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¿Podrán los hispanos salvar el mundo?

Las personas de origen latinoamericano hacen trabajos que nadie más quiere hacer y sin el esfuerzo de millones de ellos no habría alimento en los hogares de Estados Unidos

Daniel Coronell, Daniel Coronell
5 de noviembre de 2016

El domingo 28 de febrero de este año una familia hispana celebraba el cumpleaños número 16 de su hija. Habían llenado las formas para que les permitieran usar un quiosco en un parque del Valle del Antílope. Cubrieron la mesa metálica con un mantel de papel, colgaron unos festones, sirvieron refrescos y unas canastas

con tortillas, cantaron el Happy Birthday –los adultos con mucho acento- y ya iban a partir el ponqué cuando empezó el peor momento de sus vidas.

Tres hombres aparecieron de la nada y empezaron a gritarles en inglés “frijoleros de mierda”, “puercos mojados” y “vuelvan a su país”. Golpearon con bates a todos los miembros de la familia y dos adolescentes fueron acuchillados. Habrían podido matarlos, pero la Policía llegó. Los tres hombres, cuyos nombres no suministraron las autoridades, fueron arrestados. Lo único que dijeron es que militaban en un grupo de supremacistas raciales (Ver Vínculo).

Mejor suerte corrió Norma Vásquez. Su hijo la había invitado a un restaurante de comida rápida en Los Ángeles, pero a una de las clientas le molestó que ella hablara español. La señora llamó a Norma “basura”, le recordó que estaba en Estados Unidos y que debía hablar inglés o “volver a España”. Norma no conoce España, es salvadoreña y ha vivido años en Estados Unidos trabajando de sol a sol.

Decidida a no dejarse humillar, juntó todas las palabras en inglés que se le vinieron a la cabeza y se defendió a gritos: “Yo hablo inglés, no lo hablo bien pero lo hablo”, “Yo limpio oficinas (I clean offices), yo lavo baños (I clean restrooms)… ¡no soy basura! (I am not a trash!)”. El video que registra el momento fue visto por más de un millón de personas el día que lo colgaron en YouTube (Ver video).

En los últimos meses esos episodios se han multiplicado en Estados Unidos. El tono de la campaña presidencial ha abonado las expresiones racistas que no son mayoritarias, pero van en ascenso.

Donald Trump, cuya candidatura era un chiste hace 17 meses, se volvió viable en junio del año pasado cuando insultó a los inmigrantes hispanos: “Nos traen droga, crimen, son violadores…”.

Detrás de la injusta y mentirosa generalización habitan los prejuicios de muchas personas y también la rabia acumulada por las consecuencias que la globalización económica ha dejado para millones de anglosajones pobres en Estados Unidos.

Muchos creen firmemente que una mente maligna se llevó las fábricas para China y que los empleos no calificados que quedaban se los dieron a “los mexicanos” que trabajan sin horario y por monedas. La realidad es mucho más compleja, pero en política funcionan las explicaciones sencillas, aunque no sean ciertas.

Las personas de origen latinoamericano hacen los trabajos que nadie más quiere hacer y sin el esfuerzo de millones de ellos no habría alimento en los hogares de Estados Unidos. La agricultura y buena parte de la industria no funcionarían sin los hispanos que, por cierto, no son solamente una “fuerza laboral”, sino un grupo socio-cultural diverso del que hacen parte científicos, artistas y empresarios.

Los más de 55 millones de hispanos que viven en Estados Unidos son ya la mayor minoría de ese país. En el año 2050 se convertirán en la mayoría, como ya lo son en California el estado más grande y rico de la Unión Americana.

Sin embargo, la representación política no corresponde al tamaño de la población. Aunque más del 17 por ciento de los habitantes de Estados Unidos son hispanos solo 3 de los 100 senadores lo son.

Para la elección de esta semana se han registrado más votantes hispanos que nunca. La inmensa mayoría votará contra Trump. Al mismo tiempo hay un aumento colosal de la inscripción de blancos en estados claves para la elección.

Nadie sabe qué va a pasar. Según 538, un prestigioso portal especializado en análisis de encuestas, la candidata demócrata conserva las mayores posibilidades de ganar, pero Trump ha triplicado sus opciones en las últimas semanas (Ver vínculo).

Quizás sean esos hispanos ninguneados, esos trabajadores necesarios, pero despreciados, los mismos a los que algunos llaman “basura”, los que puedan salvar a Estados Unidos y de paso al mundo.

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