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EL GOBIERNO DE PARTIDO Y LA SUERTE DE LOS FUNCIONARIOS

Semana
14 de julio de 1986


Ha dicho con razón SEMANA, que tanto para efectos de la oposición conservadora como para el propósito de desmontar el célebre parágrafo del artículo 120 se "requeriría la incorporación masiva a la carrera administrativa", de los empleados públicos.

La revista tiene razón. El sistema del botín, o lo que es lo mismo, la institución del libre nombramiento y remoción de funcionarios administrativos es, al lado de los llamados auxilios parlamentarios y del famoso parágrafo, el obstáculo más notable hacia una sociedad política y democráticamente más avanzada.

Eliminar el Spoil System ha sido, sin embargo, una vieja aspiración. Ya desde 1848 Ezequiel Rojas escribió en frases lapidarias: "Quiere el partido liberal que no se deje al Poder Ejecutivo la facultad dictatorial para remover empleados...

Quiere muy especialmente el partido liberal que al conferir los destinos públicos sólo se tenga en mira el buen servicio de la sociedad, que se atienda especialmente a las aptitudes, capacidades y probidad que se tengan para desempeñarlos. Conferir destinos en recompensa de servicios personales, para premiar un voto a favor de alguna persona, es desmoralizar la sociedad; es un crimen. Conferirlos por dar renta a las personas pobres, cuando no hay aptitudes y tal vez falta de probidad, es prevaricar, es ejercer actos de beneficencia con los bienes ajenos. La sociedad paga sus servidores: tiene derecho a que se le sirva bien, porque de ello depende su prosperidad y bienestar: debe, pues, emplearse a los hombres que puedan prestar buenos servicios con fidelidad, sea cual fuere el partido político a que hayan pertenecido o pertenezcan". Compartimos esa posición y creemos, con fundamento en su hoja de vida y en recientes documentos que es la del presidente, doctor Barco. ¡ Enhorabuena! Porque son muchas las víctimas del arbitrario nombramiento. Entre ellas el Congreso, los trabajadores, la clase política, la democracia.

¿De qué manera el Congreso es víctima del Spoil System? Como es bien sabido, la carrera política de los parlamentarios depende de los puestos que logren conseguir. Como bien lo señala SEMANA: Para hacer política, se necesitan puestos. El que más puestos tiene es el que tiene más votos. El que pierde sus puestos pierde sus votos . Pero resulta que los nombramientos los hace el gobierno. Los congresistas, y a través de ellos el Congreso, están por esta razón potencialmente en sus manos. Parlamentario a quien ministros gobernadores, alcaldes, gerentes de institutos descentralizados, no le nombren amigos o no les den a éstos contratos, es parlamentario que no vuelve. Ese inmenso aparato burocrático de carácter nacional, departamental y municipal no es pues una arma del Parlamento frente al gobierno, sino un instrumento del Ejecutivo que le permite obtener la voluntad del Congreso. Se rompe así en la práctica la separación en las ramas del poder público. A ello contribuyen con igual eficacia los auxilios parlamentarios; pues, al fin y al cabo es el Ejecutivo, y solamente él, quien puede incluir las partidas correspondientes en el presupuesto nacional. (Arts 208 y 211 C.N.). De ahí que podemos decir enfáticamente que ellos existen porque el gobierno lo quiere; y sólo son pagados si así lo determina el gobierno, y sólo querrá hacer todo esto en la medida de la obsecuencia parlamentaria. Recordemos que el gobierno, después de incluidos en el presupuesto, tiene la posibilidad de contraacreditar las partidas de auxilios parlamentarios sin intervención del Congreso, durante siete meses al año. (A. 212 C.N.). Los teóricos de la separación de los poderes nos enseñaron que estos dos no deben estar en las mismas manos: demasiado peligroso para la libertad", y para los derechos humanos, agregamos nosotros.

En la Constitución alemana de Weimar y en la actual Constitución italiana se puede leer en su articulado que los funcionarios son servidores de la comunidad y no de un partido. En Colombia el principio podría enunciarse así: los empleados son ante todo servidores de quien los hace nombrar. Mediante la recomendación del padrino, el funcionario ingresa a la administración, por él se sostiene de ella. Saldrá el día que le quite su respaldo. Su estabilidad depende de su lealtad al jefe político tal como este la entienda y no de su consagración al trabajo o eficiencia. Son una especie de nuevos esclavos, de los cuales a veces se abusa.

Decíamos también que el libre nombramiento y remoción de funcionarios es una de las causas del desprestigio de la clase política. Es bien sabido que quienes se dedican a dicha actividad y llegan al Congreso son en su inmensa mayoría personas de importante formación intelectual que tienen además gusto por el estudio de los problemas públicos. Esa es su vocación, esa debería ser su tarea. Hoy están condenados, para sobrevivir políticamente, a abandonar en parte estas preocupaciones para andar en unos casos dando órdenes de nombramientos, y en otros implorándolos. El sistema los arruina. Es una de las maneras de distraer la atención del parlamentario del análisis de los problemas nacionales. Luego se les critica. Son pocos quienes se ponen a pensar en la manera como esa institución los obliga a esos menesteres. Mientras tanto, aumenta la concentración de la riqueza y con ella la concentración del poder, y se extienden los cinturones de miseria, se agravan los problemas sociales y de servicios públicos y el país se descuaderna en medio de la corrupción, la violencia y el terrorismo. La clase política pierde peso y prestigio en el panorama nacional, y su vacio es llenado por fuerzas que no tienen su origen en la voluntad popular. El Spoil System monta definitivamente la vida política sobre presupuestos que conducen necesariamente al debilitamiento de la democracia.

La idea de la incorporación masiva me gusta. Pero no sólo de los funcionarios a nivel nacional sino también departamental y municipal. En ello están comprometidos los derechos de las minorías a estos niveles, y la paz pública, sobre todo en las regiones donde el casi único empleador es la nación, el departamento o el municipio. El despido de los funcionarios administrativos, pertenecientes al partido de oposición ya llevó una vez a la violencia. ¿Por qué arrojar a esa hoguera a departamentos, municipios, y todo por no escalafonarlos en la carrera administrativa?

De la misma manera que quienes siguen la carrera de las armas son profesionales de la milicia, o quienes se dedican al servicio exterior tienen por profesión la diplomacia, la del funcionario público es una profesión que requiere cierta estabilidad. Hacer, pues, del empleado un profesional de su oficio, es una meta de carácter social. Para lograrlo, yo mismo propongo la misma fórmula de la incorporación masiva hace 6 años (ver la revista La Tadeo, noviembre de 1980, pág. 8).

La suspicacia da para sospechar que en el futuro los funcionarios de un partido podrían utilizar su estabilidad para sabotear al gobierno del partido contrario. Yo personalmente no abrigo ese temor. Pienso que no debiéndole su posición a un partido sino a las instituciones, no se sentirían muy tentados a correr el riesgo inútil del despido. Con su conducta irregular no tendría nada que ganar y si mucho que perder. De todas maneras, no se puede descartar tal posibilidad y de allí que deban preverse medidas para evitarlo.

La oposición conservadora que se anuncia, el desmonte de la "adecuada y equitativa participación", y la carrera administrativa se traducirán en un fortalecimiento de la democracia.

¿Cuál será el futuro de todas estas ideas? Imposible saberlo. Como dice un viejo refrán del antiguo reino de Ashanti: Nadie puede escribir la historia de la próxima aurora" .

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