Empoderando a la primera línea

Uno de los temas que no fue expuesto por Petro en su campaña por la presidencia está relacionado con su interés por gobernar, apuntalándose en el violento accionar de la primera línea.

Sus pronunciamientos más recientes indican que desea ignorar las funciones del Poder Legislativo, así lo haya logrado acomodar a su lado para que aprueben a ‘pupitrazo limpio’ cualquier iniciativa que venga del Palacio de Nariño, y que ahora sea el pueblo, empujado, intimidado y provocado por los vándalos y convocado a las calles por la cabeza del Poder Ejecutivo, el que decida los cambios en la ley, sin que haya la discusión democrática que debe surtir su tránsito en el Congreso.

Temas tan complejos como la reforma al sistema de salud o la reforma al sistema pensional o la reforma política, los cuales han sido objeto de mucha crítica constructiva por parte de expertos en estos temas, inclusive militantes de diferentes orientaciones políticas, serán ‘aprobados’ a la fuerza justificando que es la voluntad del pueblo colombiano representado por ‘las multitudes’ que salgan a las calles, sin importar que estas sean obligadas a salir por las amenazas de la primera línea o motivadas por el amor al ‘50 de García Márquez’ o al ‘100 de Lleras Restrepo’.

Seguramente, la primera línea estará mejor dotada con el apoyo del exsenador Bolívar, el cual continuará siendo investigado ahora por la Fiscalía General de la Nación; ojalá no quede impune su participación.

Las debilidades del Gobierno se muestran en sus agresivas reacciones para quitarle protagonismo a la oposición; en las redes sociales se está promoviendo un paro para el 14 de febrero en contra de decisiones gubernamentales que están llevando a la destrucción del país y en respuesta, Petro invita a sus seguidores a discutir sus reformas en las calles el mismo día, buscando un enfrentamiento entre todos los manifestantes para generar el caos y justificar decisiones de fuerza para declarar una conmoción nacional o para acusar a la oposición del vandalismo que cause la primera línea, incendiando el país, para llegar inclusive a un nuevo 9 de abril. Ojalá que esto nunca vaya a ocurrir.

En muchas oportunidades se ha escuchado que Petro no está preparado para gobernar y que gran parte de sus controvertidas decisiones corresponden más a un autócrata que a lo que se espera de un estadista; entre ellas está la suspensión de exploración y explotación de combustibles fósiles en nuestro territorio, reconfirmado por la brillante ministra de minas en Davos, lo que coloca a millones de colombianos en la disyuntiva de volver a cocinar con leña, para incrementar la contaminación ambiental o utilizar el gas que se compraría a Venezuela (seguro Petro piensa que ese gas no contamina), favoreciendo posiblemente el enriquecimiento de los amigos de los dos gobiernos que servirán de intermediarios y empobreciendo a las personas más necesitadas del país, al tener que pagar unos precios muy altos por este producto de importación.

Decidir que los combustibles fósiles no formarán parte de las exportaciones colombianas implica que dejarán de percibirse los beneficios en nuestra economía por la exportación de estos productos que alcanzó la bicoca de US$19.166 millones (FOB) durante los primeros 11 meses del 2022.

Ojalá ya hayan diseñado un plan para emplear en otras actividades a las varios miles de personas que hoy trabajan en estas industrias y quedarán cesantes, lo mismo que deberá plantearse qué se va a hacer con los estudiantes que hoy se encuentran en más de 20 instituciones de educación superior del país estudiando Ingeniería de Petróleos e Ingeniería de Minas y similares a nivel técnico y tecnológico; ¿se vinculan a la primera línea para recibir un millón mensual o se van a Venezuela para contribuir en la activación de esta industria?

Colombia se encuentra cansada de la manipulación histórica de la verdad por parte de la izquierda; con gran preocupación se observa cómo cada día se cometen atropellos a la justicia, se proponen normas que en lugar de beneficiar a la población la perjudican, se manipula la ley para favorecer a los vándalos y delincuentes, se suspenden ordenes de captura y se les otorga estatus político a delincuentes, se integra un gabinete con personas que han sido vinculadas a investigaciones dentro y fuera del país, así como se posesiona a otros que no tienen idea pálida del cargo para el cual han sido nombrados; esto es lo que está desbordando la paciencia y resistencia de los colombianos.