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Fiscalía de Barbosa, una garantía de impunidad

Es muy fácil dudar de la independencia del proceso en la Fiscalía y es fácil pensar que la estrategia de Uribe es, nuevamente, huir de la justicia.

Ariel Ávila
10 de septiembre de 2020

Son tan evidentes los conflictos de interés de la Fiscalía de Francisco Barbosa, que es fácil pensar que la renuncia de Álvaro Uribe al Senado fue una estrategia para huir de la justicia. El hecho de que el proceso pase a la Fiscalía General de la Nación genera muchas dudas.  Tal vez, se puede hablar de tres tipos de impedimentos. El más delicado y sobre el que no ha dicho nada la Fiscalía de Barbosa, es que ellos ya dijeron que Uribe no tuvo nada que ver con el volteo de testigos. Cuando dijeron eso, la Fiscalía no conocían el proceso que llevaba la Corte Suprema de Justicia, es decir, la Fiscalía absolvió a Álvaro Uribe sin conocer el proceso.

Todo ocurrió durante la imputación de cargos al abogado Cadena. El fiscal Daniel Hernández, subalterno de Barbosa dijo que:

“Su señoría, estos hechos no se denunciaron por parte del doctor Cadena ni por parte del doctor Juan José Salazar. Se siguió su Señoría manteniendo en error a todas y cada una de las autoridades que participaron en esa investigación, en contra del cliente del doctor Cadena. Se indujo en error su Señoría a las oficinas de abogados debidamente reconocidas por la Corte Suprema, su Señoría, la oficina del mismo doctor Granados, del doctor Lombana, se les indujo en error su Señoría, porque claramente si no se hubiera hecho una investigación seria se hubiera podido determinar que quiénes entregaron esos documentos a la Corte Suprema de Justicia eran las oficinas de los abogados y en ningún momento aparecía el abogado Cadena, su Señoría. Trató por todos los medios, su Señoría, de mantenerse de incógnito, de lógicamente no aparecer por lo menos en pantalla, y no generar ninguna clase de alerta frente a su actuación. Todas las hizo de manera soterrada su Señoría, y por eso le reitero, no solo engañó, no solo engañó a la administración de justicia, sino también, aparentemente, y según su propio dicho a su cliente y a los abogados de su cliente, su Señoría. Y esto me baso nuevamente en el interrogatorio del doctor Cadena”. A continuación, se puede ver el video.

 

Sobre este asunto la Fiscalía ha guardado silencio. Barbosa no ha dicho nada. El segundo conflicto de interés tiene que ver con que el fiscal Barbosa fue funcionario del gobierno de Iván Duque, fue su alto consejero en materia de derechos humanos. Además, hizo campaña, abierta, por Duque y por el Centro Democrático, cuyo único jefe es Álvaro Uribe Vélez. Antes de la elección de Iván Duque, Barbosa era un profesor universitario con una reputación que apenas estaba comenzando a construir y que venía en ascenso, pero no tenía capital político y su capital social era bajo. Es decir, su elección, como fiscal, toda, se la debe al uribismo. Por ende, es apenas obvio el grave conflicto de interés de Barbosa: Va a juzgar al jefe de la colectividad política que es la misma a quien le debe la Fscalía.

Aun con esto, no se declara impedido, de hecho, nombra a Gabriel Jaimes como el encargado de llevar el proceso. Aquí viene el tercer conflicto de interés. Jaimes, es muy cercano, debe gran parte de su carrera política, al ahora embajador de Colombia ante la OEA, Alejandro Ordóñez. De no ser por Ordóñez y su fanatismo religioso, del cual también es cercano Jaimes, el ahora fiscal asignado al caso Uribe no pasaría de ser un abogado de pueblo. Entonces, Ordóñez es funcionario del gobierno de Iván Duque, cuyo jefe político, único y natural es Álvaro Uribe, y ponen en el caso a quien le debe todo a Ordóñez. Es más que evidente el conflicto de interés. 

Por todo lo anterior, es muy fácil dudar de la independencia del proceso en la Fiscalía y es fácil pensar que la estrategia de Uribe es, nuevamente, huir de la justicia.

 

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