OPINIÓN

Crónicas de asesores y pasatiempos de familias reales

Siempre los colaboradores más cercanos de mandatarios y reyes publican libros develando detalles de la vida personal y familiar de sus patronos.

6 de enero de 2018

Tarde o temprano las amas de llaves, niñeras, choferes, guardaespaldas, mayordomos, secretarios privados o asesores más próximos a reyes y presidentes, escriben libros en los que develan detalles íntimos de la vida personal y familiar de sus patronos. Entre más escabrosos y estrafalarios, mucho mejor.

Es difícil saber cuántos libros de este tipo han sido publicados, desde las andanzas de Rasputín y su influencia sobre la desdichada zarina Alejandra esposa el zar Nicolás II, pasando por Sissi la esposa del perenne Francisco José de Austria, hasta Lady Di, nuera de la reina de Inglaterra.

 “Verdaderas historias” de John F. Kennedy y de Jacqueline, escritas por secretarias y asesoras, pululan. Incluso ahora las personas de confianza del emperador Maduro, frecuentemente aprovechan un viaje al exterior para desertar y describir en detalle las andanzas de su “ídolo” y la situación de Venezuela.

Esta semana, uno de los principales asesores de Donald Trump, Steve Bannon, después de haber sido ser despedido de su cargo, escribió un libro en el que afirma que la reunión del hijo del mandatario norteamericano y unos asesores de la campaña con una abogada rusa, había sido “traicionera” y “poco patriota”. Trump, que no se queda callado, de inmediato expresó que “Bannon cuando fue despedido, no sólo perdió el empleo, sino que también perdió la razón".

Entre tanto los pocos mandatarios que al dejar el cargo no buscan en alguna forma mantener su protagonismo político, así como miembros de las familias reales con funciones no muy bien determinadas, emprenden actividades exóticas en países en desarrollo. Theodore Roosevelt, el presidente de los Estados Unidos, cuando salió de la presidencia, viajó en 1913 al Brasil e inició una famosa excursión similar a las de los tiempos de Tarzán, en búsqueda de un río en plena selva amazónica, conocido con el nombre del río “De la Duda”, de la cuenca del Madeira.  

Nosotros como sitio de atracción, no nos podíamos quedar por fuera. El ex rey Leopoldo de Bélgica, que había tenido que abdicar al ser acusado de colaboración con los alemanes durante la segunda guerra mundial, vino a Colombia en 1956 con una gran comitiva y viajó a Turbo para conocer las ruinas de Santa María la Antigua del Darién y luego proyectó viajar al Chocó para cazar tigres. Colombia se conmocionó con la real visita.

Años después nos visitaría el Príncipe Bernardo de Holanda, que no obstante su condición de “héroe de guerra” y de “príncipe consorte” en su país, fue acusado también de simpatías por el régimen de Hitler. No viajó a Urabá sino a Puracé en el departamento del Cauca, a “conocer a los indios”.  

De ahí en adelante…varios personajes reales nos han visitado, entre ellos el Príncipe Carlos al que pusieron a develar una placa conmemorando el “heroico ataque” de 186 buques de guerra ingleses a la indefensa Cartagena en 1741.

Como tenemos en Colombia tanta admiración por las monarquías, de pronto podríamos establecer una para ver cómo nos va…

Naturalmente no igual a la que existe hoy en Venezuela que afortunadamente nos tiene de vecinos para acusarnos de todo…incluso de atentados mediante el envío de perniles de cerdo dañados para el año nuevo…

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