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EL BOLERO DE GALAN

Semana
29 de diciembre de 1986

Hasta dónde llegará el acercamiento de Luis Carlos Galán con el oficialismo liberal, es algo sobre lo cual todo el mundo especula por estos días. Algunos dicen que hasta la Cancilléria, como el suspicaz cronista político de El Espectador, Carlos Murcia. Pero yo estoy con los que creen que la cosa no para sino en Washington, donde el doctor Galán podría --y deberia-ser nombrado embajadór, en el curso de los próximos días.

Que Galán y el oficialismo se estan acercando, de eso no cabe ninguna duda. Y a ritmo de bolero, como lo señalaba recientemente el columnista Roberto Posada en El Tiempo. No solo porque la lógica de los acontecimientos indicaba que asi deberia ser, luego de su gran derrota electoral de marzo, que le demostró que carecla de futuro por fuera de las mayorías liberales; sino además porque entre el jefe del Nuevo, Liberalismo y el Presidente de la Republica existe una sutil pero auténtica corriente de simpatía, que se puso duramente a prueba, pero que finalmente salió incólume, durante la campaña presidencial.

Sería dificil precisar quien es el que quiere a quien. Si es Galán a Barco o Barco a Galán. Pero lo cierto es que el joven político ha sido más benévolo en sus enjuiciamientos a Barco que con cualquier otro personaje del oficialismo liberal. Durante la campaña le dijo cosas fuertes, pero no lo suficiente como para pasar la linea de no retorno.

Desde las elecciones presidenciales, además, Barco y Galán se han entrevistado en varias oportunidades. El Nuevo Liberalismo no ha hecho oposición en el Congreso, y, por el contrario, sus proyectos de ley han sido presentados, no como alternativa a los del gobierno, sino como contribución.
El galanismo, además, tiene colaboración en varias administraciónes regionales; y como ha sido su estilo característico; a punta de posiciones ambiguas Galán se ha mantenido por dentro y por fuera del juego, con ayuda de frases en las que es maestro: "El Nuevo Liberalismo nó será parte integral de la junta (de los 80 congresistas liberales), pero estará atento a las decisiones que se tomen allí". "El N.L. continuará apoyando al gobierno sin alharacas, pero con hechos...".
"El N.L. está dispuésto a facilitar el acercamiento con el oficialismo, dentro de un nuevo proceso político... ".
Desde luego, nada de lo anterior indica que Galán pudiera caer arrodillado a los pies del oficialismo, con la misma resignación de aquel bolero que dice: "Esta vez ya no soporto la terrible soledad, ya no les pongó condición, hagan conmigo lo que quieran, bien o mal". Pero sí estaría bordeando un "quizás, quizás, quizás...". Y por eso es que quizás Galán vaya a ser el próximo embajador en Washington: porque sería la forma más inmediata y decorosa de hacer un ingreso al oficialismo liberal.

El sistema no se lo esta inventando Galán. Cerca tenemos un antecedente, el de López Michelsen, que en su época ingresó al oficialismo como canciller, dejándo atrás una disidencia que lo había perfilado politicamente pero que jamas lo habría llevado a la Presidencia.

Galan haría su ingreso al oficialismo como embajador en Washington. Pero, claro, no simplemente como embajador era Washington. Este cargo ha tenido por tradición en Colombia el carácter de una pre candidatura, lo que permitiría que Galan adquiriéra un cierto caracter sucesoral, sin la responsabilidad que le exigiria un cargo en el gobierno.

Galán, como ministro, despertaria de inmediato las más feroces resistencias del oficialismo.
Pero en cambio no como embajador en Washington, pues állí no hay burocracia que repartir. Y en cambio si lo perfilaría políticamente, y lo iria matriculando en el grueso del Partido Liberal, sin responsabilidad política pero con carácter presidencial.

La Embajada de Washington le representa a Galán entrar al Partido Liberal por la puerta grande.
Pero no por la de adelante, como los ministros, sino por la de atrás.
Y le permitiría, además, mantenerse un tiempó prudente por fuera del pals, en momentos en que se hace tremendamente dificil sostener por mucho tiempo mas su ambigua posición frente al gobierno.

Claro, puede que a Galán no lo nombren embajador en Washington, o que lo nombren y no acepte. Pero no hay duda de que, como fórmula, la Embajada en Washington dejaría a Galán con maletas listas para el 90, y con la primera posibilidad reál de su carrera política de contar con los votos del oficialismo.

Como alguien decía maliciosamente, Luis Carlos Galán sera Presidente de Colombia el día en el que pueda salir a hacer campaña por Antioquia acompañadó de Guerra Serna. --