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Un acuerdo sobre lo fundamental

Condenar la violencia contra mujeres no debe –no puede- tener sesgo ideológico.

Alfonso Cuéllar, Alfonso Cuéllar
9 de enero de 2018

No conozco a Gustavo Rugeles, he leído algunas de sus investigaciones, que llegan vía Twitter de otros políticos y periodistas que sigo en esa red social. A veces su información es útil y reveladora; en otras, es puro chisme. Es citado frecuentemente por opositores al acuerdo de paz con las Farc, lo consideran una fuente más confiable que los medios tradicionales “enmermelados”.

Este fin de semana Rugeles estuvo activo en las redes sociales. Difundió inicialmente dos videos, acompañado de su novia de 22 años. En ellos acusa a personas inescrupulosas de querer dañarle su carrera profesional. Agrega que nada, “absolutamente, nada” va impedir que siga cumpliendo con su deber y su compromiso con sus lectores. Aprovecha para desear un feliz 2018. La joven agradece los “mensajes de solidaridad, pero que es un tema que vamos a resolver de manera privada”. Sus palabras son las mismas en ambos videos, como si leyera un libreto.

El lunes publicaron otro video -un poco más extenso-. Allí Rugeles le pide disculpas a "las personas que se han visto involucradas”. En su tuit dice que los hechos están siendo “divulgados de forma tergiversada y malintensionada (sic ) con el único propósito de hacerle daño a nuestro núcleo familiar y mi carrera profesional. Bendiciones a todos”.

La información “tergiversada” está contenida en un informe de Medicina Legal del 27 de diciembre del año pasado. Allí la joven denuncia lo siguiente sobre Rugeles: “Mi pareja me agredió hoy a eso de la una de la mañana; estaba tomado, me rasguñó, me agarró de los brazos, me zarandeó, me botó a la cama, me arrastró por el piso y me insultó. Él es muy celoso y me agredió por eso”. En otra aparte, agregó: “Ya me ha agredido antes. Me tiene hackeado el teléfono y las redes sociales”. Desde que se conoció la noticia (el portal El Blasfemo tuvo la primicia), Rugeles ha inundado su red de fotos de la pareja en Cartagena y divulgado los tres videos (aparentemente, algún asesor consideró que los primeros dos no eran suficientes, ya que en ellos el periodista no asume responsabilidad alguna). Rugeles asegura que es un asunto privado.

Se equivoca. Dejó de ser privado cuando ella presentó la denuncia penal. Más aún que Rugeles no es cualquier persona. Sus investigaciones han sido recogidas por personalidades nacionales e internacionales.

La defensa de Rugeles ha tenido eco dentro de sus simpatizantes en Twitter: “No se rinda, cuando un pisa callos suelen venir represalias”, “adelante Gustavo, personas como usted son los que necesita el país. Con 10 Gustavo Rugeles viviríamos sin tanta corrupción!!!!”, “Ahora van por Rugeles”, “¡Felicitaciones a uno de los pocos periodistas con ética y profesionalismo No enmermelado ni prostituido al régimen narco-Farc-Santos!”.

Aterra la reacción. El señor Rugeles fue acusado por la Fiscalía de violencia intrafamiliar. Y a su pareja le dieron 10 días de incapacidad por la golpiza que le propinó. Ser crítico de las Farc o del presidente Santos no le da carta blanca para maltratar a una mujer. Y tampoco humillarla por las redes sociales como ha ocurrido en los últimos días. Ella es la víctima; no le debe explicaciones a nadie y menos libreteadas. Los celos no son un atenuante. Es otro caso de abuso sexual, que tanto eco han tenido en el exterior, y que en Colombia sigue pasando bajo el radar.

Esto no es asunto de tomar partido entre uribistas y santistas. No tiene nada que ver con la paz o la guerra, ni con las posiciones políticas de Rugeles. El problema es su conducta no su ideología. No permitamos que las diferencias ideológicas nublen lo esencial: a las mujeres no se les debe tocar ni con el pétalo de una rosa.

En Twitter Fonzi65

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