan Manuel Santos, al que le fue mejor: muy al estilo de su personalidad, le recordó a Clinton que como ministro lo llamó para pedirle ayuda, y que entre los dos salvaron la economía colombiana. Y además le dijo que el ex presidente gringo era el verdadero inventor de la Tercera Vía (Clinton se fue pensando en cuál era la primera y la segunda). Pero como Clinton, Santos le había dicho lo mismo -y varias veces- al primer ministro inglés, Tony Blair.

Que cerca de 2.000 personas ovacionaron al Presidente. Y que Uribe, ¡esas cosas con las que lo sorprende a uno el Presidente!, le dio por alabar a Piedad Córdoba, destacarla como una leal opositora y graduarla como jefe de la oposición, precisamente delante de Gaviria, el verdadero jefe de la oposición que al otro día asumiría la dirección del Partido Liberal.

Lo que nadie le entendió a Clinton fue la frase de que "espero que usted dure más de ex presidente que de Presidente". ¿Sería que quiso decir más de Presidente que de ex presidente? ¿O sería una manera especial de desearle larga vida?

Pero el 'bañito de popularidad' que se dio Uribe de la mano de Clinton por la carrera séptima de Bogotá, y el que se dio Clinton con Uribe por la misma vía, que no es precisamente la tercera -la de Juan Manuel- resultó un negocio perfecto para ambos. A ningún presidente -candidato le sobran votos, y a ningún ex presidente que lo adulen-. Y más si es cierto que quiere ser presidente de las Naciones Unidas.

El carisma de Clinton hizo posible que en menos de una semana, entre su conferencia en México, la de Colombia, la de Brasil y la de Chile regresara a los Estados Unidos con la bobadita de 800.000 dólares en su bolsillo.

Aquí pisó Clinton. Ese hombre sí es bello.

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