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¿Cuál es el lugar del Partido Liberal?

Las últimas elecciones presidenciales modificaron estructuralmente el mapa político-ideológico de Colombia porque se perfilaron dos grandes sectores que, aunque con matices al interior de cada uno de ellos, son perfectamente diferenciables.

Semana.Com
22 de agosto de 2018

El sector que obtuvo el triunfo concibe el desarrollo poniendo el énfasis en el crecimiento económico, en la iniciativa privada, y la equidad pareciera ser, para ellos, la consecuencia lógica del éxito de las anteriores, eso sí, construida bajo esquemas asistencialistas. En materia de derechos, si bien aceptan el deber del Estado de garantizarlos, evidencian resistencias al criterio de igualdad y progresividad en gran medida por la influencia de los grupos cristianos que hacen parte de su estructura y porque la mayoría de su base electoral reside en los territorios históricamente más conservadores y de profundas raíces católicas. No reconocen el conflicto armado y habrían preferido una capitulación de las Farc derivada de los éxitos militares en lugar de una negociación.

El otro sector tiene una agenda cuyo énfasis son los derechos y promueven, sin ambages, los criterios de progresividad e igualdad de los mismos. La conservación de los recursos naturales y su aprovechamiento sostenible se ha convertido en una de sus banderas al igual que la lucha contra la corrupción. Su plataforma política les ha granjeado el respaldo de las mayorías de los jóvenes del país (así lo mostraron las encuestas en las elecciones de este año). En materia económica, aunque también promueven la iniciativa privada, la búsqueda de la equidad está en el mismo nivel de prioridades que el crecimiento de la economía. Reconocen el conflicto armado y han respaldado la salida política del mismo.

En el primer sector claramente se ubican el Centro Democrático y el Partido Conservador, aunque hay que reconocer que este último apoyó el acuerdo de paz con las Farc y su implementación, salvo en la recta final. En el otro están el Partido Verde, el Polo Democrático y el movimiento político denominado Colombia Humana. Estas organizaciones políticas, las de uno y otro sector, con excepción del Partido Conservador, tienen un denominador común: En los últimos 4 años han actuado coherentemente frente a sus plataformas ideológicas.

¿En dónde están Cambio Radical , el Partido de la U y el Partido Liberal? En uno y en otro lado aunque con claras tendencias hacia el sector político que ganó las elecciones presidenciales.

Cambio Radical nació como una disidencia liberal en épocas de Samper y luego se reinventó gracias al liderazgo de Germán Vargas y a su aspiración de ser presidente de la república, por lo tanto el modelo de Estado y de sociedad que promueve esta colectividad es el inspirado por su jefe natural: impulso de la iniciativa privada para el crecimiento económico, mirada asistencialista al combate a la pobreza y tímidas posturas, por no decir evasivas, frente a la progresividad y la igualdad de los derechos. En un principio apoyaron el acuerdo de paz con las Farc pero tomaron distancia en temas sustanciales como la ley estatutaria de la JEP y las curules para las victimas.

El Partido de la U fue creado para hacer converger en él a distintos grupos políticos que apoyaron la reelección del expresidente Uribe y más tarde fue fundamental en el apoyo al expresidente Santos para alcanzar la paz, sin embargo su comportamiento en la discusión de la ley de procedimiento de la JEP se convirtió en la prueba acida de su coherencia. En ese tramite, la mayoría de sus senadores votaron el articulado de esta iniciativa tal y como lo propuso el Centro Democrático. De sus 14 senadores en ejercicio, solamente 4 son claramente proclives a una agenda de derechos y a continuar defendiendo el acuerdo de paz.

El Partido Liberal es, de estas tres colectividades, la que carga con las mayores contradicciones fundamentalmente por el peso de su historia, incluida la reciente. Es el partido de “la revolución en marcha” de principios del siglo pasado, el partido de Gaitán, de Galán, el de la Constitución de 1991(prolífica en materia de derechos y la del Estado Laico) y el partido que promovió la Ley de víctimas. Un congresista de este partido rindió ponencia positiva al proyecto de referendo que buscaba prohibir la adopción de parejas del mismo sexo, otro congresista votó negativamente la conciliación del proyecto que buscaba crear curules para las victimas del conflicto y aunque la colectividad fue determinante para sacar adelante la agenda legislativa para la paz, en el ultimo momento, cuando se discutían las reglas de procedimiento de la JEP, tres de sus senadores acompañaron las proposiciones del Centro Democrático.

Lo que ocurrió durante y al final de la última campaña presidencial representa la cereza del pastel de las contradicciones del liberalismo. Humberto de la Calle, el candidato del Partido Liberal, fue abandonado a su suerte por la mayoría de los congresistas a pesar de ser uno de los lideres de mayor reconocimiento nacional en la tarea de alcanzar la paz, bandera esencialmente liberal; y en la segunda vuelta, el director único y las mayorías parlamentarias tomaron partido sin que se conociera que tal decisión obedeciera a una agenda programática que diera señas de identidad con las tesis liberales.

No conocemos aún la agenda del liberalismo de hoy, y el partido como organización junto con la mayoría de sus principales dirigentes brilla por su ausencia en la campaña de la consulta anticorrupción no obstante que la democracia participativa fue uno de los principales logros de la Constitución de 1991 y que la lucha contra la corrupción debería ser una apuesta decidida de toda organización política que quisiera adquirir legitimidad en la sociedad.

Las principales gobernaciones y alcaldías van a disputarse en el año 2019 por los dos grandes sectores políticos reseñados al inicio de este escrito y quizás también la Presidencia de la República en el año 2022. En el último debate electoral quedó demostrado que los ciudadanos premian a los más coherentes y persistentes con su agenda programática, por lo tanto, a juzgar por los acontecimientos de hoy, a ciertas organizaciones políticas, entre ellas el liberalismo, ya los dejó atrás el curso de la historia.