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EL LIBRO DE PLINIO

Semana
30 de junio de 1997

Que el 'gancho' del último libro de Plinio sea el de revelar la historia secreta de una mujer de la alta sociedad colombiana, cuya madre fue en realidad una conocida cabaretera, sí que produce lectores. El mismo lo debió planear así, puesto que los abrebocas que publicaron los periódicos y revistas, supongo queescogidos y autorizados por el propio autor, fueron precisamente los pedazos de la novela que tienen que ver con la leyenda de esta mujer, que hasta hoy en Bogotá apenas se comentaba en voz baja, con cautela, como algo que se decía que era verdad pero que nadie tenía manera de confirmar. Sigue siendo así, después de la novela de Plinio. No se sabe a ciencia cierta si se está leyendo ficción o realidad. Pero por desgracia, no deja uno de olvidar que revelar la historia de esta mujer, si es que resulta cierto su oscuro origen, y por más noveladamente que la esté contando Plinio, es una grave infidencia. Proviene de un secreto que ella misma pudo haberle contado al autor del libro en la vida real, con propósitos muy diferentes a que sirviera de argumento de una novela bastante mala, que se lee con esfuerzo, y que recuerda en cada página que Plinio, definitivamente, es mejor periodista que escritor. Nuevamente, como en casi la totalidad de sus libros anteriores, el alma de la novela son trozos de la vida de alguien a los que Plinio tuvo acceso no como escritor, sino como amigo. Precisamente por contar secretos de los demás, ya en el pasado se había producido un distanciamiento de mucho tiempo entre Plinio y García Márquez, hoy por fortuna superado. Como amigo del Nobel, Plinio había tenido acceso a información privada que sirvió de material para algunos de sus libros, lo que a alguna gente, justificadamente, le parece una traición.En ese libro que ocasiona la pelea con Gabo, La llama y el hielo, son docenas los traicionados. A tal punto que el divertimiento del lector, más que las historias que el libro cuenta, consistía en identificar quién era en la vida real cada personaje de la novela. Eso, claro, tiene poco de literario y mucho de chisme. Que es lo mismo que lleva a comprar su último libro, en el que uno podría ahorrarse casi toda la lectura, si lo que uno realmente busca, como fue mi caso, es el pedazo específico en el que Plinio le mete mano a la leyenda de la señora para contarla como ella se la contó, o para escribirla como Plinio se imagina que sucedió, siendo más probable lo primero que lo segundo.Esas 20 páginas del libro en el que la señora cuenta la historia de su origen son lo único entretenido que tiene para leerle. Solo que lo deja a uno con la sensación de que si esta historia fue verdad, Plinio cometió una canallada al convertirla en novela, así se tome el trabajo de disfrazar al máximo a sus protagonistas, bajo nombres supuestos y detalles de sus vidas que no coinciden con la realidad: el primer esposo de la señora no es en el libro un pintor sino un playboy centroamericano y el papá de la señora no es un político famoso, sino un multimillonario costeño.Distinto de esto, el libro es igual a los anteriores, en el sentido de que su protagonista central es Plinio con un nombre distinto. Al igual que los Plinios de sus otros libros, el Plinio de éste también es exitoso con las mujeres, casi un seductor nato. Piensa en eso siempre: en mantenerse el mayor tiempo posible en posición horizontal con ellas.Se toma vino (blanco, claro. Helado, claro) y champaña a todo lo largo de sus 490 páginas. Se come mucho caviar. Se bebe mañana, tarde y noche lo que haya, pero se alardea mucho con el dry martini (con aceituna, claro).Como en sus novelas anteriores se habla mucho francés. Mucho. Casi que en cada frase hay que soltar una palabra francesa, un verso francés o una calle de París. Claro, es que la novela transcurre en París, como otras novelas de Plinio, que como siempre se refieren a episodios de su vida, tienen que transcurrir en París porque el autor vivió allí, como toda Colombia lo sabe, algunos años atrás. Demasiados, para efectos de la frescura argumental de sus novelas. Porque son pocos los restaurantes, los hoteles o las calles de París que se escapan de ser manoseados por sus argumentos. Y ya, a fuerza de leer la vida de estos Plinios en París en libros diferentes, termina uno por aburrirse definitivamente de Plinio. en este libro sí que es obvio: porque mientras la otra protagonista, Claudia, la señora de la leyenda, lo mantiene a uno interesado en su historia que pudo haber salido de la vida real, todos los cuentos de Manuel, el Plinio de este libro, y los detalles de sus conquistas femeninas, son tremendamente aburridos, precisamente por el mismo motivo: es probable que también hayan sido calcados de la vida real.Pero sí hay que reconocer que el autor le hace un gran favor a la señora de la leyenda, Claudia en el libro. El lector de esta novela queda rendido de admiración por esta señora, no Claudia sino la de la vida real. Porque si es verdad que esa es su vida, si es cierto que su verdadera madre fue una cabaretera, si es verdad que los primeros cinco años de su vida fueron tan difíciles, que no tenía amigas, que no tenía juguetes, que no iba al colegio por miedo al rechazo y que su madre, en un acto de amor, la entregó a la custodia de su padre, el político famoso, para que la salvara de un destino semejante al del cabaret, si todo eso es verdad, esta señora, que ha llegado a donde ha llegado y hoy es quien es, esta señora, es una mujer increíble.

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