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¿DONDE ESTA EL PILOTO?

Semana
8 de agosto de 1994

ME DI CUENTA EN LA PELUQUERIA. Socorro y Margarita me resumieron, en una frase, lo que buena parte del país está sintiendo: una gran depresión. Ellas me lo decían por ellas, y por sus clientas. Señoras que se sientan a ponerse bonitas, pero mientras tanto comentan que todo está mal. Que no hay motivos para estar contentos. Que el país se enfrenta a un inmediato futuro muy complicado. Y, luego uno comenta el tema con la secretaria, y con la empleada doméstica, y con Soledad, mi cosmetóloga de cabecera (que me tiene sometida al martirio de rejuvenecerme a punta de ácido glicólico), y con los amigos en un restaurante. Todo va mal, y promete ir peor.

Los narcocasetes se han quedado flotando en el ambiente como ave de mala pécora. Nadie parece saber a ciencia cierta qué tienen de verdad y qué de mentira. El señor Medina, tesorero de la campaña del actual presidente, sigue tan campante, asegurándolo todo pero desmintiendo nada.

A Colombia la eliminan de la Copa Mundo, los jugadores regresan al país sometidos a la sospecha general de un pésimo juego que no corresponde a la selección que conocíamos. Matan a Andrés Escobar y las autoridades nos dicen que es "un hecho aislado" consistente en que un chofer borracho se despertó a las cuatro de la mañana, y disparó contra un señor que no sabía (será el único colombiano) que era el mismo Andrés Escobar, jugador de la selección. Pensó que en medio de una supuesta discusión, corría peligro su patrón. Lo malo es que el muerto estaba "ahorcando" al patrón desde el interior de un carro, lo que no parece muy posible en la vida real.

Luego se sabe que el 'Tino' Asprilla regresó a Tuluá a seguir echando bala, sólo que antes de que se fuera para el Mundial había hecho lo mismo, pero el país entero se lo perdonó porque hasta ese momento prometía como jugador.

También se sabe que Ernesto Samper, en medio de un terrible desprestigio internacional surgido de los narcocasetes y de que el principal sospechoso, su tesorero de campaña, continúa deliberante, pasó por Estados Unidos, donde dizque alguien le prometió que Clinton iba a enviarle una carta de apoyo. En lugar de eso recibimos una carta diplomática del gobierno estadounidense advirtiéndonos que a partir del próximo gobierno dejaremos de ser unos consentidos y pasaremos a ser unos perseguidos.

En medio de los entretelones del nuevo gobierno se comenta que las relaciones del presidente y el vicepresidente entrantes están de cortar con cuchillo.

Se están muriendo los urapanes de Bogotá, que constituyen el 70 por ciento de los árboles que todavía quedan en esta castigada ciudad, y un Ministerio del Medio Ambiente no hace nada. Pero paralelamente se habla de crear un Ministerio de la Cultura, bandera de la nueva primera dama, que ha sido fuertemente cuestionado como una amenaza burocrática y un homenaje al ocio, en un naís lleno de institutos dedicados a la cultura que todavía no entienden bien hacia dónde van.

Entre tanto, la Corte da de baja al Fiscal por viejo, y rápidamente se nombra una terna para que Estados Unidos se apacigue.

Continúan los rumores de más narcocasetes, y del presidente electo se sabe solamente que está en Europa tratando de sobreponerse del "estrés" de la campaña, y aguantando palo de la prensa internacional.

El presidente Gaviria lleva una semana despidiéndose del país, y aprovechando la ocasión para enviar desde el barrio Aguablanca, de Cali, desde Mitú y desde Popayán, lugares bastante recónditos para el efecto, mensajes al gobierno gringo, de que no se ha bajado la guardia contra el narcotráfico, y de que aquí no nos manda ni nos condiciona nadie.

Lo malo es que él está de salida, la gente está deprimida, el gobierno gringo está bravo, los narcocasetes continúan circulando, el Fiscal se va, a lo que queda de nuestra derrotada selección o le disparan o dispara, y el presidente entrante está de viaje.

Por eso la pregunta es pertinente. ¿Dónde está el piloto?