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Miss Universo y las FARC

Creo que Paulina no solo debe asistir a La Habana sino tomar las riendas de los diálogos y por ahí derecho del país.

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
14 de febrero de 2015

En un comienzo, la noticia me cayó como un baldado de agua fría: las FARC invitaron a La Habana a la Miss Universo Paulina Vega para que participe en el proceso de paz. Pobre reina, pensé de inmediato: ¿qué puede hacer allá? ¿Asesorarlos para que monten Miss Cilindro Bomba International, el Reinado Nacional de la Mina Quiebrapata? ¿Y si en realidad se trata de una celada y, ya con la reina en Cuba, la guerrilla cobra rescate a Donald Trump?

Imaginaba a la pobre Paulina en una de esas rondas de negociación, y me daban ganas de llorar:

–Reina, ¿qué opina de que los comandantes no paguemos cárcel?

–Pienso que… Ej una pregunta muy difícil…

–Reina, ¿cuáles crees que han sido los aportes de la guerrilla al mundo?

–Pienso que el reclutamiento forzoso y la voladura de torres.

Tampoco me parecía justo que, en lugar de gozarse su corona, la pusieran a dilapidar tiempo y juventud en semejante plan porque, con la mano en el corazón, ¿qué plan puede haber más aburrido para una niña de 22 años, a quien todos consideran la mujer más bonita del planeta, que interactuar con guerrilleros tristes y decrépitos en La Habana? Y no hablo de los más pintorescos: de Jesús Santrich, por ejemplo, el único de todos ellos con excusa para tener un corazón que no siente; o del dummy de Simón Trinidad, al que aún hoy no solo arrastran a todas las sesiones, sino que es quien hace mejores aportes. No. Hablo de los demás: de Pastor Alape, que es como el Armandito Benedetti de ellos. O de Andrés París, cuyos camuflados manda confeccionar en Piponas porque es un especie de Luis Carlos Villegas paralelo, gordo pero cortico, a todas luces el olinguito guerrillero. Porque en la mesa todos tienen su gemelo bizarro, su reflejo en el mundo del mal, y de hecho el dummy de Simón Trinidad es el par del dummy de Íngrid Betancourt, así como el árbitro Ímmer Machado es el Jesús Santrich nuestro.

En esa misma línea, a la pobre Paulina Vega le tocaría debatir con Tanja, la holandesa, que vendría siendo su equivalente. Y proponerle que participe en Miss Tanjita.

Pobre reina, pensaba; que no vaya. Y lo decía porque, aunque apoyo los diálogos de paz, yo mismo sería incapaz de viajar a La Habana. No podría. No tendría paciencia. Me desesperan los eternos debates de la guerrilla, los exasperantes eufemismos que utilizan. Un eufemismo, para quien no lo sepa, es una manera políticamente correcta de referirse a la realidad para ocultar su crudeza. Por ejemplo: en lugar de decir ‘guerrillero’, hablar ‘actor armado’, como si estuviéramos hablando de Sylvester Stallone en Rambo. O referirse a un ‘polémico jurisconsulto bien alimentado’, en lugar de decir Jaime Granados.

En mis peores pesadillas me imagino que me nombran comisionado y empiezo a padecer.

–Señor Márquez –lo increpo–: ¿se comprometen a dejar de secuestrar?

–No hablemos de secuestro, camarada: hablemos de retención indebida.

–Eso es una falta de basquetbol, señor.

–Es que secuestro suena muy fuerte.

–¿Se comprometen entonces a dejar de matar?

–No nos gusta eso de ‘matar’, camarada. Hablemos de ‘dar de baja’, como sucedió con el camarada Raúl Reyes, a quien incluso dieron de bajo. Porque no era muy alto.

–¿Seguirán con las extorsiones?

–No hablemos de extorsión: hablemos de ‘pagar un aporte’, que equivale a los impuestos de ustedes: el IVA o el secuestro en la fuente.

–Ahí sí puede decir ‘retención’, señor Márquez.

Imaginaba a la pobre Miss Universo desperdiciando su belleza en esas, y me temblaba el labio: terminaría desfilando delante de los negociadores, que harían las veces de jurado, y eso me parecía denigrante. Aunque al mismo tiempo sería la oportunidad de que, por primera vez, los negociadores tomaran medidas.

Sin embargo, después de haber padecido la crepitación política de esta semana, creo que Paulina Vega no solo debe asistir a La Habana sino tomar las riendas de los diálogos y por ahí derecho del país.

Qué semana. Santos tilda a Uribe de utilizar prácticas dignas de los nazis, y el senador no solo estira el brazo a manera de saludo, sino que acusa a Santos por lo único que ha hecho bien durante su gobierno: darle un contrato a Mockus para un tema que conoce como nadie. El Mesías paisa consiguió desviar la atención del escándalo de las chuzadas, pero arrastró al país a una espiral de agresiones por culpa de la cual parece un ‘receptáculo atiborrado de detritos’, para decirlo eufemísticamente.

Por eso, pido a Miss Universo que aplique sus conocimientos de etiqueta en la Mesa de La Habana. Uribe y Santos nos dividen; Paulina, nos une. Necesitamos que negocie la paz con las FARC, sí, pero también con Uribe. Porque, aparte del espíritu incendiario que comparten, las FARC y Uribe tiene otras cosas en común, y ambos deben comprenderlo: el plato preferido de Iván Márquez en Cuba es la ropavieja, por ejemplo, que a su vez es la forma en que Uribe trata a Pachito.

Pidamos, pues, que Paulina Vega asista a La Habana. Que impida el reclutamiento de menores tanto en la guerra como en Miss Tanguita. Y que prepare a Tanja como Señorita Posconflicto 2016. Uribe es muy vanidoso; Santos es muy frívolo. Solo una reina de belleza puede salvarnos.

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