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El debate electoral norteamericano

La contienda electoral que ya inició en Estados Unidos pondrán de manifiesto las debilidades del republicano George W. Bush y la capacidad de los demócratas de desprestigiar al reelegible. Así lo asegura Gustavo Puyo, experto en relaciones internacionales.

Semana
26 de enero de 2004

A pocos meses de realizarse las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, la carrera para alcanzar la Casa Blanca inicia con una serie de debates que giran en torno a los temas que desde el lado demócrata ponen sobre el tapete los precandidatos de este partido en las diferentes elecciones primarias, pero que de otro lado de la arena el candidato republicano y Presidente de los Estados Unidos también tendrá que tener en cuenta para lograr la reelección.

El hecho es que las debilidades que ha mostrado el gobierno de George W. Bush sirven para fortalecer el discurso de los precandidatos demócratas y que los aciertos de la actual administración serán mostrados como grandes logros del pueblo norteamericano, que tiene la última palabra.

Por esta razón, la campaña Bush hará énfasis en la lucha contra el terrorismo, principal amenaza del interés norteamericano, justificando constantemente la intervención de los Estados Unidos en Afganistán e Irak, insistiendo en que se llegará hasta las últimas consecuencias para preservar la libertad, justificando así el desvío de recursos para el mantenimiento de las tropas en Irak y los más de 500 muertos que hasta el momento deja la intervención en este país.

El manejo de la política exterior norteamericana en la campaña Bush puede verse como una fortaleza frente a cualquiera que sea su contendor, al resaltar la independencia que los Estados Unidos mantienen frente al resto del mundo para el manejo de asuntos de interés norteamericano.

Sin embargo, el electorado norteamericano es particularmente sensible al manejo de la economía (una de las debilidades de la campaña para la reelección de Bush padre) y este tema ocupará en la campaña del presidente un lugar destacado. En el informe del estado de la Unión, Bush defendió los recortes temporales de impuestos argumentando que estos estaban sacando al país de la recesión en la que se encontraba pocos meses atrás. A esto se le agregará el debate sobre el desempleo, que será seguramente una de las banderas de cualquiera que sea el candidato demócrata, en tanto que en los tres años que lleva la administración actual han desaparecido tres millones de empleos.

Ligada al debate sobre el empleo se encuentra la discusión suscitada por las posibles reformas a la ley de migración, que sin ser una amnistía para los inmigrantes ilegales, ofrece a estos la posibilidad de trabajar legalmente por un periodo de tiempo determinado. Como tema de campaña, tanto demócratas como republicanos intentarán a través de este debate ganar el voto hispano.

Otras minorías empezarán a jugar un papel que puede ser decisivo al final de la campaña. La declaración en contra del matrimonio de parejas del mismo sexo que hizo el presidente Bush en su discurso del estado de la nación, su postura enfrentada a la de su contendor demócrata (independiente de quien sea) frente a temas como el aborto, polarizarán a algunos sectores del electorado norteamericano.

Temas como salud, educación y bienestar social serán tenidos en cuenta a lo largo de la campaña ya que podrán ser decisivos en una justa que podría llegar a ser bastante cerrada.

Hasta el momento, algunos temas que serán de particular interés en el debate electoral no han sido introducidos ni en el discurso del presidente Bush ante la nación ni en los debates de las elecciones primarias del partido demócrata. El libre comercio y la protección de la producción norteamericana (temas ligados a la problemática del empleo), procesos de integración y en general la problemática de América Latina serán temas que se irán introduciendo paulatinamente en las campañas de los candidatos y que serán importantes para capturar el voto de industriales, sindicalistas y latinos.

El debate ha iniciado y no se conoce quién será el opositor a la campaña de Bush por parte del partido demócrata, ni los planteamientos que éste haga a la opinión pública norteamericana, razón por la que es prematuro señalar un posible ganador en las elecciones de noviembre próximo. Lo que se puede decir es que hasta el momento, Bush se perfila con grandes opciones para la reelección al gozar de un alto índice de popularidad en el pueblo norteamericano y ser el único aspirante oficial a ocupar la presidencia de los Estados Unidos.

Quedan cerca de diez meses para las elecciones presidenciales de los Estados Unidos y dependiendo del carisma del candidato demócrata, de los planteamientos que tenga frente a la problemática norteamericana, del manejo de la coyuntura que haga la actual administración y de un gran número de variables que inciden en el electorado americano, los índices de preferencia del electorado norteamericano cambiarán. Aunque Bush tiene grandes posibilidades de ganar las próximas elecciones, solamente hasta noviembre se sabrá quién será el próximo presidente de los Estados Unidos.

*Director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana.

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