Home

Opinión

Artículo

Almirante-David-René-Moreno-Moreno

OPINIÓN

Construir y no destruir

La semana anterior ha traído grandes enseñanzas para los seguidores de la izquierda latinoamericana, pero en especial para los colombianos que inocentemente o con convicción se dejaron engañar por las falsas e ilusas promesas populistas de Petro y la dialéctica empleada por sus fervientes alfiles.

12 de diciembre de 2022

Sin lugar a duda, lo más importante se relaciona con la decidida posición de las Fuerzas Armadas del Perú que nos recuerdan que estas son instrumento legítimo del Estado, que se deben al mismo Estado y se encuentran subordinadas al poder constitucional y no a los caprichos del gobierno de turno.

En segundo lugar, se destaca que quien esté a la cabeza del poder Ejecutivo no puede violar la Constitución actuando en forma dictatorial, porque donde existe la separación de poderes estos se controlan entre sí e impiden golpes de Estado como el que trató de dar Pedro Castillo. También se puede mencionar como enseñanza de esta aventura golpista que cuando la justicia no se encuentra avasallada y controlada por otros poderes, esta actúa en forma inmediata, encausando el ordenamiento jurídico y sirviendo de disuasión ante cualquier intento de violar la ley. Lo sucedido en Perú y Argentina debe servir de ejemplo para otros gobernantes.

Se observa con preocupación cómo Petro imparte órdenes que afectan directamente las funciones y atribuciones del poder judicial, buscando insistentemente la impunidad a los delitos cometidos por delincuencia organizada, como es el caso de los integrantes de la primera línea que causaron tanto dolor y destrucción en el país buscando debilitar al anterior presidente y a su gobierno, pero también es motivo de profunda inquietud el interés de este gobierno por negociar con todos los grupos fuera de la ley, inclusive con muchos que han demostrado ser reincidentes o que han aprovechado las negociaciones para fortalecerse, como es el caso del ELN. ¿Estará buscando apoyos para las próximas votaciones?

Más desasosiego causan las intenciones de convertir a Colombia en un narcoestado donde los cultivadores de coca, amapola y marihuana han sido envalentonados por el Gobierno, quienes además de los beneficios que obtuvieron con Santos, se ilusionaron con las declaraciones de Petro que llegó incluso a proponer una asamblea de cultivadores de coca; no se hicieron esperar las peticiones de estas personas que se reunieron en la cumbre cocalera en Putumayo, liderados por honorables miembros de nuestro ilustre Congreso. Ha llegado hasta tal punto el poder de la droga que las narcodisidencias de las Farc justifican la masacre de los seis héroes del ejército asesinados en el Cauca por la fuerte presencia de las fuerzas armadas en varias regiones del país.

Estamos frente a una estrategia de la izquierda para lograr el debilitamiento de las instituciones del Estado y doblegar la voluntad del pueblo colombiano, donde se conjugan no solo el lenguaje y los mensajes sublimes y amañados para desprestigiar las acciones de las fuerzas armadas, sino para aparecer como adalides de las libertades; hay maniobras claramente orientadas a menoscabar la labor social de las fuerzas militares, aduciendo falazmente que las emisoras del ejército, que son escuchadas en los lugares más apartados de nuestra geografía, están afectando la democracia; posiblemente quieren que esas frecuencias sean aprovechadas por los seguidores de Marx y Lenin, a fin de hacer un lavado cerebral con estas ideologías, perjudicando a las poblaciones menos favorecidas.

Dentro de esa estrategia también está incluido el polarizar a la fuerza pública para afectar la disciplina y generar el caos; no hay persona más racista que la que siempre esgrime el color de la piel para sentirse avasallada, discriminada y atropellada. La Constitución de Colombia es clara al establecer que todos somos iguales, pero a la señora Márquez le interesa que sean revisados los reglamentos de la fuerza pública para que se les incorpore “…expresiones simbólicas étnicas afros en la presentación personal…”. Me parece que desconoce lo que es un reglamento castrense que establece normas generales de obligatorio cumplimiento para todos los integrantes de estas instituciones; el uniforme debe ser igual para todos, no se trata de una feria de disfraces.

Da la impresión de que se quiere generar anarquía para motivar enfrentamientos bajo el principio de ‘Divide y vencerás’; qué estrategia tan baja.

Señor Petro, señora Márquez: construyan, no destruyan.