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Columna de Paulo Laserna

El presidente del canal Caracol hace una crítica a la licitación del canal Uno, en varios aspectos. Entre ellos se cuentan las ventajas a la hora de adquirir los espacios y el regreso de la 'dedocracia', que según el columnista se utilizó durante muchos años para su adjudicación.

Semana
20 de octubre de 2003

Como muchos de ustedes recordarán, en el sistema de televisión que existió en Colombia, el Estado, imponía a las programadoras, concesionarios privados, el tipo de productos que debía ir en cada franja y ellas se beneficiaban económicamente del reparto de esa torta monopolística. En julio de 1998 este sistema se modificó con el ingreso de los canales privados, con lo cual se generó un enorme contraste en el que los canales públicos de operación privada ganaron un round de dos años y medio y los canales privados ganaron el siguiente de otros dos años y medio. No sabemos cuál será el desenlace del próximo round porque a partir del 1 de enero del 2004, entrarán cuatro consorcios a competir en la cadena UNO.

Cuentan los antepasados que también en los canales públicos de operación privada en materia informativa había una estructura de programación dedocrática y supuestamente equilibrada, donde las familias de los grandes políticos garantizaban, lo que se creía era un balance de fuerzas políticas en la información. La torta del entretenimiento por su parte, se repartía entre algunos empresarios especializados, productores de televisión y otros adjudicatarios amigos del gobierno del momento.

Cuando aparecieron los canales privados y comenzaron a ganar en audiencia, aquellos protagonistas del "equilibrio" se convirtieron en los adalides de la llamada "red independiente", que llegaron hasta a exigir y obtener planes de salvamento para defender su privilegiada supervivencia, sin que se sepa para que sirvieron los recursos del tal plan. Ahora vino, con la nueva licitación, un sistema público de adjudicación en el que todos deseamos que se salven las empresas productoras de televisión serias y puedan competir dentro de una estructura propia de un canal público con los canales privados; pero ojalá sin las estratagemas que los conviertan de hecho, en un canal privado, sin haber pagado el peaje que pagaron los canales privados, que de pronto termine, Dios no lo quiera, en manos de capitales extranjeros que aprovecharán cualquier papayazo para introducir el caballo de Troya en nuestra macondiana Colombia.

Me voy a referir ahora, a los canales privados Caracol y RCN que pagaron hace 5 años cada uno, en la ola de la privatización, como simple peaje para entrar, la no despreciable suma de US$95 millones de dólares, equivalentes aproximadamente a $285 mil millones de pesos de hoy, más el costo de inversión en una red de transmisión conjunta que casi alcanza el 95% del territorio nacional, por un costo que al finalizar será de casi: $46 millones de dólares, es decir la módica suma de $138 mil millones de pesos. Cada canal privado habrá invertido entonces, para tener su señal al aire, alrededor de US$118 millones de dólares o sea $354 mil millones de pesos. Todo esto además de los gastos de operación de la mencionada red y de la inversión en los equipos necesarios para producir el material nacional que nutre los canales privados.

Los concesionarios de la nueva licitación que iniciarán labores a partir de enero del 2004 en el canal público UNO, que vale la pena reiterarlo una vez más son empresas privadas como lo eran las anteriores concesionarias de los canales públicos, no pagarán el peaje para entrar, no pagarán la construcción de la red, es decir los $354 mil millones de pesos de los que hablábamos y no pagarán la inversión en los equipos de producción y emisión que ya tiene instalados Inravisión, aunque sí, hay que reconocerlo, pagarán por lo menos parcialmente los gastos de operación de la red de transmisión de Inravisión y un alquiler por los equipos de producción. Como entenderán, menciono estas diferencias de costos porque hay una inequidad entre los concesionarios, empresas privadas, más aún en el caso de que el canal público de operación privada llegara a operar como un canal unificado, es decir como un canal privado. Ustedes saben: contradicciones de nuestro capitalismo.

Desde luego, todas estas cifras serían irrelevantes sí y solo sí, se respeta el propósito de exigir que en el canal público de operación privada las empresas privadas adjudicatarias, cumplan con sus restricciones y su porción de programación de interés general, justificando así el subsidio que el Estado les brindó para participar, sin peaje, sin inversión y con unos costos de operación por debajo de los reales del mercado. Ojalá ahora si las autoridades hagan cumplir el espíritu de la adjudicación y no volvamos a presenciar lo que en tiempos recientes presenciamos, cuando el Canal A operó como un Canal Privado, sin que pasara nada. Amanecerá y veremos!

*Presidente del Canal Caracol

ConferenciaUniversidad de Antioquia

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