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Un plantón para la coneja Hurtado

Después de embestir con saña al doctor Zuluaga, el extremo izquierdismo logró que se entregara la Coneja Hurtado, intachable heredera de esa tradición de chuzar por el bien del país.

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
7 de febrero de 2015

Yo asistí al plantón que organizaron en Paloquemao hace 15 días, esa es la verdad. Inicialmente pensé que era contra Shakira porque, con la mano en el corazón, ¿cómo es posible que haya bautizado a su segundo bebé con el nombre de Sasha?: ¿qué es, con el perdón de todos? ¿Es niña? ¿Es niño? ¿Es humano? En ese orden de ideas, si Shakira se comprara una perrita, le pondría Juan.

Me fui, pues, a protestar, porque supuse que si no repudiamos de manera vehemente ese tipo de acciones, el tercer hijo de la cantante se llamará Puppy. Pero una vez saqué mi pancarta, redactada en contra de Piqué, y vi que me rodeaban personas con nombres como Ferleyn u Obdulio, algo no me cuadró, y decidí preguntarle a un agente.

—¿Este es el plantón contra los nombres feos?

—No —me explicó—; es por un político al que están investigando y llenó esto de pueblo y de megáfonos…

—Qué rabia con ese Petro —me quejé—: es increíble la forma en que politiza la justicia.

—Ningún Petro: es el doctor Zuluaga.

Zuluaga, Zuluaga: me sonaba ese apellido. Y una vez apareció en la escena, rodeado de agentes del CTI, lo comprendí todo. En realidad se trataba de Zurriaga, el de la propaganda. Al parecer lo están persiguiendo por razones ideológicas, porque parte de la ideología del uribismo consiste en espiar rivales en aras del interés supremo de la patria, y eso no lo comprende todo el mundo.

El punto es que el plantón me sirvió para recordar a aquellos personajes inolvidables del zuluaguismo. Qué cantidad de gente, dios mío, qué déjà vu: estaban casi todos. Los papás del excandidato vendían empanadas a la entrada, óyeme, y ricas, y la plaza se llenó en un suspiro: arribó la señora histérica que en un comercial lanzaba naranjas; el laringólogo que lo atendió al final de la campaña; Carlos Holmes con su hermano Sherlock; Pachito Santos con su acudiente; y hasta el anciano Gepetto, que fue en representación de todos los titiriteros porque el expresidente Uribe ya se había embolado los zapatos ese día y decidió no asistir (aunque en su cuenta de Twitter pidió a sus simpatizantes que lo hicieran “mientras no estuvieran presos”).

El exasesor espiritual no estuvo de cuerpo presente, pero uno podía palpar su presencia. Y cuando el doctor Zuluaga tuvo que ingresar al interrogatorio, la loca de las naranjas, que ha rejuvenecido, te lo digo, encendió los ánimos con arengas a favor del doctor Zuluaga, y en adelante colectivos que estaban presentes, como Sintrahacker, se hicieron sentir con vehemencia.

Fue una movilización inolvidable. Y no solo en Paloquemao: también hubo plantón en Mosquera, en Carimagua. Incluso, ese mismo día organismos microscópicos que flotan en las aguas saladas del uribismo convocaron a un plancton, en pleno meridiano 82. Y me dirán frívolo, me dirán fanático, pero cuando salí de la concentración yo ya había comprado la tesis de que estamos ante una tremenda persecución.

Sí: en un inicio el doctor Zuluaga dijo que no conocía al hacker; posteriormente recordó que sí; luego negó ser él quien aparece en el video, y ahora reconoce que es él, pero que esa no es su voz. Y yo le creo: ¿acaso no es propio de los muñecos de ventrílocuo mover los labios mientras otra persona habla por ellos? El abogado Jaime Granados tiene el audio verdadero del video, que es así:

—¿Y cómo anda Lina Luna?

—Bien, gracias, doctor.

—Yo fui ministro de Hacienda.

—Qué bueno, doctor.

—Y este es mi hijo David, que imita a Uribe.

—¿Él también?

—Sí. Y yo fui ministro de Hacienda.

—Sí, sí, ya: ¿y el doctor parpadea así todo el tiempo?

—Sí, es que yo fui ministro de Hacienda, pero quería ser del TIC.

El hecho es que, como si no fuera suficiente, después de embestir con saña al doctor Zuluaga, el extremoizquierdismo consiguió que se entregara María del Pilar ‘la Coneja’ Hurtado, intachable heredera de esa tradición de chuzar por el bien del país.

A la pobre la acusan de todo, hasta de falsedad ideológica, cargo que ni a Roy Barreras. Pero qué se puede esperar de este país en el que hacen pruebas con soldados para saber cuánto peso resiste el puente peatonal de la carrera 11: quiera dios que a los ingenieros militares no les dé por probar policías acostados. Y qué se puede esperar de la justicia nacional cuando el fiscal general no solo es parecido a Jota Mario Valencia, sino incluso al mismo hacker Sepúlveda, que parece su hijo.

El hecho es que los fiscales ya están ofreciendo zanahorias a la Coneja para que abra la boca y reconozca que tiene las orejas así de grandes por las escuchas ilegales que ordenaban desde Palacio: como si un gobierno que se esmera por escuchar a la oposición no demostrara, más bien, un talante democrático.

Pero no lo vamos a permitir. Esta persecución no tiene nombre. Y en eso se parece al hijo de Shakira.

Por eso, convoco a todos los integrantes del CD, ingenuos o locos, presentes o prófugos, recluidos o libres, a un nuevo plantón, esta vez a favor de María del Pilar Hurtado. Será el más numeroso de la historia. Llenaremos cada centímetro cuadrado. Y tendrá lugar sobre el próximo puente peatonal que construyan los ingenieros militares.

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