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Cuando el sufrimiento toca el corazón humano

El sufrimiento va dejando aprendizajes que requieren tiempo de digestión, pues suele mostrarnos lo frágiles que somos y hacer transparente lo que es realmente valioso en la vida.

Efrén Martínez, Efrén Martínez
2 de diciembre de 2016

Es deseable no sufrir; sin embargo, esto es imposible de lograr. Al parecer, una de las principales causas del sufrimiento es la fuerte necesidad de eliminarlo a toda costa. No queremos que nuestros hijos, nuestros seres queridos o en general las personas, experimenten ningún tipo de dolor, y es legítimo tratar de evitar aquellos sufrimientos que son evitables; pero hay algunos de los que no podemos escapar: todos nos equivocaremos alguna vez, perderemos o nos afligiremos por algo, y finalmente, enfrentaremos la muerte propia y la de otros.

Buscar el sufrimiento podría ser algo loco, pues es mas bien él, quien nos encuentra; a veces toca nuestra puerta y en otras oportunidades entra sin permiso y se instala en la mitad de la sala de nuestra casa. El sufrimiento a veces es imprevisible, aparece, nos confronta y nos deja sensación de impotencia y de desamparo; en ocasiones no hay nada que podamos hacer al respecto, ni nadie que puede sostenernos. Seguimos la ruta del conocimiento y nos preguntamos: ¿por qué ha pasado esto o aquello? y ninguna explicación técnica o científica nos satisface, experimentamos soledad y falta de comprensión. A veces también debemos enfrentar a muchas personas bien intencionadas que sin dejarnos llorar o digerir la pena, intentan darnos consuelo con argumentos que en ese momento no escuchamos, pues solo queremos compañía. Como diría el filosofo existencial Karl Jaspers, hay situaciones límite de la existencia que nos fracturan el proyecto de vida en un segundo, y aunque la vida sigue, nunca sigue igual. Por suerte, no siempre para mal.

El sufrimiento va dejando aprendizajes que requieren tiempo de digestión, pues suele mostrarnos lo frágiles que somos y hacer transparente lo que es realmente valioso en la vida. Muchas veces después de asimilar el impacto de lo acontecido, nos encontramos en un momento en donde la vida parece abrirse nuevamente ante nuestros ojos, dejando de lado el panorama oscuro y preguntándonos: ¿Ahora que sigue?, ¿Cómo se vive ahora? Encontramos entonces infinitas posibilidades que sin la presencia del límite impuesto por la vida, jamás se hubiesen evidenciado. Algunos empiezan a descubrir el material del que están hechos; se hacen conscientes de que son capaces de trabajar o de reinventarse; encuentran que el tiempo puede invertirse mejor en ciertos vínculos que aún permanecen con vida; aparecen nuevas intenciones y formas de cuidarse a sí mismo y a los demás, e incluso, muchos transforman el sufrimiento en una experiencia que dota sus vidas de sentido. Para algunos el camino ahora es convertirse en un verdadero ejemplo para otros, acompañándolos y brindándoles fortaleza mientras cruzan esa larga noche; otros experimentan mayor libertad, pues durante mucho tiempo estuvieron convencidos de que si su matrimonio se acababa, alguien moría o si su negocio fracasaba, ellos no podrían seguir viviendo; ahora que eso ya no está, han descubierto que la vida sigue y se han hecho más independientes de eventos externos. No cabe duda que para algunas personas, una experiencia de sufrimiento pasa por un gran crecimiento, pues cuando hemos estado en el fondo, ya sabemos que del piso no pasamos y eso suele darnos la sensación de que podemos manejar mejor próximas dificultades, pues el sufrimiento a veces es misterioso e incomprensible, y haber sufrido una vez, no nos asegura que nunca más volveremos a hacerlo.

El sufrimiento es una realidad humana, es parte de la vida, y aunque a algunos les parezca que hablar de sufrimiento o escuchar sobre el mismo, ya es un sufrimiento insoportable que debe ser eliminado a toda costa, lo cierto es que quien no desarrolla un poco su capacidad para convivir con él, se hace bastante vulnerable para llevar la vida. Nuestros hijos necesitan desarrollar conciencia de límite y sacar provecho de las situaciones difíciles, por mas extraño que eso suene. El sufrimiento nos deja clara una gran verdad: es imposible saber, prevenir y anticipar todo; a veces, nos mira a los ojos y nos muestra otra limitación: es imposible hacer y lograrlo todo, pues no somos omnipotentes. Finalmente nos dice con crudeza: es imposible que lo tengamos todo o que lo tengamos por siempre; también podemos perder, también puede llegarnos el momento de la humildad.

El sufrimiento aterra y a veces nos hace indolentes, lo olvidamos rápido o lo evadimos, en estos días un avión nos confronta, pero cada día está lleno de millones de personas con sus catástrofes personales. En medio del sufrimiento la desnudez es la misma para todos, si olvidamos nuestra fragilidad, olvidamos que somos una misma humanidad.

*info@efrenmartinezortiz.com

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