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Cómo vamos después de la quinta ronda

Ricardo Buitrago, especialista en comercio exterior, analiza los resultados de la quinta ronda de negociaciones del TLC y se pregunta si será que a Colombia le tocó agachar la cabeza una vez más.

Semana
31 de octubre de 2004

La cercanía de la elección presidencial en Estados Unidos afecta el ritmo al que avanza la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ese país y nuestro 'bloque' andino (Colombia, Ecuador y Perú). Con el actual presidente de los Estados Unidos, el republicano George W. Bush, o el candidato demócrata John Kerry -dicen los negociadores oficiales-, el acuerdo se concretará. La pregunta que se hacen es cuándo y en qué condiciones; especialmente si el triunfador es Kerry. Para el caso colombiano, según el consejero económico de la embajada estadounidense en Bogotá, Frank Fernández, si Colombia no firma el Tratado de Libre Comercio (TLC) antes del próximo 20 de enero, "podría enfrentar graves desventajas competitivas", término un tanto vago y con cierto tono de amenaza. ¿A qué se referirá con "graves desventajas competitivas"?

Quisiera analizar algunos aspectos clave de la quinta ronda de 'negociaciones' que, a mi juicio, acentúan cada vez más las diferencias internas del 'bloque' andino y evidencian el juego manipulador de Estados Unidos.

Las mesas de negociación

Once mesas se instalaron en el primer día de negociaciones: acceso a mercados, bienes industriales y agrícolas, propiedad intelectual, compras del sector público, trabajo, salvaguardias, inversión, normas técnicas, servicios financieros y normas de origen. Los colombianos están preocupados por la de inversiones, la agrícola y la de servicios, mientras que Perú y Ecuador ponen más atención a la agrícola y a la de propiedad intelectual.

La mesa laboral cerró su trabajo sin aclarar los conceptos básicos en temas de tercerización, sindicatos y trabajo infantil, cuyos términos y alcances no están claros. La mesa de inversiones, por su parte, también enfrentó dificultades por la diferencia entre la petición estadounidense y la propuesta colombiana para proteger los recursos extranjeros que llegan al país, en tanto que Ecuador no ve inconvenientes dado que su economía se encuentra dolarizada.

Las reglas de origen fueron el punto de la discordia en la mesa de acceso a mercados de bienes con preferencias arancelarias. Los miembros de esta mesa discutieron dos temas generales: la normativa y los requisitos específicos. Además se discutieron temas como el manejo de los desechos industriales que podrían ser importados por los andinos en el caso de servir como materias primas, pero esa discusión se complicó porque algunos son considerados chatarra.

Las salvaguardias, que merecen especial atención, son el mecanismo que cada país utiliza para proteger su producción local industrial de alzas excesivas en las importaciones anuales de productos de un sector. Los andinos pelean para seguir utilizando esta herramienta si en la negociación se decide extender hasta 20 años el período de desgravación arancelaria. La propuesta de Colombia, Ecuador y Perú fue rechazada por la delegación estadounidense, luego de la única sesión de esta mesa. Las delegaciones solo pudieron acordar preparar textos alternativos para ser examinados en la próxima ronda, que se realizará en Tucson.

La posición de Estados Unidos

Los negociadores, equipos oficiales y empresarios advierten que la oferta de los Estados Unidos no es tan generosa como se esperaba. Al finalizar la semana pasada, funcionarios de Estados Unidos descartaron que los actuales beneficios arancelarios (Atpdea) fueran el piso de las negociaciones. La posición fue distinta a la expresada durante la cuarta ronda de conversaciones en Puerto Rico por la jefe del equipo negociador de Estados Unidos, Regina Vargo, quien dijo que ninguna de las delegaciones podía regresar a su país con menos de lo que tienen en este momento. Los funcionarios sostuvieron que, en su momento, las declaraciones de Vargo fueron malinterpretadas.

También se conoció un documento confidencial con fecha del 25 de octubre entregado a los andinos a través del cual Estados Unidos ratifica todos sus pedidos iniciales, es decir, endureció su posición frente a los andinos; la única diferencia fue que incluyeron paralelamente y en corchetes (para revisión) la posición opuesta que mantienen los tres países andinos en el tema. Pero no dejaron de consignar aquellas pretensiones que los andinos rechazan, como el de la ampliación de patentes por demoras burocráticas, las patentes de segundo uso, entre otros. De igual forma figura la protección de los 'datos de prueba', medida que impediría que los laboratorios usaran por un lapso de tiempo la fórmula de un medicamento con el fin de comercializarlo en su versión genérica.

TLC bilateral o multilateral

Las recientes declaraciones de la oficina del representante Cass Ballenger, presidente del subcomité para relaciones con el hemisferio occidental del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, en las que se asegura que las diferencias comerciales que mantienen empresas norteamericanas con Ecuador y Perú "son situaciones que están poniendo en riesgo las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) que Estados Unidos lleva a cabo con los países andinos, incluida Colombia", señalan la poca voluntad de Perú y Ecuador para lograr un entendimiento más expedito en el campo de las inversiones extranjeras con Colombia. La posición de Estados Unidos pareciera ser la de buscar mecanismos para separar el acuerdo bilateral (3 a 1) en uno a 'favor' solamente de Colombia (1 a 1), argumentando los serios problemas comerciales que Perú y Ecuador mantienen con varias empresas estadounidenses.

¿Y entonces qué?

La negociación con presiones de fondo se encuentra a toda marcha, situación que se evidencia con la negativa frente a las salvaguardias, la insistencia de la firma del acuerdo antes del 20 de enero próximo, los condicionamientos a Ecuador y Perú para solucionar los problemas comerciales con las empresas norteamericanas o su exclusión del acuerdo y la ratificación de la posición inicial de Estados Unidos frente a los andinos.

Lo que se negocie en el sector agrícola no puede exponerlo a la desigual competencia norteamericana sin que se desmonten los subsidios que reciben los agricultores estadounidenses o se adopten mecanismos para compensarlo. En materia de propiedad intelectual, las negociaciones podrían garantizarles o limitarles a los colombianos, entre otras cosas, la capacidad de innovación, la disponibilidad de medicamentos esenciales a precios razonables, la soberanía alimentaria, el acceso a materiales educativos y a los avances científicos, y el uso sostenible y equitativo de la biodiversidad.

Como lo he manifestado en ocasiones anteriores, el firmar un tratado bilateral sin mirar las asimetrías económicas, ni el grado de desarrollo, ni las condiciones particulares de cada país negociador será un gran error. Entonces retomo las palabras del señor Frank Fernández: si Colombia no firma el Tratado de Libre Comercio (TLC), antes del próximo 20 de enero, "podría enfrentar graves desventajas competitivas". ¿Será que las ayudas del Plan Colombia (2 por ciento del PIB) se verán embolatadas?, o ¿será que definitivamente nos tocó agachar la cabeza una vez más?

* Especialista en comercio exterior

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