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El ‘boomerang’ de Tasmania

Va a tener algo de cómico ver al gobierno en la tarea de destruir al mismo testigo que quisieron acreditar, y que con su retractación se vuelve contra ellos.

Daniel Coronell
28 de junio de 2008

Mientras el Presidente arma la cor-tina plebiscitaria para tapar el cohecho que permitió su reelección, un escándalo –tan grave como la yidis-política, o tal vez mayor– se cierne sobre el gobierno. La retractación del paramilitar conocido con el alias de ‘Tasmania’ probaría que allegados al Jefe de Estado estarían comprometidos en un plan para desprestigiar a la Corte Suprema de Justicia y detener las investigaciones por la para-política.

José Orlando Moncada Zapata, alias ‘Tasmania’, y su vecino de celda Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Báez’, mencionan como partícipes de ese complot al hermano menor del Presidente, Santiago Uribe Vélez, y al primo del mandatario Mario Uribe Escobar, hoy detenido.

Según los paramilitares presos, los señores Santiago y Mario Uribe estarían detrás de la iniciativa contra los magistrados que investigan a los para-políticos. En ese plan habrían participado, también, el abogado de ‘Tasmania’, Sergio González, y el narcotraficante Juan Carlos Sierra, alias el ‘Tuso’, recientemente extraditado por orden del gobierno.

Casualmente, el hermano del Presidente es vecino de finca del abogado Sergio González en La Unión (Antioquia), y el ex senador Mario Uribe ha tenido negocios de tierras con el ‘Tuso’.

De acuerdo con la versión de ‘Tasmania’, por instrucciones del abogado González, firmó una carta dirigida al presidente Uribe donde aseguraba falsamente que el magistrado auxiliar de la Corte Iván Velásquez le había ofrecido beneficios para que implicara al mandatario –de manera igualmente falsa– en un atentado contra un jefe paramilitar, cometido en el año 2003.

A cambio de la declaración, el ‘Tuso’ ofreció, entre otras cosas, darle una casa a la mamá de ‘Tasmania’.

La carta de ‘Tasmania’ no fue enviada por correo a su destinatario en la Casa de Nariño. No tiene ningún sello de radicación porque no entró por los canales usuales.

El presidente Uribe recibió el mensaje de manos de la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, quien había enviado a Itagüí agentes secretos de la entidad a recoger la misiva. Ella dice que los detectives ejecutaron la labor de mensajería por tratarse de un tema de seguridad del Estado, encargado por el Secretario General de la Presidencia. Y Bernardo Moreno afirma que la mandó a traer porque alguien le avisó por teléfono que una correspondencia determinante estaba en esa cárcel. Él recuerda claramente la importancia de la carta, pero –curiosamente– ha olvidado quién fue la persona que llamó a advertirlo.

Una movilización estatal de ese tamaño es por lo menos exótica para transportar la carta de un reo al Presidente de la República.
El gobierno usó localmente la carta en función de deslegitimar el proceso de la para-política, mientras en Estados Unidos reclamaba las investigaciones como un resultado de la seguridad democrática.
El Jefe de Estado le atribuyó total credibilidad a ‘Tasmania’ porque “se ratificó en la Fiscalía”. Su nombre ingresó a los comunicados de la Casa de Nariño y pronto se empezó a hablar de un “magistrado manipulador montando una maniobra contra el Presidente”.

Súbitamente ‘Tasmania’ era un bandido creíble. Incluso lo pusieron a dar una entrevista radial a Vicky Dávila, cuyas respuestas leyó sin apuro de un papel porque –según él dice ahora– el cuestionario había sido preparado minuciosamente por el abogado Sergio González.
Por eso va a tener algo de cómico ver al gobierno en la tarea de destruir al mismo testigo que quisieron acreditar, y que con su retractación se vuelve contra ellos.

Tal vez lo traten como a Yidis Medina quien, según la versión oficial, ha sido una hampona antes y después de su paso por el Congreso, pero tuvo un único momento de lucidez ética cuando “desinteresadamente” alzó su mano para aprobar la reelección.
O tal vez tengamos que votar otro referendo para borrar estos hechos.