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En gavilla contra el 7%

La gente a veces se emputa y decide castigar con su voto al maldito sistema y un 7 por ciento se puede volver una cifra de dos dígitos

Yezid Arteta, Yezid Arteta
5 de octubre de 2017

Cada vez se vuelve más difícil determinar en dónde hay mayor pobreza en Colombia: en la mesa y el vestuario de millones de desempleados, en la carreta de la clase política o en los creativos contratados por los candidatos para que les maquillen sus amenazantes rostros y discursos. Es una vergüenza que los principales aspirantes a la Presidencia no encuentren un motivo para sus campañas más allá del Partido del Común (abrevio el larguísimo nombre del partido de las Farc), un embrión de partido que, según las serpenteantes encuestas, apenas alcanza un melancólico 7 por ciento de favorabilidad.    

Mientras a la mayoría de colombianos, según las serpenteantes encuestas, les preocupa la falta de empleo (21,9 por ciento), la salud (21,6 por ciento), la corrupción (19,6 por ciento) y la educación (9 por ciento), a candidatos como Vargas Lleras, Claudia López, Rafael Nieto o Alejandro Ordóñez, entre los que me acuerdo, solo les preocupa el 7 por ciento del Partido del Común. Se me ocurren dos cosas para entender este disparatado comportamiento: carecen de propuestas para resolver los males endémicos de Colombia o sus agentes de marketing les están robando la plata.

Claudia López es una buena senadora, pero se equivoca en el debate sobre la JEP que ocurre en el Congreso, al convertir a los líderes del Partido del Común en blanco de sus ataques, y corre el riesgo de volverse una copia barata de Uribe o Vargas Lleras. Querida Claudia, los otrora poderosos partidos socialdemócratas de Grecia, Holanda, Francia y Alemania se los tragó la tierra o están en quiebra porque imitaron la política y las formas de la derecha. Los electores, por lo general, optan por un original que por una fotocopia. Colombia no es Europa, pero el abecé de la política es igual en todo el mundo. Cuando te ensañas, Claudia, contra el Partido del Común, afectas también a su eventual base electoral.

La campaña publicitaria de Cambio Radical, por otra parte, emplea un tapiz de billar como escenario para golpear y enterrar en un hoyo al Partido del Común. Si estuviéramos en un lugar que no fuera Colombia, el comercial del partido de Vargas Lleras podría tomarse como una ingeniosa pauta publicitaria, pero en un país en el que millares de líderes políticos han sido enviados al hoyo de forma violenta por defender unas ideas, la cosa toma los ribetes de un cortometraje con final macabro.

Creo que el Partido del Común debería tomarse las cosas con calma, puesto que la campaña les puede salir gratis. La mayoría de políticos pagan para que hablen de ellos. Vargas, López, Ordóñez, Nieto y alguno más, hablan de ustedes. No está mal el negocio. Dejen que sus adversarios gasten plata y tiempo hablando peste contra ustedes. Mientras, ustedes sigan hablando de los problemas reales de la gente. La gente a veces se emputa y decide castigar con su voto al maldito sistema. Quién sabe si ese 7 por ciento se vuelva con los meses en una sorpresiva cifra de dos dígitos.

El comercial de las bolas de billar de Cambio Radical y la réplica del Partido del Común me hizo recordar pasajes de El Buscavidas, el clásico filme ganador de dos Óscar, dirigido por Robert Rossen. El bar, las volutas de humo que salen de los labios de los fumadores, el whisky, el jazz, las bolas de billar que se desplazan por el paño al golpe de los tacos. Eddie ‘el Rápido’ Felson (Paul Newman), un granuja de siete suelas desafía al Gordo de Minnesota (Jackie Gleason), acreditado campeón de billar. Un relato sucio, del chico del bajo fondo, levantado entre navajazos que acaba por acorralar al infalible Gordo de Minnesota, pero al final lo deja escapar y pierde la partida. “Eddie, has nacido para perder”, concluye su amigo.

* Escritor y analista político

En Twitter: @Yezid_Ar_D

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