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Periodistas desechables

El trabajador periodista en los medios, el carga-ladrillos, el lleva-y-trae noticias, en muchos casos anónimo, siempre ha sido un tema tabú; de su situación y condición laboral poco se habla, es como si fuera una especie de otro planeta a quien no se le permite, ni siquiera, ejercer el derecho constitucional a sindicalizarse para hacer respetar sus merecimientos laborales.

Javier Gómez, Javier Gómez
27 de agosto de 2019

Pues bien, por qué hago este relato; por la siguiente razón: la semana anterior la periodista y presentadora Mabel Lara, puso el dedo en la llaga y denunció vía Twitter que “este año van 700 periodistas que salen (echados) de los medios de comunicación tradicionales en Colombia. El debate es gigantesco y los periodistas que se quedan en las salas de redacción, dicen estar “mamados trabajando el doble”. 

No se trata de una denuncia novedosa, es una práctica secular en los medios de comunicación dominantes y el gremio, inexplicablemente, calla. Nadie, ningún periodista denuncia o revela  los desafueros que a diario se le imponen, tampoco es de hablar sobre la precarización laboral manifiesta en contratos basura que no tienen una duración superior a los tres o cuatro meses. Una práctica sistemática de la cual el propio Estado es cómplice; desde que implantó la tal flexibilización laboral, mira para otro lado. 

Además de la denuncia, resultó interesante el hilo de conversación en la red social en el que la gente no dudó en recomendar acciones como el derecho a la sindicalización para garantizar el respeto laboral y evitar esos despidos masivos sin justificación alguna; sin embargo, esa posibilidad es una quimera en un gremio ausente de unión, solidaridad y organización, lo que se traduce en un silencio cómplice u obligatorio; es como si los periodistas se autocensuraran. 

Se tragan el sapo sin hacer ningún gesto, acción contraria a lo que exige la profesión, que implica cuestionar a fondo, justamente, las injusticias. Se desconectan de la realidad que a diario transmiten como si no cayeran en cuenta de que también dependen de un salario que favorece, igualmente, a su entorno familiar. No son conscientes de que esas decisiones empresariales, en muchos casos arbitrarias, provocan desigualdades laborales que también tocan a la puerta y la calidad de vida se marchita. 

Lo anterior nos pide abordar otro supersticioso asunto del cual tampoco se habla: la desigualdad salarial en los medios de comunicación, realidad obscena e indecente; de jefe a reportero las diferencias son enormes. Me dicen, por ejemplo, que en el Grupo Prisa (dueños de Caracol Radio) se asombran de los salarios que se pagan en Colombia, incomparables a los que, en euros, se les paga a los periodistas-directores españoles.

Corrobora este ejemplo el ficticio mundo de bienestar y comodidad en que muelen los periodistas; es una realidad virtual construida en los medios en que trabajan la que los separa, increíblemente, de su propia verdad: la cruda realidad que a diario transmiten a sus lectores, oyentes o televidentes. 

Es hora de reclamar derechos y de bajarse de la nube del supuesto poder que les da la pluma o un micrófono; el periodista debe entender su efímera trascendencia y dejar a un lado la condescendencia; hacer periodismo es un hermoso oficio, pero al mismo tiempo es un trabajo que se sustenta en unos derechos contractuales muy particulares por los sacrificios que implica ejercerlo, hecho este que lo hace merecedor de ser pensado de otra manera en estos tiempos digitales.  

Qué paradoja, mientras la actualidad que se está construyendo en los medios de comunicación como The New York Times y el Washington Post busca fortalecer su oferta digital creciendo la planta de periodistas para mejorar la calidad de la información y de sus contenidos, la decisión de los medios de comunicación dominantes en Colombia es cerrar plazas de trabajo y precarizar las condiciones laborales de los periodistas, portadores diarios de buenas y malas noticias.

Queridos reporteros, como decía el maestro Kapuscinski, son cinco los sentidos del periodista: “estar, ver, oír, compartir, pensar”; pónganlos en práctica no solo en su ejercicio profesional, sino también para hacer valer sus derechos.   

@jairotevi

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