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Jorge Enrique Vélez, columnista invitado

De Petro a Allende

La travesía hacia la expropiación.

Por: Jorge Enrique Vélez

No podemos ser tan ingenuos como para pensar que el presidente Petro, especialmente en asuntos de tierras y propiedad, está improvisando. Tiene muy claro hacia dónde quiere dirigirse, especialmente en temas que pondrán en peligro el eje de nuestra democracia. Y él lo sabe. Si logra dar el paso para imponer su política, disfrazada con una reforma agraria que nunca ha presentado, y pretende sesgarla con decretos reglamentarios, logrará muchas de sus estrategias para llevar a nuestro país a lo que él sueña como líder de la izquierda colombiana, siguiendo los ejemplos de Allende, Chávez y otros.

Recordemos las palabras de Borges: “Nada es construcción sino ensoñación”. Y Petro, como líder de izquierda, ciertamente tiene su ensoñación, una ensoñación que históricamente ha desembocado en conflictos y desafíos. Es como el protagonista de un cuento de Borges, avanzando en su búsqueda, en su sueño político, sin percatarse de las consecuencias de sus acciones.

Sin embargo, como todo líder de izquierda, parece que no tiene una buena memoria para recordar y reconocer que uno de los puntos fundamentales que llevó a Allende a perder la credibilidad de la ciudadanía fue el manejo de la política de expropiación de tierras, algo semejante a lo que está ocurriendo en Colombia. Allende estableció una reforma que, como demostraré, parece que el tiempo no ha pasado y el presidente Petro quiere implantar en nuestro país.

Aquí entra la figura de Juan Páramo, personaje de Rulfo, que también soñaba con un futuro mejor para su tierra, pero sus acciones llevaron a la desdicha. Petro tiene en sus manos un país lleno de historias y de realidades, pero parece empeñarse en no aprender de ellas. En lugar de ser un Juan Páramo, con una visión clara y pragmática, se asemeja más al personaje de un relato de Borges, atrapado en su propia narrativa sin prever las consecuencias.

Salvador Allende, en su corto y conflictivo periodo de gobierno, implementó una política que hoy parece estar tomando forma en Colombia. La Ley 16.625 en Chile, que estuvo en la base de sus actuaciones, tenía como objetivo expropiar aceleradamente las grandes extensiones de tierras de las manos de sus propietarios, con la promesa de un futuro mejor para los campesinos. Sin embargo, la realidad histórica nos muestra que este sueño se convirtió en una pesadilla, llevando al derrocamiento de Allende y a graves consecuencias para el país.

Este proceso recuerda las palabras de Borges: “El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego”. Es como si Petro, al igual que el tiempo en Borges, se dejara llevar por la corriente de sus ideales políticos sin percatarse de la verdadera naturaleza de la propiedad y la historia.

Es importante que los colombianos comprendan la historia de Allende en Chile, ya que se están vislumbrando situaciones similares en los territorios rurales de Colombia. Una política que, disfrazada de reforma agraria, podría conducir a invasiones de tierras, presionando a los propietarios para abandonarlas y verse obligados a vender, similar a lo ocurrido en Chile hace 50 años. Los colombianos necesitamos ser como Juan Páramo, conscientes de las consecuencias de nuestras acciones, en lugar de ser atrapados en un sueño político sin prever el desastre que puede seguir.

Juan Rulfo, en su obra Pedro Páramo, nos enseña que las acciones tienen consecuencias, y la historia nos demuestra que las políticas de expropiación sin considerar la propiedad privada y la seguridad jurídica terminan en desdichas para todos. Así como en los relatos de Borges donde los personajes son atrapados en sus ensoñaciones, Petro parece estar atrapado en una narrativa que puede llevar a un conflicto mayor y al debilitamiento de nuestra democracia.

Es esencial recordar las palabras de Borges: “Creemos que somos dueños de nuestros actos, pero no somos más que la cadena de causas y efectos que los produce”. Petro debe comprender que las políticas que intenta implementar tienen un efecto dominó en la sociedad y la economía. Cada acción suya, cada decisión, es una cadena de causas y efectos que pueden llevar a un desastre. Sería sensato tomar un paso atrás y reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la propiedad y las consecuencias de sus políticas.

No podemos permitirnos ser como un personaje de Borges, atrapados en nuestros sueños políticos, ignorando las advertencias de la historia y las realidades económicas. Debemos aprender de los errores pasados y tomar decisiones basadas en un entendimiento profundo de la propiedad, la economía y la historia. Solo así podremos construir un futuro sólido y próspero para Colombia.

Recordemos siempre las palabras de Borges: “El escritor no es dueño de sus palabras, sino que esclavo de ellas hasta que están publicadas”. De igual manera, los líderes políticos no son dueños de sus decisiones, sino esclavos de sus consecuencias en la sociedad y en la historia. La propiedad privada y la seguridad jurídica son pilares fundamentales de nuestra democracia y no deben ser comprometidos en aras de ideologías políticas. Aprendamos de la historia y asegurémonos de construir un futuro basado en la prudencia, la sabiduría y la protección de los derechos de todos los ciudadanos.

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