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¿Peor que Néstor Humberto?

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
6 de junio de 2020

¿Saben ustedes de quién era la voz que aparecía en el audio con que el fiscal Barbosa intentó desviar el escándalo de la Ñeñepolítica para que enlodara la campaña de Gustavo Petro sin ningún fundamento?

Esa voz que el fiscal Barbosa dice que no ha podido identificar no es la de Álvaro Cotes, como se había dicho inicialmente, sino presuntamente la de Darío Barros, un poderoso contratista guajiro amigo del Ñeñe Hernández, investigado por sus incumplimientos en la Vía de la Prosperidad.

Sus relaciones políticas las ha construido con los exgobernadores Jorge Pérez Bernier y Hernando Deluque, condenado este último a nueve años de cárcel por contratación irregular y peculado, y con Mama Franca, la reconocida matrona de La Guajira muy cercana a Uribe, que encabeza un clan familiar en Maicao que carga a cuestas con varios escándalos.

Ella, Mama Franca, aparece mencionada por María Claudia Daza y por Goyo Hernández en los audios que revelé en la columna ‘Lo que diga el Goyo’ como una de las cabezas importantes de la alianza que se habría montado en favor de Duque en La Guajira y el Cesar, platas que no fueron reportadas por la campaña.

Mama Franca, en compañía del contratista Barros –que sería la misteriosa voz del audio con que el fiscal quería incriminar a Petro–, habría movido los hilos para nombrar a Wilbert Hernández, un hijo de Mama Franca, como gobernador encargado de La Guajira, cosa que el presidente Duque hizo el 28 de mayo de 2019. Lo nombró pese a que sobre él recaían serísimos cuestionamientos que lo señalaban como responsable de la masacre de Monguí, realizada en 2005, en la que fueron asesinados tres familiares del exministro Amylkar Acosta; y que fue perpetrada por el frente de contrainsurgencia wayú comandado por Jorge 40.

Duque, al llegar a la presidencia, no solo pasó por encima de las víctimas de esa masacre al nombrar a este gobernador, sino que acaba de nombrar al hijo de Jorge 40 como jefe de la Unidad de Víctimas. El Gobierno justifica su decisión con el argumento de que no existe el delito de sangre. Es cierto, no existe. Pero cuando el hijo defiende las atrocidades de su padre y las justifica porque lo considera una víctima del sistema, el único puesto para el que no debería estar habilitado es precisamente el de jefe de Unidad de Víctimas. ¿Por qué lo nombró Duque? O mejor, ¿a cambio de qué lo nombró Duque?   

El gobernador encargado que Duque nombró en La Guajira traía sobre sus espaldas una cercanía con el narcotráfico que hacía prácticamente imposible su nombramiento, pero a Duque eso no le importó. Su hermana la Chachi fue una narcotraficante poderosa, miembro del cartel de Los Nevados que lideraron los Mellizos Múnera, hasta que fue asesinada por ellos en 2012 en Santa Marta por un ajuste de cuentas relacionado con un alijo de 500 kilos de cocaína, según lo confesó el jefe del frente de contrainteligencia wayú en el proceso contra Kiko Gómez. Wilbert Hernández fue destituido como gobernador hace unos meses porque se gastó 11.000 millones de pesos en unos cursos de inglés en un departamento en el que los niños se mueren de hambre. No obstante eso no borra la pregunta: ¿por qué Duque aupó a un político tan impresentable? ¿Lo hizo acaso para pagar favores por los presuntos aportes que este clan pudo haber hecho en su campaña?

A lo mejor por eso es que el fiscal no quiere investigar la Ñeñepolítica: porque si lo hace puede llegar a descubrir cosas que dejarían muy mal parado a su amigo. Y por eso prefiere desviar cada vez que puede la atención, intentando enlodar un día a Petro o capturando a dos de los agentes de la Dijín que grabaron los audios para así cuestionar la legalidad de los mismos. 

Para el fiscal es más relevante revelar lo que dice de Petro una voz no identificada, así no sea gran cosa, que investigar quién era esa misteriosa voz y cuál era su relación con el Ñeñe y con la campaña de Duque. 

El fiscal trata con guante de seda a María Claudia Daza pese a que ella le dijo a la Fiscalía que no iba a colaborar y que prefería guardar silencio. Y sí, es cierto, ella tiene todo el derecho de decir que no va a colaborar con la justicia. Pero ese derecho debería tener consecuencias, sobre todo cuando son varios los audios en los que claramente ella aparece manejando la agenda del entonces candidato Duque y cuadrándole reuniones privadas cuasisecretas con varios políticos y personajes de La Guajira y del Cesar, muchos de los cuales tienen relaciones con la mafia. Con plata del erario, pagada con nuestros impuestos, la Daza, que formaba parte de la UTL de Álvaro Uribe, se dio el lujo de ayudar a recoger dineros que no fueron registrados en la campaña de Iván Duque. Por menos hay personas capturadas en la Fiscalía.

Sin embargo, a María Claudia Daza no solo no la capturan sino que la dejan salir del país días antes de que fuera vinculada al proceso, de la misma forma que el fiscal Néstor Humberto Martínez dejó salir a los tres altos funcionarios de Odebrecht para después librarles una orden de captura que nunca se activó.

Si no fuera por la soberbia que se le ve a Barbosa, quien le dijo a Vicky Dávila que su Fiscalía era histórica, yo diría que este fiscal está actuando un libreto escrito por su antecesor.   

Desde que llegó a la Fiscalía, Barbosa ha tomado decisiones arbitrarias que favorecen descaradamente a su amigo personal, el presidente Duque, y se las ha ingeniado para utilizar la lucha en contra de la corrupción como un acicate para amedrentar a los alcaldes y gobernadores opositores al Gobierno. Conclusión: el fiscal Barbosa no va a investigar la Ñeñepolítica, pero va a tratar de vincular a todos los que le exijan que investigue lo que no quiere investigar. Pobre justicia, pobre Fiscalía. 

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