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Marco Tulio Gutiérrez

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El secreto médico y las justas causas para revelarlo

Surge un complejo debate desde el punto de vista legal. Será posible revelar los detalles de una historia médica cuando en ella se encuentra una circunstancia que puede terminar una negociación contractual, ¿hasta qué punto se puede hablar de una justa causa de revelación de información?

2 de marzo de 2021

La situación es la siguiente: imagínese que usted tiene la posibilidad de ingresar a un nuevo trabajo, una oportunidad que va a cambiar su vida para siempre, un muy buen salario, bonificaciones mensuales, beneficios económicos, carro con chofer, viajes, reconocimiento etc. Se trata de esa oportunidad irrepetible que llevaba esperando por muchos años, ahora bien, imagine que dicha posibilidad laboral depende totalmente de un dictamen médico-legista, en el que se va a valorar su salud, la cual, aparentemente, no presenta ningún quebranto. En su conciencia está la absoluta certeza que si algo llegará a salir mal, jamás sería por cuenta de un problema médico, sin embargo, súbitamente, se le notifica que no solo su salud no está bien, sino que por el contrario, padece una patología que incluso podría causarle la muerte, ahora, imagínese que dicha noticia, que además solo le incumbe a usted, por ser usted el dueño y único doliente directo de su salud, fuera ventilada en público, es decir, que miles de personas en su entorno laboral; pares, colegas y competidores conocieran dicho insuceso, y que esta información haya sido difundida directamente por conducto de quien iba a ser su empleador. Ese drama, lo vive actualmente un jugador de Millonarios F.C, se trata de Andrés Felipe Román, tal vez uno de los laterales más destacados del rentado nacional, que valga la pena decirlo, no por mi condición de hincha del azul hago tamaña afirmación, sino porque realmente este joven jugador venía ganándose con sudor, esfuerzo, la perenne condición de titular del cuadro embajador. Román, que debutó de la mano del profesor Miguel Ángel Russo en 2017, pese a su temprana edad, es uno de los privilegiados jugadores de la historia azul en haber levantado dos trofeos con Millonarios, los títulos de liga 2017 II y Super Liga 2018.

El nivel que venía mostrando el joven lateral fue suficiente para que a principios de febrero de este año el profesor Reinaldo Rueda, lo convocara para el primer microciclo de la Selección Colombia de mayores, el jugador demostró su calidad y poco a poco, su nombre empezó a figurar en el radar de las transferencias internacionales, al punto que Boca Juniors, ese gigante bonaerense, eterno protagonista del fútbol latinoamericano, el equipo de los amores de Diego Armando Maradona, se fijó en el joven bogotano, y cerraron una negociación para que Román luciera los colores Xeneizes, sin embargo, cuando todo estaba listo para que el jugador pusiera la rúbrica en el millonario contrato, en lo que seguramente seria su oportunidad de catapultarse al Viejo Continente para consolidarse como un futbolista de talla mundial, ocurrió lo impensable. El cuerpo médico de Boca Juniors, después de realizar los diagnósticos clínicos de rigor, dictaminó que el lateral no había pasado los exámenes médicos y aunado a ello, informaron a la opinión pública que el jugador padecía de miocardiopatía hipertrófica progresiva, razón por la cual se rompía la negociación.

Con una sola notificación, en cuestión de segundos, en un solo instante, la vida de Andrés Felipe Román cambió para siempre, digamos que lo menos importante, el negocio con Boca, no se dio, pero lo que sí resulta absolutamente prioritario es la angustia y dolor que representa para un atleta de alta competencia tener una afección cardiaca, y más, en el fútbol profesional en el que trágicos sucesos han teñido de dolor ese deporte, precisamente en un partido contra la Selección Colombia, durante la copa confederaciones 2003, el camerunés Marc-Vivian Foé, al minuto 72 del partido, falleció a casusa de un infarto fulminante.

Sin embargo, detrás de todo este lamentable suceso, consideramos que más allá de la incuantificable angustia del jugador, está el verdadero problema desde el punto de vista jurídico, pues a toda luz, la ética médica habla de un axioma irrefutable; el secreto profesional. En nuestro contexto legal, el articulo 37 de la Ley 23 de 1981, establece: “Entiéndese por secreto profesional médico aquello que no es ético o lícito revelar sin justa causa. El médico está obligado a guardar el secreto profesional en todo aquello que por razón del ejercicio de su profesión haya visto, oído o comprendido, salvo en los casos contemplados por las disposiciones legales.” Así mismo, la Corte Constitucional en fallo C-264 estableció la inviolabilidad del secreto médico consignado en la historia de cada paciente; “la historia clínica, su contenido y los informes que de la misma se deriven, están sujetos a reserva y, por lo tanto, sólo pueden ser conocidos por el médico y su paciente. Sólo con la autorización del paciente, puede revelarse a un tercero el contenido de su historia clínica.” En este entender, las condiciones propias de salud de cada individuo son absolutamente privadas y hacen parte del fuero interno del paciente y para que estas puedan exteriorizarse están soportadas en la voluntad de la persona tratada o en circunstancias que puedan ser consideradas como justas causas, las cuales se supeditan a las siguientes circunstancias; lo que estrictamente le concierne al paciente; la información revelada a los familiares del enfermo, si la revelación de dicha información es útil al tratamiento; a las autoridades judiciales o de higiene y salud, en los casos previstos por la ley, así las cosas, el debate debe centrarse sobre la inobservancia de estas disposiciones por parte del cuerpo médico de Boca después de los resultados que inicialmente dieron el fatídico diagnóstico de la presunta miocardiopatía hipertrófica progresiva. ¿Era necesario que el club argentino anunciara en sus redes sociales que cuentan con millones de seguidores alrededor del mundo, una situación tan delicada, pero a su turno tan íntima?, desafortunadamente en este mundo de las transacciones de futbolistas, tornan a estos seres humanos en mercancía, en activos materiales en donde aparentemente no hay cabida para los sentimientos, ¿será que en este caso lo correcto no era hacerle un seguimiento más a fondo al complejo asunto médico?, haber buscado segundas opiniones. Incluso, una semana más tarde la Clínica Shaio de Bogotá refutó totalmente el dictamen emitido por el cuerpo médico de Boca.

En este entender, extendemos todo nuestro sentimiento de solidaridad a Andrés Felipe y su familia, estamos seguros de que dentro de poco, lo tendremos de regreso vistiendo los colores de sus amores, así mismo, un reconocimiento a la grandeza y siempre gallardía del profesor Miguel Ángel Russo, quien en momentos tan complejos acompañó al jugador. Igualmente, nuestro afecto a la dirigencia, cuerpo técnico y jugadores de Millonarios, quienes han estado ahí desde la llegada al país, hasta en los momentos más difíciles por los que ha atravesado Román.

Como hincha de Millos, no podíamos dejar pasar esta oportunidad, sin embargo, es una circunstancia que no se puede repetir en ningún jugador de cualquier otro equipo de fútbol, tal vez los señores de Boca Juniors no pensaron que tras un contrato de varios millones de dólares hay una persona, con sueños, con ilusiones, con tristezas y decepciones, que, tras ese jugador hay una familia, hay unos seres queridos. Es claro que la dirigencia de Boca Juniors, al momento de emitir una comunicación de esta naturaleza sin el suficiente rigor científico, pudo condenar para siempre la carrera de un talentoso atleta.

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