Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN ON-LINE

Un duro camino del posconflicto

El principal temor es la reincidencia de las FARC en la violencia, pero hasta el momento solo se ha conocido de la disidencia del frente primero de Iván Mordisco.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
15 de septiembre de 2016

Los lugares comunes, de muchos analistas y en general la percepción de la población civil manifiesta que la reincidencia de las FARC es el principal riesgo de seguridad que vivirá el país en el periodo del posconflicto. Sin embargo, hasta el momento ese riesgo es bastante bajo. Dos datos confirman esto; del total de guerrilleros desmovilizados individualmente en los últimos años, cerca del 7 % han reincidido, mientras que para el caso de paramilitares la reincidencia llegó al 22 %. Por otro lado, ni en el caso del cese unilateral, ni en el caso del cese bilateral ha habido violaciones sistemáticas por parte de una estructura que indique una insurrección. Lo que se sabe hasta ahora es de una estructura del frente primero, al mando de Iván Mordisco que tendría cerca del 40 % de ese frente, serían los únicos que estarían en disidencia.

Lo que por el contrario se ha comenzado a ver en algunos territorios es la llegada de otros grupos armados ilegales, u organizaciones criminales a zonas en las cuales las FARC operaban. Tres ejemplos valdrían la pena mencionar. En Tumaco, departamento de Nariño, se sabe de la presencia de un nuevo grupo que se auto denomina “Nuevo Orden”, al parecer ha habido dos reuniones con comunidades muy cerca del casco urbano y han dicho que ellos se quedarán administrando el territorio una vez las FARC salgan del mismo. Además ha habido un aumento de la extorsión que se estaría coordinando desde la cárcel.

De hecho, pobladores de Tumaco, principalmente de zona rural y de algunas zonas del Putumayo han dicho que; “A nosotros no nos gustaría que las FARC se desmovilizaran… ellos (las FARC) son fregados, pero han mantenido el orden aquí”. Lo que temen los pobladores de Tumaco, es que se repita lo ocurrido luego de la desmovilización paramilitar y la anarquía que se vivió con más de 4 grupos rearmados o emergentes que trajeron un aumento importante de la violencia.

El otro ejemplo se vive en el departamento de Arauca. Allí, hubo una guerra de más de cuatro años entre ambas guerrillas, en la cual, se asesinaron hasta familiares y una buena parte de su base social. La enemistad es inmensa y las heridas aún no han sanado. Allí habrá dos zonas de ubicación de las FARC y se teme no tanto que el ELN ataque estas zonas, cosa que incluso esta guerrilla ha dicho que no lo hará, sino que retome las zonas donde antes operaban las FARC. Cosa que ya comenzaron a hacer. Esto es lo que ha llevado a que alguna población diga que las FARC y el ELN se están intercambiando brazaletes, pero eso es bastante improbable. El miedo por el contrario es que en ese proceso de retoma territorial se termine masacrando la base social de las FARC.

El otro ejemplo es lo que ocurre en San Vicente del Cagüán. Allí operan tres estructuras de las FARC, pero desde hace dos meses dichas estructuras se han replegado y han dejado un vacío de poder. Ahora las comunidades del Cagüán se quejan no de las FARC sino de la delincuencia común que ha llegado al municipio. Ahora, las autoridades debaten para controlar el atraco pequeño y la delincuencia común en el municipio. Antes las FARC regulaban y administraban seguridad en el municipio, ante el repliegue otros intentan coparlo.

Así las cosas, el tema preocupante no es la reincidencia de las FARC, que seguramente la habrá, pero será baja... el problema es cómo evitar la llegada de otros grupos criminales. Para limitar o mitigar los riesgos de esta retoma se requieren tres asuntos. 1. Un buen modelo de seguridad rural, que incluya entre otras cosas un aumento importante de la presencia de la policía rural o DICAR y una buena articulación institucional. 2. Se requiere de un cumplimiento de los acuerdos de La Habana, como el Plan Nacional de Formalización rural, el Plan de electrificación rural y todo el tema de asistencia agropecuaria para la erradicación de cultivos de uso ilícito. Por último, se debe encontrar alguna forma de avanzar en los diálogos con el ELN y encontrar alguna salida jurídica para las BACRIM. Así las cosas, el riesgo principal no es que las FARC incumplan, el riesgo mayor es que el Estado no cumpla.

Noticias Destacadas