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Carrera por la alcaldía de Bogotá, ¡delfines al agua!

Falta apenas un año para las elecciones municipales y en el caso de Bogotá, la cosa empieza a ponerse interesante. Es importante analizar escenarios y por qué no, hacer algo de futurología. Acá vamos.

Rodrigo Lozano Vila , Rodrigo Lozano Vila
30 de octubre de 2018

La noticia: un delfín, Miguel Uribe Turbay, nieto de expresidente renuncia a la Secretaría de Gobierno de Peñalosa para lanzarse al agua. 

Al mismo tiempo, Carlos Fernando Galán, otro delfín, alista equipo y estrategia para lanzarse. Si es cierto que Uribe Turbay será el candidato de Peñalosa, entonces podemos afirmar que a Galán le pusieron conejo. Su rol en el éxito de Peñalosa en 2015 para llegar a la alcaldía fue determinante. Al momento de lanzar su candidatura, Peñalosa no tenía muchas ganas ni energía de lanzarse al ruedo y tanto Galán como Luna lo animaron. Galán siguió en el equipo por Bogotá y a Luna lo nombraron ministro de Santos. 

El haber sido un juicioso concejal, opositor de Petro, defensor de Peñalosa y un buen secretario de Gobierno, posicionan muy bien a Uribe Turbay como candidato idóneo a la alcaldía. Su juventud no es un obstáculo en un país con presidente de 42 años. El lado débil, su cercanía con Peñalosa, quien a pesar de su buena gestión no cuenta con mucha popularidad y tiene una fuerte oposición (recordemos que en las presidenciales Petro y Fajardo tuvieron muy buenas votaciones en Bogotá). Galán juega mejor esta carta pues su distancia con Peñalosa y el conejo que este le puso pueden hacerle marcar independencia del actual mandatario de los capitalinos. 

Ahora bien, ¿cómo será el tema de los partidos? Carlos Fernando Galán está distanciado de Cambio Radical. Su plan A podría ser muy seguramente revivir la personería jurídica del Nuevo (¿en serio?) Liberalismo, como nueva tolda o partido que compartiría con sus hermanos, pues al fin y al cabo es una herencia. Su plan B,  las firmas, con la complejidad que esto implica. 

Siendo muy sinceros y tratando de ver cómo sería el éxito del plan A, me pongo a pensar cómo harán los jóvenes electores y los temidos millenials para “copiar” eso del Nuevo Liberalismo o del Galanismo. Es como si a mí, a los 18 años frente a mi primer voto, me hubieran pedido evocar la figura de Gaitán o de Misael Pastrana. A menos de que Netflix saque una serie sobre Galán, su figura es tristemente historia patria para un nutrido grupo de jóvenes electores. 

Volvamos a Uribe Turbay, quien la puede tener más fácil. Por su condición de funcionario público tuvo que mantenerse ajeno a la reciente crisis y desbandada del partido. Todavía recordamos los registros de vídeo donde varios liberales de trapo rojo devolvieron el carné y abandonaron las toldas del partido. Miguel Uribe, muy seguramente conserva su carné bien guardado e incluso laminado. Le debe quedar entonces fácil, pedir audiencia al jefe natural de lo que queda de partido y buscar ser candidato oficial de los rojos. ¿Dónde me dejan a David Luna, exministro estrella de Santos, liberal y cercano a Simón Gaviria? ¿Apoyará la aspiración de Miguel Uribe? No creo. 

Finalmente y no propiamente un delfín, pero sí de la misma especie, Ángela Garzón, hija de exvicepresidente, quien podrá ufanarse de tener un tanto de izquierda (el pasado de su padre) y un tanto de derecha (su partido actual) para reclamar simpatías de otros sectores. Es claro que las directivas del Centro Democrático o su jefe natural tendrán que escoger entre los alfiles disponibles quién se postulará oficialmente por el CD para la alcaldía. Ángela Garzón es una opción, pero no es la única y no creo que el partido de gobierno se dé el lujo de no meter a un peso pesado. Aquí pienso en alguien como Rafael Nieto, quien por alguna razón no aceptó una embajada que le habían ofrecido.  

Futurología, ficción o realidad, esto hace parte de todos los escenarios que tendremos que contemplar en 12 duros e inciertos meses de campaña electoral. ¡El espectáculo va a comenzar! 

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