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De la economía naranja a las manzanas podridas

¿Será que Duque, al mejor estilo stalinista, como en su momento lo hizo su mentor Uribe, se asegurará de que el Ejército y la Policía disfruten de privilegios y poder para hacer lo que les venga en gana? Este asunto de las chuzadas no es un caso menor, tiene que ver con la violación a la Constitución y las leyes.

Javier Gómez, Javier Gómez
15 de enero de 2020

La Vida de los Otros (2006), una magistral película alemana que narra escuetamente cómo era la vida de quienes se oponían al régimen comunista de la RDA (República Democrática de Alemania), y cómo, para ejercer el control sobre eventuales conspiraciones, la Stasi (servicio secreto y de inteligencia) alambraba con micrófonos sus viviendas o lugares de trabajo en busca de pruebas para demostrar su traición a la patria. 

Era un Estado de terror que esparcía el miedo acompañado de represión y seguimientos a quienes se atrevían a cuestionar el totalitarismo que se imponía en la Europa del Este bajo la égida de la Unión Soviética y su draconiana propuesta stalinista. No importaban las personas, sino la idea, el poder.

Que eso suceda en estados con pretensiones totalitarias vaya y venga, hace parte de su ADN; pero que ello ocurra en una democracia inspirada en los valores occidentales, es un exabrupto. Pues bien, eso acaba de ocurrir en Colombia. 

Lo acabamos de conocer para sorpresa de los colombianos a través de una investigación de la revista Semana: desde comandos de inteligencia del Ejército se vienen interceptando las comunicaciones de políticos opositores al gobierno, magistrados y periodistas; y para no dejar cabos sueltos, en el caso de los reporteros del medio mencionado, hasta seguimientos intimidantes les hicieron para detener la publicación del informe.  

¡Qué vergüenza! ¡Qué conducta más antidemocrática! No se trata de manzanas podridas dentro de la institución militar las que hicieron esta tarea coordinada, pensada y sistemática en contra de personas decentes y comprometidas con los ideales democráticos, al contrario se concibió un plan para amenazar e intimidar a quienes se atreven a cuestionar la mala gestión del gobierno . 

Cómo pretende el presidente Duque minusvalorar este hecho tan grave; es decir pasamos de la economía naranja a las manzanas podridas. No, presidente Duque aquí están sucediendo cosas raras y en sus barbas que es lo peor. Nunca le informaron del operativo  en que murieron ocho niños, y ahora montan otra maniobra para hacerle seguimiento a sus opositores; para esculcarle la vida a los jueces que están a punto de tomar decisiones que afectarían a personas muy cercanas a su entorno; para perseguir a los periodistas, y usted y su ministro de Defensa no se pellizcan y, peor aún, se enteraron por la revista SEMANA. Es imperativo que el primer mandatario despeje cualquier duda y no dé lugar a elucubraciones innecesarias; el país ya había experimentado un episodio similar en el gobierno de su mentor, el expresidente Uribe, y su imagen quedó por el suelo.

Sin embargo, de este lado sí nos corresponde preguntar: ¿Qué ocurre en las entrañas del gobierno o del régimen que los tiene nerviosos, tanto así que acaban recurriendo a las famosas chuzadas? ¿Qué los avoca a apretar la tuerca como lo hacen los regímenes totalitarios? ¿Serán los vientos de cambio que presionan desde la calle? 

¿Será que Duque, al mejor estilo stalinista, como en su momento lo hizo su mentor Uribe, se asegurará de que el Ejército y la Policía disfruten de privilegios y poder para hacer lo que les venga en gana? Este asunto de las chuzadas no es un caso menor, tiene que ver con la violación a la Constitución y las leyes.

Para terminar: el Ejército, una de las instituciones mejor valoradas por los colombianos en todas las encuestas, hoy va de capa caída y, por su puesto, estos hechos no le ayudan y desmejoran ostensiblemente su imagen. Deben entender sus comandantes y soldados (que cumplen órdenes) que ellos se deben al pueblo y no a intereses que se creen los dueños de la institución. En quién más creer como soporte de la democracia sino en la misma institución militar, de lo contrario apague y vámonos. 

Como decía George Orwell: “Todo lo que no es obligatorio está prohibido”.

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