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En sus marcas...

En medio de alianzas y rompimientos, el panorama de la campaña a la Alcaldía de Bogotá empieza a aclararse. Los candidatos se preparan para una carrera en la que vencer a Claudia López será una tarea casi imposible

Lucas Pombo, Lucas Pombo
25 de julio de 2019

Después de una precampaña intensa, llena de adhesiones y desmarques, la carrera a la Alcaldía de Bogotá se decantó, dejando como resultado a un Miguel Uribe lleno de apoyos políticos tradicionales, a una Clara López que llega tarde y a dos punteros en las encuestas que, si nada raro sucede, serán quienes se disputen el asiento que hoy ocupa Enrique Peñalosa.

La posición de Claudia López sigue siendo envidiable; es la favorita para ganar en octubre y logró neutralizar, en buena medida, el riesgo de atomización de los votos de la centro izquierda, promoviendo un acuerdo político con Luis Ernesto Gómez, Celio Nieves y Jorge Rojas. La excongresista tiene a su lado a Antanas Mockus, a Sergio Fajardo, a Rafael Pardo, a Antonio Navarro, a Angélica Lozano y una de las listas más competitivas al Concejo; tiene a su favor la bandera anticorrupción y su distancia con la clase política tradicional. Sin embargo, la excongresista no ha podido sumar el apoyo de Gustavo Petro, cuya fuerza política en la Capital de la República es innegable.

La distancia entre la candidata López y Colombia Humana parece cada vez mayor. La línea roja del metro subterráneo y la molestia de Petro con la elección de Jorge Torres, a quien ha calificado como "peñalosista", como cabeza de lista de los verdes al Concejo Distrital, han impedido que se consolide una alianza imposible de vencer el 27 de octubre. Mientras tanto, Hollman Morris, cuya candidatura se había desinflado hasta volverse inviable, busca el apoyo de su jefe político para tomar un segundo aire.

El caso de Galán es paradójico. Aunque parece ser el candidato solitario de la baraja, sin coalición ni partidos que lo acompañen, la realidad es (o será) muy distinta. Si su estrategia de ir por la vía del centro funciona y crece la brecha con Miguel Uribe, el exsenador podría ser el único con la capacidad de derrotar a Claudia López. Si ese es el escenario, por inercia, y sin que lo tenga que pedir, los partidos políticos le endosarán su apoyo. Mientras tanto, la estrategia de descontaminarse de la imagen negativa de Enrique Peñalosa y presentarse como el candidato de quienes están cansados de la polarización, parece estar sirviendo.

Lo de Miguel Uribe es complicado. Ha sumado los apoyos del Partido Liberal, el Centro Democrático, el Partido Conservador y Colombia Justa Libres; sin embargo, su cercanía con Peñalosa y con las fuerzas políticas tradicionales lo hace un blanco fácil para sus contradictores. Llevar el sello de los partidos tradicionales en Bogotá puede generar un efecto contrario al deseado. La maquinaria es cada vez menos determinante en la ciudad en periodo electoral, por lo que el exconcejal  podría terminar quedándose con el pecado y sin el género, con la cruz del desprestigio de los partidos y sin sus votos.

La figura de Clara López también va a ser importante en esta recta final. Aunque su llegada fue tardía, en 2015 logró obtener 200 mil votos y es una figura política importante en la ciudad; hoy no es claro si va a llegar al final de la contienda y su adhesión a alguna de las campañas fuertes podría ser un as bajo la manga, de esos que suman en la recta final.

El 27 de octubre no sólo marcará el destino de Bogotá para los próximos cuatro años, sino que será el primer banderazo de la campaña presidencial de 2022. Las adhesiones, alianzas y rompimientos que ocurran no serán tema de una campaña y podrán servir como el boceto de la gran campaña anticipada que tenemos a la vuelta de la esquina.

 

 

 

 

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