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El TLC y las prácticas desleales

Ricardo Buitrago analiza las barreras desleales que seguramente le impondrá Estados Unidos a Colombia una vez se apruebe el texto final del TLC

Semana
8 de julio de 2006

A propósito de la inminente aceptación de Colombia a las modificaciones a los textos del TLC (que aún la opinión publica no conoce), surgen nuevos interrogantes sobre la forma como los acuerdos fueron negociados. En una entrevista realizada al jefe del equipo negociador, éste manifestaba la “dificultad” de establecer acuerdos y tener claridad sobre lo que se negociaba y los resultados finales de esas negociaciones. Así las cosas, ¿qué tranquilidad pueden tener los sectores “beneficiados” y los “perjudicados” respecto a los impactos reales del acuerdo en nuestra economía?

Si bien es cierto que, en general, la apertura comercial resulta ventajosa para los consumidores y que puede mejorar la eficiencia de la economía creando un esquema económico más competitivo, también puede generar situaciones de peligro para la producción nacional cuando aparecen en el mercado lo que se conoce como “prácticas desleales del comercio internacional”.

Son relativamente pocas las empresas, a excepción de las más grandes, que conocen las disposiciones del GATT/OMC sobre prácticas de dumping (venta de productos en mercados externos por debajo del costo de producción en el mercado local) y subsidios externos (a la producción, comercialización y exportación). Un significativo porcentaje de empresas dice haber enfrentado el dumping y los subsidios externos, que debilita su posición competitiva (aunque pocas lo hayan denunciado); otras empresas reportan el contrabando. Los efectos mayores de estas prácticas son la reducción del margen de ganancia, la caída de los precios y una sensible pérdida del mercado interno. ¿Qué países han aplicado este tipo de subsidios en sus procesos de producción o comercialización? ¿Quiénes practican el dumping? El listado es interesante: Estados Unidos, Unión Europea, Australia, Japón, China, Rusia, Singapur, Vietnam, Taiwán, México y Brasil.

Este listado confirma lo que claramente aparecía en las cumbres de la OMC. Son pocas las empresas que han denunciado estas prácticas desleales en los mercados interno y externo, en razón de la complejidad de estos procesos, los costos del monitoreo, las ineficientes y burocráticas oficinas públicas, la falta de personal calificado en el sector gubernamental y el marco jurídico e institucional inadecuado.

El libre comercio internacional no sólo pone serios obstáculos al ingreso de nuestras exportaciones, sino que además está reduciendo el campo del mercado interno a nuestras empresas. Hoy día se agregan otras barreras desleales que está imponiendo el gobierno de Estados Unidos: las medidas sanitarias y fitosanitarias, a las que se agrega la nueva normativa “en materia de bioterrorismo”.

El acceso al mercado de los Estados Unidos exige el cumplimiento de normas sanitarias rigurosas (etiquetado, aditivos, residuos de plaguicidas, control de procesos, entre otros), principalmente en productos para el consumo humano. En la práctica, dicho país ha convertido las Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) en barreras que restringen el ingreso de la producción colombiana hacia su mercado. Estados Unidos exige para el reconocimiento de equivalencia del estatus sanitario de los países, el cumplimiento de rigurosas normativas elaboradas y administradas por ellos mismos, dándoles un amplio margen de discrecionalidad en cuanto al cumplimiento de plazos, inspecciones y, finalmente, en las autorizaciones. En reiteradas ocasiones estas normativas constituyen obstáculos técnicos al comercio (OTC).

De igual manera, se debe prestar particular atención a la nueva normativa en materia de bioterrorismo de parte de EE. UU., con el fin de evitar que esta legislación se constituya en una barrera técnica al comercio, que introduzca nuevos requisitos que de forma injustificada traten de encarecer y/o complicar los procesos de exportación de Colombia.

Las otras prácticas desleales

La tradición del realismo político sostiene que los estados débiles, en ausencia de los recursos económicos y militares que constituyen el poder en el sistema internacional, obedecen a los deseos de poderes hegemónicos porque, de otra forma, se acarrearían sanciones económicas o militares de la contraparte. Los Estados débiles, entonces, reflejan los intereses de otros poderes globales más que de sus propios gobiernos nacionales. Por eso EE. UU. se permite el lujo de determinar la política exterior de sus dependencias en Latinoamérica. Tal es el caso de Colombia.

Una política exterior dócil en Colombia es, por consiguiente, en pro de EE. UU. El proceso en el que los líderes colombianos subyugan sus propias preferencias puede tomar una de tres formas generales. Primero, la obediencia puede responder a la presión abierta, amenazas, o promesas de EE. UU. Segundo, se puede reaccionar a sanciones implícitas o premios que, se supone, EE. UU. puede generar. Tercero, los policymakers colombianos pueden cumplir meramente porque las estructuras económica y política internacionales favorecen los comportamientos del país dominante. Por ejemplo, la estructura de la crisis de la deuda externa ha puesto ciertas demandas a los deudores latinoamericanos. La necesidad de divisas para el pago de importaciones hace necesario los aumentos en las exportaciones y la inversión extranjera. Decisiones de política orientadas a propiciar estos aumentos favorecen a EE. UU. ya que ese país puede desarrollar sanciones económicas o vetos comerciales.

¿Qué esperar?

Ya los gremios agrícolas se han pronunciado y han manifestado su preocupación frente a la debilidad en la defensa de los intereses nacionales. Los otros sectores que no han hecho sus pronunciamientos ¿estarán totalmente seguros de los beneficios que obtendrán? O también estarán montados en el imaginario colectivo de los ríos de leche y miel que correrán por nuestro país después de la ratificación del TLC.

Una vez más, esperar a que el gobierno norteamericano tome las decisiones y nos informe qué es lo que debemos hacer en materia de política comercial, exterior e interna.

* Consultor Internacional y Docente Universitario