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Del uribismo al petrismo

El "ojo por ojo y diente por diente”, que algunos quisieran emplear para vengar a sus camaradas asesinados, no arregla nada.

Yezid Arteta, Yezid Arteta
22 de mayo de 2019

Colombia tiene dos marcas diferenciadas que ocupan todo el territorio nacional: uribismo y petrismo. Las otras marcas valen para ganar curules y alcaldías pero no sirven para encarar los problemas estructurales del país. Creo, Viejo Topo, que el asesinato político es lo más grave que está ocurriendo en Colombia. Es un asunto gordo que está afectando el ánimo de la gente. Son momentos en que te atrincheras pero no sabes para qué. ¿Defender a tu formación política? ¿Defender la reputación del país? Sigues, Viejo Topo, atrincherado al partido mientras que el país se va a la mierda.

El asesinato de líderes sociales, periodistas, militantes políticos de todas las vertientes y exguerrilleros que han depuesto las armas no se detiene con meros formalismos. Lo políticamente correcto no funciona en estos casos. Si funcionara, Colombia hubiera evitado la masacre de la Unión Patriótica. Es perder el tiempo. Los que tiran del gatillo no leen comunicados, ni columnas como esta. El "ojo por ojo y diente por diente”, que algunos quisieran emplear para vengar a sus camaradas asesinados, no arregla nada. No vale mochar cabezas, asaetear cuerpos y emporcarse de sangre para alcanzar el Trono de Hierro. La lucha no es por el trono. La lucha, ahora, es por sanar a un país dominado por la rabia. Tyrion Lannister se lo hizo entender a los jefes de Poniente reunidos sobre las cenizas de Desembarco del Rey. Las cabezas políticas de Colombia parecen no entenderlo.

Hubo un hecho reciente. Un grupo de exguerrilleros de las Farc que depusieron las armas entrenaron rafting en las aguas de los ríos Pato y Coreguaje. Arropados en la bandera colombiana viajaron a Australia para competir. Iban en representación de Colombia. No iban a representar a un partido político. En las redes sociales hubo una voz de aliento unánime para estos jóvenes que cambiaron las armas por los remos. Cientos de uribistas y petristas replicaron en sus muros de Facebook y Twitter esta buena noticia. Esto prueba que la sociedad colombiana necesita de estímulos para reconciliarse. En este caso el estímulo partió de un grupo de jóvenes campesinos que vivían en el anonimato y por primera vez en sus vidas tomaban un avión para representar con decoro a su país.

El expresidente Álvaro Uribe y el senador Gustavo Petro están en las antípodas ideológicas. Tienen millares de seguidores. Sus opiniones son debatidas en los medios y las redes. Influyen sobre cientos de lideres políticos y sociales. La gente en la calle los identifica. Petro y Uribe tienen la capacidad de crispar o apaciguar los ánimos. Creo que ha llegado el momento de que se reúnan y construyan un puente sólido que permita a la sociedad colombiana pasar a la otra orilla. Al otro lado. Donde no maten por opinar. Es un ejemplo que pueden seguir los dirigentes políticos de todas los partidos. No se trata de una renuncia ideológica sino de un gesto para impedir que Colombia repita los años de la infamia.

El presidente Santos negoció con las Farc, pero no pudo hacerlo con el expresidente Uribe. Fue la pata que le faltó al proceso de paz. Ese es el origen de lo que está pasando ahora. Para salir de este embrollo, Viejo Topo, la derecha y la izquierda están obligadas a pactar. Será un acuerdo entre dirigentes políticos, porque partidos como tal no existen. El acuerdo podrá parecer impuro a algunos militantes que están sometidos a la dictadura de lo políticamente correcto, pero no veo más salida que la impureza. Cuando alguien se ha intoxicado con alcohol adulterado, el médico le hace tomar alcohol bueno para eliminar el malo. La sociedad colombiana está intoxicada y un poco de alcohol bueno para olvidar las penas y el horrible pasado no estaría mal.  

* Escritor y analista político

En Twitter: @Yezid_Ar_D

Blog: En el puente: a las seis es la cita



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