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Desconectados

¿De veras el presidente cree que esta es la forma de implementar una “conversación nacional” o simplemente quiere aprovechar la coyuntura y asegurarse las mayorías en el Congreso para cambiarlo todo con tal de que todo siga igual, tal cual sucedió en tiempos de Gaitán?

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
3 de diciembre de 2019

Mientras el pueblo, iracundo, quemaba y destrozaba Bogotá luego del asesinato del 9 de abril de 1948, el presidente Ospina Pérez convocaba a su gobierno al Partido Liberal, que para entonces se encontraba en la oposición luego de dividirse entre Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán. El encargado de fortalecer la “unión nacional” fue Darío Echandía, quien fue llamado a ocupar por tercera vez el ministerio de Gobierno junto a otros liberales de la época que también fueron invitados al gabinete. Así, liberales que habían apoyado a Turbay terminaron beneficiándose con la muerte de Gaitán. 

En Colombia no salimos de las mismas soluciones y los mismos apellidos. No hay giros en el guion y por eso el país está aburrido de los mismos políticos de siempre. Los de turno hoy, que comenzaron a salivar sedientos de poder tan pronto vieron lo que sucede, son Pastrana, Vargas Lleras y Gaviria, que buscan beneficiarse del río revuelto. 

El primero de estos oportunistas en aparecer fue, por supuesto, Pastrana, vinculado ya al Gobierno a través de la vicepresidenta, pero que ahora quiere una mayor tajada porque el poder nunca sacia. En lugar de llamar a la reflexión y pedirle a Duque que reconcilie al país, y con tal de no compartir con los demás lo que ya tiene (¡ah, la mezquindad nacional!), le envió una carta al presidente solicitándole que no ceda ante las peticiones de quienes no soportamos un ladroneo más al Estado y exigimos cambios en la manera de gobernar al país y en la urgencia de acabar con la corrupción. 

El presidente Duque se reunió luego en Palacio a puerta cerrada, durante más de dos horas, con Vargas Lleras y logró el apoyo de Cambio Radical a la Ley de Financiamiento. El que sigue en turno de lagarteo es César Gaviria, con quien ya ha habido acercamientos, tal cual informa esta revista. Todos llegan buscando lo mismo: puestos. Es decir, la mermelada de la que hasta ahora solo han disfrutado los del Centro Democrático. 

No solo Duque está desconectado con el país, sino también todos estos viejos políticos que se han turnado en el poder generación tras generación. ¿De veras el presidente cree que esta es la forma de implementar una “conversación nacional” o simplemente quiere aprovechar la coyuntura y asegurarse las mayorías en el Congreso para cambiarlo todo con tal de que todo siga igual, tal cual sucedió en tiempos de Gaitán?

Y hay más preguntas: ¿Es esta realmente la solución para la grave crisis que atraviesa Colombia? Cambiar unos nombres en el gabinete ministerial y compartir la mermelada, ¿dará contentillo a los miles y miles de colombianos que estos últimos días han marchado y caceroleado? ¿De veras cree el presidente que la rabia y la indignación se calman regresándole el poder a los que siempre lo han tenido? No han entendido nada y siguen creyendo que Colombia es la misma de 1948. O al menos eso quieren hacer creer. 

P.D.: Los medios informan de una encuesta según la cual el 60 por ciento de colombianos no quiere más el paro. ¿Cómo creer en esos mismos encuestadores que inflaron los resultados a algunos candidatos en las pasadas elecciones que luego fueron estruendosamente derrotados?

@Sanchezbaute