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La apuesta final de Santos por la paz

Con el ingreso de la canciller al equipo que busca un acuerdo con las FARC, el presidente se la juega al todo o nada.

Armando Neira, Armando Neira
20 de mayo de 2015

Hace unos días, SEMANA hizo una revelación que muestra en toda su dimensión el papel que juega en la alta política María Ángela Holguín. Decía que cuando se retire Ban Ki-moon como secretario general de la ONU en el 2016, ese cargo le correspondería por turno a Europa del Este. Sin embargo, Rusia, como miembro permanente del Consejo de Seguridad, tiene poder de veto y por sus pretensiones sobre Ucrania está enfrentada a la mayoría de los países de esa región. Por eso, argumentaba esta revista que se podría oponer al turno y de ser así, le correspondería a América Latina. Como hay un consenso de que el próximo secretario debe ser mujer, sobre la mesa está el nombre de la canciller de Colombia.

Acostumbrada a sentarse frente a frente ante presidentes y ministros para definir nuestra agenda política exterior, ella ahora lo hará ante Iván Márquez, Pablo Catatumbo, Joaquín Gómez y compañía para ayudar a solucionar el principal problema interno: el conflicto armado cuyos primeros tiros se empezaron oír antes del 13 de noviembre de 1963, cuando ella nació.

Su ingreso al equipo negociador, por si fuera poco, no es en solitario. Va en compañía de Gonzalo Restrepo, artífice del espectacular crecimiento de la cadena de almacenes Éxito, que después de abrir, en 1950, un local en Medellín, hoy es uno de los referentes de las marcas más queridas por los colombianos. De hecho, cuando Restrepo asumió en 1990, a sus 39 años de edad, en aquel entonces solo contaba con cinco almacenes, cuatro de ellos en Antioquia y uno en Bogotá. Tras 22 de gestión, dejó al Grupo Éxito como la primera compañía privada de Colombia en términos de generación de empleo, y la segunda más significativa en términos de ventas, con 427 almacenes y sedes en 82 poblaciones de Colombia, y con 52 tiendas en el exterior.

Así pues, Holguín y Restrepo simbolizan la alta diplomacia y el empresariado más respetado y productivo, lo que debe transmitir un mensaje de tranquilidad incluso a los más escépticos, que podrían atreverse a pensar situaciones tan fantasiosas como la de que el gobierno de Santos le está entregando el país a las FARC.

Y, por si fuera poco, el martes se informó que a la cartera de Defensa llega el también empresario y todavía embajador en Washington, Luis Carlos Villegas. Nada más y nada menos, quien fuera negociador plenipotenciario en La Habana cuando arrancó el proceso. El hombre que les habló claro y duro a las FARC ahora asume la tarea de transmitirles a las Fuerzas Armadas el mensaje transparente de lo que realmente ocurre en la isla. Con Villegas, además, quedan en el gabinete dos hombres que han conversado cara a cara con las FARC. Villegas, en Defensa, y el general Óscar Naranjo en la cartera de Posconflicto. Si a ellos se les suma el de Interior, Juan Fernando Cristo, autor de la Ley de Víctimas, queda claro que algunos de los pesos pesados del gabinete gravitan alrededor del proceso de paz.

Esto significa que Santos decidió jugarse todos sus restos en su mayor apuesta. Se trata de una decisión arriesgada porque precisamente haber dependido tanto de la paz le ha costado el mayor impacto en su imagen. De hecho, tras el ataque de las FARC en Cauca contra un grupo de soldados que dormía, el pesimismo cayó sobre el país y Santos se derrumbó casi 20 puntos de popularidad en las encuestas. “La paciencia de los colombianos no es infinita y llegó el momento de las decisiones, el momento de trabajar más intensamente. No podemos desaprovechar esta oportunidad. No dejemos que pase el tren de la historia. El tiempo se volvió enemigo de la confianza en el proceso”, aceptó el propio Santos en las últimas horas.

Pero también puede pasar lo contrario. Que logre sacar adelante una firma de la paz. Entonces pasará a la historia y los colombianos dejarán de oír los tiros que tanto dolor han causado y con los que empezamos a matarnos antes de que naciera la canciller Holguín, que hoy suena incluso para suceder a Ban Ki-moon.

*Director Semana.com
Twitter: @armandoneira

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