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Dos populistas y un mismo camino

Donald Trump y Gustavo Petro, dos populistas y un mismo camino. Pero, por ahora, un resultado muy distinto.

Por: Francisco Santos

Cada vez me impresiona más lo parecidos que son Donald Trump y Gustavo Petro. Sí, vienen de orillas distintas y piensan distinto pero actúan de manera igual. Son idénticos en su proceder –y en sus valores– frente a las instituciones, frente a los hechos, frente a la verdad y en general frente a la democracia lo que obviamente incluye a la oposición.

Este nuevo populismo, el del siglo XXI que tiene como epicentro de comunicación las redes sociales, tiene en común con los del siglo XX lo que los mueve: el ego. Que dicho de otra manera es el yo, yo, yo. Mi verdad es la única que vale y mi accionar es el único correcto. Quien no esté de acuerdo es mi enemigo y lo debo acabar a como dé lugar. Finalmente hay otra característica común, la victimización. Para justificar toda acción, sin importar lo errática o desproporcionada que sea, utilizan haber sido supuestas víctimas lo que en su mirada egoísta lo justifica. Claro, el pasado como victimario no cuenta, sea en términos económicos o de violencia.

La primera característica común es el uso de redes sociales para promover su mirada de la realidad, que muchas veces no tiene nada que ver con la verdad, los hechos fácticos no importan. Otro es el uso de las redes para crear distracción y para combatir a los enemigos. Y finalmente las utilizan para manejar la agenda informativa en especial Twitter –jamás le diré X–.

Veamos. En un mes, Petro twitteó 272 veces y utilizó una bodega llamada Resistencia Colombia para darle volumen y más alcance. En sus trinos dice mentiras para fortalecer su agenda política, como cuando puso una foto de un hospital destruido de Venezuela diciendo que era en Colombia, para generar indignación y buscar apoyo a su reforma a la salud. O el trino del cese al fuego que desmintió el ELN e incluso los aplausos de esta semana al final de su discurso en la ONU que ciertamente eran falsos. Ejemplos hay muchos pero es una lástima que no exista una medición exacta de sus trinos y la verdad como lo hicieron en Estados Unidos algunos medios nacionales con Trump.

Trump trinó en promedio 276 veces al mes hasta ser elegido y luego los multiplicó. Y también mintió con descaro como cuando twitteó GANÉ ESTA ELECCIÓN POR MUCHO. Al principio de la pandemia cuando esta empeoraba trinó que esa era una noticia falsa (fake news) producto de una conspiración de los medios. En un estudio del Washington Post poco más de 30.000 de sus trinos eran falsos o contenían información errónea. 

Además de esa condición de manejo irregular de la verdad hay un enemigo común entre estos populistas y la democracia, la libertad de prensa. Ya Trump puso sobre el tapete y utilizaba constantemente la frase “fake news”. Su hostilidad hacia los medios era parecida a la de Petro, aunque este último pone la mira y en peligro, con comentarios y pronunciamientos francamente hostiles, directamente a periodistas como Vicky Dávila y a medios como SEMANA.

La displicencia por las instituciones hace parte de esa mirada común hacia la democracia que tienen los populistas sean del lado que sean. Trump llamó a los gobernadores para cambiar los resultados electorales mientras aquí Petro asumió ser el jefe directo del fiscal. Ninguno de los dos logró su objetivo pero el precedente deja huella en una democracia, incluso siendo tan sólida como la de Estados Unidos.

La política internacional pública es otra característica común que tienen. Trump en un trino le dijo al líder norcoreano “¿por qué Kim Jon-un me llama viejo si yo nunca lo llamaría bajo y gordo?”. O cuando dijo de México “no es nuestro amigo”. Petro, por su parte, pide en Twitter el levantamiento de sanciones a Cuba pues es el país que garantiza los derechos de los niños –una falsedad a todas luces– o cuando dice que “me he comunicado con el gobierno venezolano para abrir las fronteras y restablecer el pleno ejercicio de los derechos humanos en la frontera”, cosa que tampoco sucedió pues la frontera sigue controlada por grupos ilegales algo que omitió ‘obviamente’ en su trino.

Hay infinidad de ejemplos que muestran cómo esa alma populista alimentada por el ego hace a dos líderes de orígenes y con ideologías tan distintas idénticos a la hora de actuar. Pero hay una diferencia gigante en estos dos personajes. Petro hoy cada vez pierde espacio en la sociedad y su impacto y su credibilidad decrecen día a día. Ya pocos les dan importancia a sus trinos, no tienen el impacto que tenían, sus pronunciamientos no resuenan sino en el círculo más íntimo o en el 20 por ciento de seguidores que aún le quedan y su capacidad de movilización, que era una de sus fortalezas, hoy está muy disminuida.

Donald Trump, por su parte, es exactamente lo contrario e incluso puede ganar la elección en 2024 si llega. Cada proceso judicial en contra solo alimenta el fervor de sus seguidores y hoy es el dueño del Partido Republicano. Su poder está intacto a pesar de los ataques judiciales y políticos –incluso dentro de su mismo partido– que hoy enfrenta. Trump, nos guste o no, es un fenómeno político sin par, o guardando las proporciones en el mundo moderno Silvio Berlusconi en Italia, con una capacidad de convocatoria en un sector inmenso, no mayoritario, de la sociedad norteamericana.

Donald Trump y Gustavo Petro, dos populistas y un mismo camino. Pero, por ahora, un resultado muy distinto.