En vez de estar planeando cómo va a ser la supuesta guerra inminente con Venezuela, en Colombia deberíamos estar pensando en cómo ayudar a ese país que se desmorona bajo una boina roja y cómo nos ayudamos a nosotros mismos. El próximo 14 de marzo, el día de las próximas elecciones legislativas, los colombianos tenemos una oportunidad enorme de dar una lección a los venezolanos.
Salir a votar en los próximos comicios, y votar por candidatos respetables, es la mejor manera de demostrar a los venezolanos y a nosotros mismos que la democracia participativa sí es una opción viable, que no necesitamos dioses de pantalón para salvar nuestras patrias, que los votos de conciencia son más efectivos que los votos comprados con maquinarias del miedo.
Venezuela también va a celebrar elecciones legislativas este año, en septiembre. Allá, como aquí, esas elecciones son una oportunidad para conseguir que hombres y mujeres de no sólo buenas intenciones sino de buenas ideas y principios sólidos ocupen las sillas que hoy ocupan, en su mayoría, parásitos del sistema.
Allá, como aquí, en los últimos años presidentes que se han auto-otorgado super poderes han debilitado el papel de los legisladores. A su vez, esos legisladores han sido los principales responsables de ese debilitamiento. Pero ellos no han llegado solos a esas sillas. Tanto en el caso de Venezuela como en el de Colombia, está comprobado, muchos de ellos han llegado al congreso con ayuda de manos criminales. Pero también con ayuda de la desidia de los votantes.
La desidia no puede ser excusa en esta ocasión. Tal vez como no pasaba hace muchos años, en la campaña para renovar el Congreso en Colombia hay una gama de candidatos excelentes que no se puede desperdiciar. A pesar de la incertidumbre política en la que está sumido el país por cuenta de una encrucijada del alma, muchos partidos, nuevos y veteranos, están proponiendo candidatos sólidos que podrían trabajar seriamente y dar buenos resultados en un eventual gobierno del tres-veces-candidato o de quien gane las presidenciales de mayo.
Colombia necesita una jornada activa el 14 de marzo. Sin importar quién sea nuestro futuro presidente predilecto (o nuestra candidata predilecta), el Congreso no puede seguir dominado por personajes que se compran y se venden al mejor postor. Ningún jefe de estado puede funcionar con una legislatura perezosa y variable.
Para dejar de ver la deshonra que son las escenas diarias en el Capitolio Nacional, es indispensable hacer la tarea de investigar quiénes, entre las excelentes opciones que se presentan hoy, son las mejores personas para ocupar esas curules. Todos los partidos tienen páginas de internet, y otros portales como votebien.com, lasillavacia.com, y verdadabierta.com tienen información detallada sobre candidatos, ideas, políticas, conflictos, y aspiraciones.
Además de votar por congresistas, los colombianos vamos a tener la oportunidad de escoger al candidato presidencial del Partido Conservador (entre cinco opciones) y el Partido Verde (entre tres opciones, los llamados ‘tres tenores’).
En Venezuela, como aquí, se necesita una mejor oposición. Pero el 14 de marzo no se trata de votar sólo por candidatos de ideas opuestas a las del actual gobierno. Se trata de escoger personas íntegras que no se dejen comprar, corromper y manipular por el gobierno, sea quien sea la cabeza de esa administración. Si hacemos esa tarea, ganamos todos. Y de pronto nos ahorramos una guerra inventada con Venezuela.
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Pd: En todo caso, los que tienen mucho por enseñarnos a nosotros son los venezolanos. Empezando por los valientes estudiantes que se están enfrentando al régimen chavista por sus abusos contra la libertad de información.
*Gabriela Perdomo es periodista e investigadora del centro de estudios de opinión pública Angus Reid Global Monitor (www.angus-reid.com).