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Buenos y malos

Posada Carriles ya tenía acciones de terrorismo "bueno": bombas en hoteles de La Habana y un avión de Cubana con 73 personas a bordo

Antonio Caballero
5 de septiembre de 2004

Varias veces he observado desde esta columna que hay terroristas malos y terroristas buenos. De acuerdo con quienes sean, y de acuerdo con quienes sean sus víctimas. Un ejemplo: cuando el ex dictador iraquí Saddam Hussein intentó hacer matar en Kuwait al ex presidente George Bush (padre), su acción era la de un terrorista malo. Pero cuando el presidente

George Bush (hijo) ordenó la destrucción de Irak para vengarse de Saddam Hussein ("Trató de matar a mi papi") su acción aunque terrorista (en el código militar se llama exactamente así: Awe, o sea "Terror") no era mala. Era la acción no sólo de un buen hijo, sino de un defensor del Bien frente al Mal. De un terrorista bueno.

Acabamos de ver otro ejemplo de 'terroristas buenos', más elocuente aún precisamente porque no se refiere a gente importante. Se trata de cuatro terroristas de segunda fila, presos (y condenados) desde hace cinco años en Panamá, a quienes la presidenta saliente Mireya Moscoso indultó en la última semana de su gobierno por "razones humanitarias". (No sobra señalar que su cabecilla, el agitador anticastrista cubano-norteamericano Luis Posada Carriles, era además agente de la CIA). ¿Habían tratado esos cuatro de matar al papá de algún presidente de los Estados Unidos? No. Habían tratado de matar al presidente de Cuba, Fidel Castro, volando de pasada a unos cuantos centenares de colegiales panameños durante una cumbre de gobernantes hispanoamericanos celebrada en Panamá. No lo consiguieron, pues fueron detenidos antes. Pero ya tenían en su haber otras cuantas acciones que sólo pueden ser calificadas de terroristas, así su terrorismo -puesto que venía de la CIA- fuera 'bueno': eran responsables de unas cuantas bombas puestas en hoteles de Cuba (en una de las explosiones murió un turista italiano) y, más vistosamente, de la voladura de un avión de la compañía Cubana de Aviación con setenta y tres pasajeros a bordo. Desde esa acción, cometida hace más de veinte años, Posada Carriles y sus colegas habían vivido tranquilos en su exilio de Miami, hasta que fueron detenidos en Panamá por el ya mencionado atentado fallido contra Castro. Y ahora, liberados por el humanitarismo de la presidenta Moscoso, volvieron a sus casas de Miami sin ser molestados por nadie.

Porque habrá lo que llaman 'tolerancia cero' frente al terrorismo. Pero dependiendo de quién sea el terrorista. Tampoco se le va a ocurrir a nadie perseguir al Mossad israelí por volarle la cabeza a un dirigente palestino con su teléfono móvil, ¿no? Se trata de un terrorismo 'bueno'. Porque es contra los malos. ¿Quién va a ser más malo que un adversario de Israel? ¿Quién va a ser más bueno que un adversario de Fidel Castro?

Esto no es una crítica a la ex presidenta de Panamá, Mireya Moscoso. Pobre señora. Ya tuvo bastante con verse obligada a abandonar su exilio miamesco (al cual vuelve ahora) para ser elegida presidenta en memoria de su difunto marido Arnulfo Arias. ¿Cree alguien que esa pobre señora presidenta puede resistirse a una llamada telefónica de la secretaria del embajador de los Estados Unidos en Panamá incitándola al humanitarismo? Yo, al menos, no lo creo. Y que les pregunten otro tanto a los demás presidentes de países de América Latina, a ver qué opinan. (Exceptuando, claro está, a Fidel Castro).

Yo no soy terrorista a sueldo de la CIA, como el cubano Posada Carriles, que vive en Miami; ni ex presidenta panameña que va a (volver a) vivir en Miami, como Mireya Moscoso. Soy simplemente un crítico de la hipócrita política 'antiterrorista' de los gobiernos de los Estados Unidos. Y por eso me preocupo cuando veo que en la Convención Republicana de Nueva York el presidente George Bush acepta la designatura de su partido para la reelección diciendo:

"Tenemos que combatir a los terroristas por toda la faz de la tierra (...) Vamos a permanecer a la ofensiva, golpeando al terrorismo en el extranjero, para no tenerlo que enfrentar en casa".

Me preocupo porque, insisto, yo no vivo en Miami. Vivo en el extranjero.

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