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EL METRO

Antonio Caballero
12 de abril de 1999

Hace dos o tres semanas pregunte en esta columna por qué el Metro de Bogotá va a resultar (si
es que por fin se hace) el más caro del planeta. Y el director del Proyecto Metro de la Alcaldía Mayor,
doctor Darío Hidalgo, me escribe contestándome que no: que hay otros que cuestan todavía más.Reconoce
que el "costo estimado"......(y pido aquí un paréntesis: "costo estimado" no incluye, por supuesto, los
sobrecostos habituales de todas las obras públicas que se han emprendido a lo largo de la historia de
Colombia. El costo real del Metro de Medellín fue unas cinco veces superior al 'costo estimado', y faltan
todavía demandas por varios cientos de millones de dólares. Cuando se construyeron hace dos siglos y
medio las murallas de Cartagena, el rey de España se esforzaba por divisarlas desde la ventana de su palacio
en Madrid suponiendo, con razón, que si le costaban tanto tenían que verse de muy lejos: pero era solo
porque el 'costo estimado' había sido estimado en la centésima parte del costo real)....que el "costo
estimado" (104 millones de dólares por kilómetro) "parece alto en comparación con los buenos ejemplos" de
Bilbao (21 millones) o de Madrid (25); pero "palidece en comparación" con los de Hong Kong (297 millones) y
West Rail (475), y "es comparable con los costos" de los de Singapur, Toronto y San Francisco. Y,
según el doctor Hidalgo, "en cuestión de costos es importante resaltar que existen demasiados
componentes particulares a cada Metro".No lo dudo. Pero también existen demasiados componentes
particulares a cada ciudad. El salario de un obrero en Bogotá, por ejemplo, es 20 veces inferior al de un obrero
de Hong Kong. ¿O es que está previsto traer mano de obra de Hong Kong para construir el Metro? Y un
conductor de bulldozer madrileño cobra 10 veces más que su equivalente bogotano: pero allá el costo de la
obra final fue cinco veces menor que el costo 'estimado' de la de aquí. ¿La maquinaria, la tecnología?
Llevan 10 años diciéndonos que la globalización de la economía hace que cueste lo mismo una excavadora en
Singapur que en Soacha. ¿El refinamiento arquitectónico? Hombre: las estaciones subterráneas del metro de
Bilbao fueron diseñadas y construidas por el arquitecto británico Norman Foster, que es hoy en día el que más
cobra en el mundo. ¿La geología? Sin duda es un "aspecto crítico", como me lo señala el doctor Hidalgo.
Pero, caramba, al fin y al cabo el modesto Metro previsto para Bogotá va por lo plano, y casi todo en
superficie: no puede dar tanta brega geológica como perforar un túnel bajo la bahía de San Francisco o bajo el
lago Ontario, en Toronto. Por muchas dificultades que tenga la construcción de una carrilera de norte a
sur en Bogotá, incluyendo los pleitos, me niego a creer que resulte tan costosa.Sí, yo sé que en Bogotá todo
cuesta mucho más que en cualquier otra ciudad del mundo. Pero sólo me lo explico por el afán desmesurado
de lucro. Pongo ejemplos, referidos al sector privado. Un cuarto de hotel en Bogotá sobre el tráfico de la carrera
Séptima cuesta lo mismo que el cuarto, tres veces más espacioso, dos veces más alto, 10 veces mejor
atendido por camareros que reciben un sueldo 15 veces superior al de sus colegas bogotanos, del mejor
hotel de Venecia, sobre la laguna. Un almuerzo en el mejor restaurante de Bogotá cuesta tal vez el doble
(pidiendo las mismas cosas) que en el restaurante más caro de París. (Y, de paso, ¿por qué en Bogotá una
botella de vino cuesta 10 veces más en un restaurante que en una tienda, cuando en París sólo cuesta el
doble?) Hacer mercado en Manhattan (huevos, leche, verduras, carne, arroz, azúcar) no sale ni en la mitad de
lo que cuesta en un supermercado bogotano: alguien me señalaba una vez, hace ya años, que para hacer
mercado en Bogotá en un famoso supermercado cuyo nombre omito era necesario ser por lo menos
parlamentario o narcotraficante.Sí, todo sale muy caro en Bogotá, más caro que en cualquier parte. Y es a
causa del desaforado afán de lucro. Pero ¿quién se lucra con la obras públicas, que pagamos entre todos los
ciudadanos? Yo creo que el secreto del costo descomunal del Metro de Bogotá está ahí (como lo estuvo,
para no irnos muy lejos, el del Metro de Medellín): alguien se lucra con él desproporcionadamente. Por
eso, aunque le agradezco mucho su amable carta al doctor Darío Hidalgo, jefe del Proyecto Metro de la
Alcaldía Mayor, me gustaría que me diera más detalles.